Escasa y de mala calidad. Así es el estado actual de las aguas subterráneas que nutren Doñana, según un informe científico publicado este martes por WWF. La organización ecologista alerta de que, aunque se tomen medidas inmediatas, el acuífero tardará entre 30 y 60 años en recuperarse de la sobreexplotación a la que está sometido.
La agricultura ilegal es la principal responsable del declive de las aguas, ya que, según WWF, hay más de 11.000 hectáreas extrayendo aguas del subsuelo con pozos ilegales en el entorno de Doñana. Los empresarios de fresas y frutos rojos de la Corona Norte, que facturan 350 millones de euros, se han organizado en un potente lobby que está tratando de regularizar el mayor número de explotaciones ilegales.
Aunque dicha explotación se frenara ahora mismo, la organización ecologista, basándose en informes y estudios de la administración y de organismos científicos, no cree que el acuífero se vaya a recuperar hasta mediados de siglo.
“Exceso de optimismo”
La organización ecologista acusa a a la administración de falta de transparencia y exceso de optimismo sobre el “estado de ecosistemas y masas de agua, lo que ha derivado en un menor compromiso a la hora de aplicar medidas de control sobre las graves presiones que amenazan a DonÌana. La consecuencia ha sido el continuado deterioro de todo el ecosistema y el incumplimiento reiterado de los compromisos de conservacioón tanto nacionales como europeos e internacionales”.
La organización califica de “alarmante” el deterioro del acuífero y acude a un informe de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (organismo del gobierno central responsable del acuífero Almonte-Marismas), que confirma que “los descensos de los niveles piezomeÌtricos continuÌan claramente y en algunas zonas de forma muy alarmante. Este informe sigue ignorando los efectos de ese declive sobre los ecosistemas”.
Según expertos reunidos este verano por la organización, el estado del acuífero afecta a ríos, humedales, vegetación y fauna, “siendo la tendencia especialmente grave en las lagunas”.
El problema no es solo la cantidad de agua que se está extrayendo, sino la calidad tanto del agua subterránea, como de la superficial, que se encuentra contaminada por “nutrientes, agroquiÌmicos y, en determinadas zonas, por metales pesados o incluso por contaminantes de origen industrial. La excesiva entrada y liberacioÌn de nutrientes en la marisma, en concreto, estaÌ llevando a su eutrofizacioÌn de forma cada vez maÌs raÌpida, lo que lleva al deterioro de su vegetacioÌn y la expansioÌn de especies invasoras a costa de especies autóctonas”.
Como señala WWF, “entre los efectos destacados, está el descenso de las poblaciones de aves acuáticas invernantes que dependen de una marisma en buen estado, como la cerceta pardilla, críticamente amenazada. Las lagunas temporales, uno de los elementos naturales que hacen tan especial Doñana, se están secando de manera imparable. Y se han perdido el 40% de las especies de libélulas y caballitos del diablo que vivían asociadas a las lagunas”.
El agua, el problema
El propio director de la Estación Biológica de Doñana (CSIC), Xim Cerdá, le indicaba este verano a eldiario.es/andalucia que “el problema fundamental del parque de Doñana es el agua. El resto de amenazas están más o menos controladas. Es prioritario conseguir un encaje entre la explotación económica y la conservación del parque”.
Como ha indicado la propia Comisión Europea, España ha incumplido su obligación de proteger el bien más preciado del espacio protegido, el agua. El Estado está, por ello, a punto de enfrentarse a fuertes sanciones por parte del Tribunal de Estrasburgo por incumplir las normativas europeas sobre aguas.