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Espadas avisa a Pedro Sánchez de que “el futuro del PSOE en España depende de su victoria” en las andaluzas

Daniel Cela

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Pedro Sánchez y Juan Espadas han arrancado juntos, este sábado en Granada, la precampaña de las elecciones andaluzas, que aún no están convocadas, pero que van a definir el futuro político de ambos a corto y medio plazo. Andalucía es la comunidad más poblada, con 6,5 millones de votantes, y siempre ha representado un bastión de votos imprescindible para poner a un presidente socialista en la Moncloa.

Por si hubiera alguna duda, el secretario general del PSOE andaluz y aspirante a presidente de la Junta se lo ha subrayado así a su jefe de partido, durante la presentación de su candidatura: “De nuestra victoria no sólo depende el futuro del PSOE en España, sino el futuro de la sociedad andaluza. Somos necesarios en Andalucía y en España, Pedro. Somos imprescindibles”.

La fragmentación actual del arco parlamentario y el fin del bipartidismo pone en duda esta afirmación. El peso del voto andaluz en unas generales sigue siendo decisivo, pero ya no pone y quita al inquilino de Moncloa, como antes. De todas formas, la advertencia de Espadas tenía una clara intención que el presidente del Gobierno comparte: “Tienes a todo el partido detrás”, le ha recordado. Y luego, en clave institucional: “El principal aliado de Andalucía es el Gobierno de España”.

El desembarco de ministros y del propio Sánchez en Andalucía durante las próximas semanas es “fundamental” para reforzar la candidatura de un Espadas que todavía es un gran desconocido para una parte importante del electorado andaluz, sobre todo en latitudes orientales. En primera fila de la platea, la ministra de Sanidad, Carolina Darias, y el de Agricultura, Luis Planas, la ex vicepresidenta Carmen Calvo, el vicepresidente del Congreso, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, y el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, además de gran parte de la cúpula de la ejecutiva regional.

Persiguiendo a Moreno

Una vez abandonada la Alcaldía de Sevilla, Espadas está finalmente centrado al 100% en impulsar su candidatura y su proyecto político para tratar de vencer, en tiempo récord, a su principal contrincante: el presidente de la Junta y líder del PP andaluz, Juan Manuel Moreno. Moreno va disparado en los sondeos y solo de él depende la fecha de los comicios, que ha situado en el mes de junio o de octubre. Entretanto, con un Presupuesto prorrogado, con el Parlamento cerrado en enero y sin una campaña electoral oficial, el líder popular se adelanta al socialista anunciando casi diariamente inauguraciones de hospitales, centros de salud, colegios, centros de formación y poniendo primeras piedras por todo el mapa de la geografía andaluza.

Sánchez y Espadas han relanzado la candidatura socialista en el Palacio de Congresos de Granada, donde hace apenas dos meses el PP coronó a Moreno como líder indiscutible del partido. El lema elegido: JuanEspadas22. La Andalucía que quieres. El ex regidor hispalense ya estuvo el pasado mes de junio en la capital nazarí para anunciar que disputaría el cartel electoral a Susana Díaz en unas primarias exprés que ganó con holgura y con el apoyo indisimulado de la dirección federal.

La designación de Espadas estaba pensada inicialmente para “renovar” el proyecto político del PSOE andaluz, “unir” el partido, tras los años de enfrentamiento entre Díaz y Sánchez, y “recuperar la ilusión” de una militancia descreída y cabizbaja desde que se perdió el Gobierno andaluz en 2018, después de 37 años en el poder.

Una de las consignas que más se ha oído en boca de ambos líderes es la necesidad de “aprender de los errores del pasado”. Espadas lo ha mencionado dos veces y Sánchez una. “Hay que cambiar la Junta para modernizarla. Moreno no ha hecho nada, porque no tienen ni idea de cómo hacerlo. Vamos a hacer cambios a mejor, asumiendo los errores del pasado”, sostiene el candidato. “Hemos aprendido de los errores, porque nosotros gestionamos durante muchos años la sanidad pública andaluza”, ha reiterado. La sanidad, sacudida violentamente por la pandemia, con la plantilla asfixiada y los centros de salud tensionados es la primera línea de ataque del PSOE contra el Gobierno de Moreno.

El presidente de la Junta ha acusado la debilidad esta misma semana, al responder por fin al machacón discurso de la oposición contra el “despido de los 8.000 sanitarios de refuerzo” frente a la pandemia, el pasado octubre. Moreno replicó que el 75% ya se ha recuperado, y el sector sanitario al completo se le ha echado encima, afeándole que esos contratos son puntuales para cubrir las bajas y las vacaciones de Navidad de la plantilla fija. En dos semanas expirarán y el grueso de los profesionales volverá a la calle.

La alusión a los errores del pasado de Pedro Sánchez no tenía ese marcado perfil de autocrítica que usó Espadas. “Hay que aprender de los errores como lección para el futuro”, ha dicho el presidente, para diferenciar la gestión de su Gobierno en la salida de la crisis pandémica de la que impulsó el Ejecutivo de Mariano Rajoy tras el colapso financiero de 2008. “Nunca más recortes al Estado de bienestar. La justicia social es la respuesta, la socialdemocracia es más necesaria que nunca, por mucho que le moleste a conservadores y liberales”.

Lo que ocurra en Castilla y León

Que Sánchez se juega tanto como Espadas en las próximas elecciones andaluzas quedó patente en el discurso del presidente, que dedicó más tiempo a autoreivindicarse y atacar a la “oposición negacionista” de Pablo Casado que lanzar loas al protagonista del acto.

Las elecciones en Castilla y León, el próximo 13 de febrero, y posteriormente los comicios andaluces abren un ciclo electoral que el PP quiere leer como un avance paulatino de Casado hacia la Moncloa. Lo que ocurra en las citas electorales de 2022 marcará el rumbo de la legislatura a escala nacional, por mucha estabilidad que tenga el Gobierno tras aprobar los Presupuestos Generales y contar con la posibilidad de prorrogarlos.

El presidente del Gobierno no ha eludido la importancia de lo que ocurra en Andalucía: “O avanzamos o retrocedemos en Andalucía. Esa es la encrucijada”, ha subrayado, para luego mostrarse confiado en que “siempre que España se ha visto en una encrucijada así, ha optado por avanzar: ocurrió con Felipe González, con Zapatero y ocurrirá con Espadas. A ganar”, ha concluido.

Esta vez el acto ha tenido una atmósfera más andaluza, con docenas de banderas blancas y verdes, después de las críticas recibidas por el congreso del PSOE-A en Torremolinos, donde primó el rojo socialista y ni siquiera se cerró el cónclave con el himno andaluz, como era tradicional.

Espadas ha dado un discurso largo, a ratos denso y muy técnico, para desgranar su proyecto político. Su valor principal, dice, es “el esfuerzo y el trabajo”. Pero esta vez ha sido más consciente de que antes de nada necesita sacar a los socialistas de su letargo, del descreimiento que dejó en sus casas a más de 400.000 votantes en las elecciones andaluzas de 2018, pero que luego regresaron a votar a Sánchez en las generales de 2019.

Hoy ha apelado varias veces a la “máxima movilización y participación”, con duros dardos hacia la derecha, que funcionan mejor entre la militancia socialista que la exposición detallada de los “cinco ejes”, “tres ideas” y “cinco ingredientes” de su proyecto político: “En Andalucía hay una alianza tóxica de PP y Vox que se está incubando sin rubor, ante la certeza de que uno no podrá gobernar sin el otro”, ha dicho, para luego insistir en que “hay que marcar las diferencias entre esta crisis y la anterior”.

Un hecho diferencial de este PSOE respecto al de Susana Díaz es la connivencia de la federación andaluza con Ferraz, que se visualiza en la campaña que Espadas hace también de las políticas y las decisiones del Gobierno de Sánchez: la reforma laboral, el salario mínimo, “unos Presupuestos Generales con alma”, ha enumerado. A ratos, las loas hiperbólicas del ex alcalde de Sevilla al inquilino de la Moncloa, con un repaso de dados con los miles de andaluces beneficiados de cada una de las políticas impulsadas por el Ejecutivo, parecían señalar a Pedro Sánchez como el verdadero candidato a las andaluzas.

Espadas ha explicado al líder de su partido que no habían “perdido el tiempo” y que habían “hecho los deberes” desde la última vez que estuvieron juntos, en el congreso de Torremolinos. Cerrado el capítulo del susanismo, el PSOE andaluz es ya un partido “renovado, unido y fuerte” que ha “retomado la iniciativa política”. El candidato ha pedido a los suyos que “salgan a la calle a reconectar con la sociedad”. “Necesitamos un enorme proceso de participación pública, salir a la calle a escuchar las críticas en barrios, centros de salud, colegios, centros de trabajo... No hay que encerrarse en un despacho de la agrupación local del partido”, ha asegurado, para rematar con una cita-advertencia de Albert Camus: “Se puede tener razón y perder”.

El principal objetivo electoral de Espadas, a sabiendas del poco tiempo que tiene para darse a conocer, es mejorar el resultado de Susana Díaz hace tres años y mantener al PSOE como primera fuerza de Andalucía. Eso, dicen en su entorno, le dará legitimidad para negociar con otras fuerzas de izquierdas su investidura a la presidencia, siempre que los números posibiliten un mayoría absoluta del bloque progresista frente a PP, Ciudadanos y Vox. En diciembre de 2018, los socialistas ganaron las elecciones autonómicas con el peor resultado de su historia: un 27,95% del escrutinio: 1.009.243 votos y 33 escaños. Fue la última victoria del PSOE y la primera vez que era desalojado del Gobierno andaluz en casi cuatro décadas.