Se sabía con certeza el qué, pero no el cuándo. Por eso, detrás del precipitado anuncio de José Antonio Griñán de que no será candidato en 2016, hay mucho más que la necesidad de “renovar a los actores políticos” (lo sabía el PSOE cuando no ganó las últimas elecciones autonómicas) o de que las personas están “sujetas a la biología”. Hay, por un lado, información que maneja el partido que le lleva a prepararse para un posible adelanto de las elecciones autonómicas, y por otro, datos que reflejan una caída de la confianza de su electorado que no puede permitirse que aprovechen otros. De hecho, lo que vayan diciendo las encuestas los próximos meses -cada partido tiene las suyas internas- marcará sin duda los tiempos.
Esos dos factores, y las “contingencias” de las que habla el vicesecretario general de los socialistas, Mario Jiménez, al que ya algunas fuentes sitúan en Ferraz y fuera de la carrera por el relevo. Eso sí, independientemente de que las políticas del Gobierno de la Nación le impidan a la Junta de Andalucía completar ese “otro modo de salir de la crisis”, la “presión externa” del PSOE no llegará solo de Madrid, sino también desde IU.
En la situación de incertidumbre generada hay tres escenarios posibles y nadie se atreve a decantarse abiertamente por uno. El primero: si la alianza con IU sigue bien, José Antonio Griñán aguantará hasta el final, igual que Diego Valderas. Presidente y vicepresidente en primera fila mientras las nuevas caras, previsiblemente Susana Díaz (que ya estaba haciendo gala de un discurso más sereno los últimos meses) y Antonio Maíllo, marcarían la diferencia entre uno y otro partido de cara a 2016. Segundo: el presidente cede el testigo a Susana Díaz antes de terminar el mandato, como Manuel Chaves hizo con él. Tercero: una crisis en el pacto de Gobierno o un desgaste que obligue a adelantar las elecciones autonómicas. Esta última posibilidad es la que gana fuerza entre las fuentes del PSOE consultadas.
Si no hubiera un adelanto de los comicios, tampoco es prematuro empezar ya a proyectar otra cabeza de lista, porque todos se pondrán en clave de campaña dentro de un año como muy tarde. Les interesa ahora a los socialistas hablar de “la izquierda en su conjunto” -expresión varias veces utilizada por el presidente- pero con la proximidad de los comicios cada uno querrá reforzar marca. Y si el presidente aguanta la “presión” de la que hablan las mismas fuentes, Susana Díaz podría hacerlo sin tener que soportar en primera fila los envites de la recta final (desde la Consejería de Presidencia se salpica mucho menos), si acaso desde una hipotética vicepresidencia.
No tendría por qué haber tanta prisa en la promoción de los candidatos si el panorama estuviera más despejado, pero no es así, porque ya no hay mayoría absoluta clara para nadie. El PSOE pretende no perder el paso, una vez que IU se ha adelantado en la renovación. Y además los socialistas se han dado cuenta de que el oso ha cogido un gato que araña mucho (a nadie se le escapa cómo está vendiendo la coalición de izquierdas las políticas más vistosas de la legislatura pese a que Diego Valderas mantiene siempre una posición de “Gobierno de la Junta de Andalucía”). Adelantarse sería también enfrentarse a un Maíllo al que el votante todavía conoce poco.
El PSOE quiere también aprovechar un momento en el que el PP anda sin rumbo como barco sin capitán claro. Juan Ignacio Zoido está a disgusto en el papel, y no le pone a su discurso en el Parlamento de Andalucía ni la mitad del alma que le ha echado en el Ayuntamiento de Sevilla, y eso que su entusiasmo ha ido decreciendo cuando ha tenido que gobernar, no oponerse.
Por contra, el adelanto de los comicios -por ejemplo coincidiendo con las elecciones municipales de 2015 según apuntan algunos socialistas- puede precipitarse si se abre una brecha en el pacto de Gobierno a la hora de negociar los últimos presupuestos autonómicos de la legislatura. Ese sería el escenario menos malo para los socialistas. Pero ¿qué ocurre si las dificultades para aprobar la ley más importante del año comienzan ya este otoño cuando tengan que cerrarse los de 2014?
IU está dispuesta a adaptarse a la realidad de que los recursos son los que son, pero con límites. No son pocos los que en el PSOE apuntan a que IU estirará el chicle del pacto de Gobierno hasta que le dé rédito ante un electorado que suele ser más exigente que el de los partidos mayoritarios. Ya en la coalición de izquierdas surgieron los últimos meses voces críticas pidiendo un referéndum para ver la idoneidad de aguantar la alianza en previsión de recortes en los próximos presupuestos autonómicos. Son reflejo de un importante nicho de votantes que no puede menospreciar.
Se va o no se va
El presidente reitera que va a agotar la legislatura, pero varios en su partido apuntan 'off the record' que no será así. En realidad no es una maniobra pensada de la noche a la mañana -el 26 de junio anuncia que no repite y el 27 ya están convocadas las primarias- sino una estrategia que lleva tiempo orquestando y que intenta,parece, frenar la respuesta de los críticos del partido.
Que en Ferraz estén pendientes de lo que se gesta en Andalucía no es para menos. Son la cuarta parte del partido y han dado un claro aviso a Alfredo Pérez Rubalcaba de por dónde quieren que vayan los tiros: relevo generacional. De hecho, hace unos meses, José Antonio Griñán ya dijo en un desayuno informativo que en Andalucía había gente muy válida para las primarias de cara a elegir al candidato a la presidencia del Gobierno de la Nación.