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La transfobia no es libertad de expresión

En todas las sociedades y culturas a lo largo de la historia hemos existido personas que no nos sentimos identificadas con el sexo y género que se nos asigna al nacer. El criterio clínico usado para dicha asignación ha sido establecido por una cultura que se fundamenta en un binario de expresión corporal y genitocentrista, estableciendo una información sobre lo permitido y prohibido a través de las normas sociales. El ajustarse a esta norma ha sido uno de los principios de la salud mental: normal, bueno o aceptado se han convertido en sinónimos de cumplir dicha norma.

Lo trans remueve los cimientos de la sociedad en la que vivimos. Obsoletos cimientos que ya no sostienen la diversidad de expresiones en que las personas nos manifestamos. Y como todo aquello que se enfrenta a lo establecido, tiene que soportar los envites de quienes no aceptan lo desconocido, lo diferente, por temor a perder la seguridad y privilegios de sus principios, de sus axiomas, reglas y normas.

No existe un país en el mundo donde de una manera sutil o más brutal, no se vulneren los derechos humanos de las personas trans. Vulneraciones que pueden concretarse en una desigualdad social; exclusión del ámbito laboral, ausencia de prestaciones sanitarias y el no reconocimiento legal de la identidad libremente sentida y manifestada. En otros, la integridad física y moral carece de protección y seguridad.

El estigma social sobre las personas trans, que nos convierte en ciudadanía de segunda, hace que no creen alerta social y repulsa las agresiones, homicidios o el fomento del odio que con total impunidad se perpetran en países como Brasil, México, Colombia, Venezuela y Honduras, en América Central y del Sur.

El fomento e incitación al odio, se disfraza de “libertad de expresión”, dejando esta de serlo, cuando se atenta contra el honor, la intimidad, identidad y dignidad de las personas.

Ante las graves manifestaciones ocurridas recientemente en México, utilizando la red YouTube para difundir mensajes de odio, transmisoginia e incitación a la violencia hacia las mujeres trans, a través de videos de los canales DoubleTrouble (“los transexuales dan asco” , “me cago en los transexuales” y “odio a los Transexuales”) y del Toloache (“las chicas trans, no son mujeres”), se inicia desde Andalucía una Campaña Internacional contra la Transfobia en México, con el fin de crear conciencia social y de hacer presión internacional para que estos mensajes de odio y violencia sean condenados y sancionados por las instancias que deben velar por la igualdad y prevenir de la discriminación.

Dicha campaña es impulsada desde la Asociación de Transexuales de Andalucía, representada por su presidenta, Mar Cambrollé, quien es portavoz en Europa de la Red Sororitaria Por la Dignidad de las Personas Trans (RESPETRANS). La campaña resulta un gran éxito en las adhesiones a la misma, sumándose más de 70 entidades de carácter social y defensa de los Derechos Humanos, diputadas, eurodiputados y más de trescientas personas.

Ante la gran repercusión de la campaña de la que se hace eco el diario.es, los autores de los agravios entran en una situación de miedo, no dan crédito y reaccionan torpemente y “chulescamente”, con mas insultos, vejaciones infringiendo con premeditación y alevosía una violencia tan brutal como atacar a una persona en uno de los derechos humanos más importante como es la identidad, haciendo gala de una impunidad tal cual si vivieran en la jungla, descargando en esta ocasión contra la impulsora de la Campaña, Mar Cambrollé, hechos que han sido denunciados ante la Policía Nacional para su derivación la Brigada de Delitos Telemáticos.

Siendo multitudinarios los mensajes de condena de tan viles hechos y de apoyo por parte de entidades sociales, personas, partidos políticos, representantes del gobierno autonómico, local y de activistas de México y Latinoamérica, esto nos revela que estamos en otros momentos. Nuestra sociedad no tolera ni da cabida al fomento del odio. Las personas trans, estamos escribiendo la historia y cambiando la percepción de la realidad trans. Hemos conseguido que social y políticamente se hable de TRANSFOBIA y que además sea condenada y repudiada. La transfobia está acorralada.

Desde España, Europa, exhortamos al Gobierno de México. Es necesaria la incorporación de medidas legislativas y administrativas para prohibir y erradicar el trato discriminatorio, ofensivo y vejatorio con motivo de la identidad y expresión de género que sufren las personas trans en todos los ámbitos, espacios, instancias y organismos. La ausencia de una atención eficaz y oportuna hacia la población transexual y transgénero en general pone en riesgo el sistema de libertades, la integridad y la protección de los derechos humanos de las personas de dicha población, situación que no abona en la construcción de una mayor cultura de la legalidad y de respeto a los derechos humanos.

La vulneración de derechos hacia las personas transexuales por motivo de su identidad de género deviene en algunos casos en conductas delictivas, que bajo las premisas de un estado de derecho no han de ser toleradas.

En todas las sociedades y culturas a lo largo de la historia hemos existido personas que no nos sentimos identificadas con el sexo y género que se nos asigna al nacer. El criterio clínico usado para dicha asignación ha sido establecido por una cultura que se fundamenta en un binario de expresión corporal y genitocentrista, estableciendo una información sobre lo permitido y prohibido a través de las normas sociales. El ajustarse a esta norma ha sido uno de los principios de la salud mental: normal, bueno o aceptado se han convertido en sinónimos de cumplir dicha norma.

Lo trans remueve los cimientos de la sociedad en la que vivimos. Obsoletos cimientos que ya no sostienen la diversidad de expresiones en que las personas nos manifestamos. Y como todo aquello que se enfrenta a lo establecido, tiene que soportar los envites de quienes no aceptan lo desconocido, lo diferente, por temor a perder la seguridad y privilegios de sus principios, de sus axiomas, reglas y normas.