Cientos de familias de Isla Mayor (Sevilla) viven del cangrejo rojo americano, ya sea trabajando en viveros o pescando el crustáceo en las marismas del río Guadalquivir. Una labor que deja al año más de 150.000 jornales y un volumen de negocio de 20 millones de euros. Sin esta base económica, el pueblo tiembla. Como ahora, tras la sentencia del Tribunal Supremo que prohíbe su venta. El sector, con el apoyo del Ayuntamiento isleño, ha acordado recurrir el fallo ante el Constitucional.
El crustáceo, originario de América, ya estaba incluido en el Catálogo español de Especies Exóticas Invasoras pero con una excepción que autorizaba su comercialización. La decisión judicial anula ese permiso especial sobre Procambarus clarkii o cangrejo de río. Y esto supone la prohibición genérica de posesión, transporte, tráfico y venta de ejemplares vivos o muertos, incluyendo el comercio exterior.
“Un desastre para la Isla”, dicen en el municipio. Industria y pescadores de cangrejo rojo americano defienden la captura y mercadeo del crustáceo. Con ese “todos a una” que se palpa en la población marismeña, una reunión de las partes implicadas en el Consistorio local ha acordado varias medidas. Judicial, con un recurso “inmediato” al Tribunal Constitucional contra la sentencia del Supremo. Político, con la petición de apoyo a ayuntamientos del entorno y Junta de Andalucía. Y social, con la pretensión de realizar “manifestaciones y cuantas movilizaciones sean necesarias”.
Todos entienden que se trata de una especie exótica, invasora... pero alertan de un doble peligro. Además del económico y social se sumaría un problema, de rebote, ecológico. “Es casi imposible eliminar la especia con otra fórmula que no sea la contaminación ambiental masiva”, apunta el presidente de la Asociación de la Pesca y Acuicultura del entorno de Doñana, Valentín Murillo. Y si no se captura ni se extermina, alertan, “por su capacidad reproductora provocaría una plaga de dimensiones desconocidas”.
“Mucha preocupación en la Junta de Andalucía”
“La situación provoca mucha preocupación en la Junta de Andalucía”, explica el delegado regional de Agricultura y Pesca, Manuel Benítez. La administración regional “no va a mirar para otro lado” e intentará “ver cómo casa la sentencia con el intento de regulación que venía estudiando la comunidad autónoma”. El Gobierno andaluz, sostiene, no quiere “la desaparición” del sector.
El cangrejo rojo es un soporte vital en Isla Mayor, un pueblo de más de 6.000 habitantes al sur de Sevilla. Máxime tras el declive en jornales de la producción arrocera. Incluso aporta a la economía local de poblaciones del entorno como La Puebla del Río, Aznalcázar, Los Palacios, Lebrija o Trebujena (Cádiz).
“Las malas noticias se confirman y las cadenas distribuidoras empiezan a recular, haciendo más visible el problema”, manifiesta el alcalde isleño, Juan Molero. La prohibición judicial afecta a otras especies y “no admite excepciones o salvedades genéricas”, según la sentencia. El Supremo no ve “finalidad zoogenética” en el comercio para la industria alimentaria del cangrejo. “No guarda relación alguna”, asegura el tribunal.
Un pueblo entre la alarma y el “desastre”
“Aquí la mayoría de la gente come directa o indirectamente del cangrejo y si es verdad que no dejan pescar… es la ruina para el pueblo”, sostiene Raúl Arroyo, trabajador del sector del cangrejo. En Isla Mayor, precisa, “la gente ni se lo cree que esto pueda pasar”. Andan entre la alarma, la incredulidad y “el desastre que se vendría encima”.
Con la sentencia, la Sala III del alto tribunal estima en parte el recurso presentado por Ecologistas en Acción, SEO/Birdlife y la Asociación para el Estudio y Mejora de los Salmónidos contra el Real Decreto que regula el catálogo de especies invasivas. El fallo está fundamentado en informes científicos del CSIC y expertos que prueban el carácter invasor y la amenaza grave que suponen sobre las especies autóctonas, el medio ambiente y los hábitats y ecosistemas.
Junto al cangrejo rojo americano, entran en el inventario prohibido el visón americano, la carpa común, la trucha arco iris, el alga comestible wakame, la pataca o tupinambo, el hongo quitridio o el bóvido conocido como arruí. Algunas ya estaban incluidas con anterioridad en el listado de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
La movilización de Isla Mayor pretende alcanzar una salvedad en la decisión del Tribunal Supremo. Está en juego, dicen desde las marismas sevillanas, el trabajo de decenas pescadores, miles de jornales y millones de euros de volumen de negocio global.
“No tenemos tiempo de reacción, en cuanto salga publicado en el BOE las empresas dejarán de hacer pedidos y facturar y esto será el fin de esta industria”, avisa Arsenio Romero, empresario. “En esto es muy importante el apoyo de la Junta de Andalucía, debemos trabajar juntos, tomar decisiones rápidas y saber lo antes posible si podremos seguir trabajando”, señala el portavoz de la Asociación de Pescadores de Isla Mayor, José Antonio Muñoz. “Y aquí no existía el cangrejo autóctono antes de la introducción del americano y por tanto no es un problema como especie exótica, todo lo contrario, es un beneficio”, apuntilla Murillo.