Espadas reta a Moreno a firmar ante notario que “a la ultraderecha ni agua” para erosionar su perfil moderado

En noviembre de 2018, nada más arrancar la campaña electoral que –contra todo pronóstico– le llevó a ser presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno (PP) se presentó en una notaría en Córdoba para garantizar solemnemente que no iba a pactar con los socialistas de Susana Díaz de ninguna de las maneras con el argumento de que “el PP no va a prestar los votos de los andaluces para que siga gobernando el PSOE”. Este martes, en el amanecer de una nueva campaña, ha sido el candidato socialista, Juan Espadas, el que ha animado a Moreno a sentarse de nuevo ante un notario para, en este caso, comprometerse los dos partidos mayoritarios a que “a la ultraderecha ni agua”.

El secretario general del PSOE andaluz se ha prestado a ir “a la notaría que él quiera, si quiere me acerco aquí en Málaga, la que tenga más próxima”, todo ello en un acto de Forum Europa que se celebraba precisamente en la capital de la Costa del Sol. Y precisamente al sol es el brindis que con este gesto hace Espadas, consciente de que Moreno no va a entrar en este juego “porque no está dispuesto a renunciar” al “comodín del público que se guarda”, pero que sí le sirve para intentar erosionar el perfil moderado que exhibe el presidente andaluz. “No podéis fiaros de alguien que no te dice a la cara” que no va a pactar con esa ultraderecha que encarna Vox, era la reflexión que dejaba el líder socialista.

Casi en paralelo, Moreno se presentaba en Sevilla precisamente como “dique de contención contra Vox”, insistiendo en su llamamiento a votantes socialistas a respaldarle para lograr la mayoría suficiente que permita que Vox sea irrelevante. De hecho, reitera que no va a aceptar nada que esté en contra del Estatuto de Autonomía y que no quiere “coaliciones de líos”, pero a día de hoy no ha descartado rotundamente si llegado el caso pactará con Vox para conservar el Gobierno andaluz. Y ahí es donde precisamente ponen el acento los socialistas, en que no hay una negativa explícita, porque se reserva ese “comodín del público”. “Eso se llama engañar a los electores”, incidía Espadas.

La interpretación que hace el PSOE andaluz es que el PP, siempre y cuando prevalezcan sus condiciones, está dispuesto a una alianza con la ultraderecha, de ahí que no lo descarte de manera tajante. Eso sí, los sondeos apuntan a que Moreno puede sumar más que toda la izquierda junta, lo que reduciría en gran medida su dependencia de los de Santiago Abascal y de paso desbarata la estrategia socialista de presentar a PP y Vox como pareja de hecho. Moreno aspira a conseguir lo que Isabel Díaz Ayuso en Madrid, una mayoría que sin ser absoluta fue tan amplia que le ahorró pactar con Vox, pero a esa fórmula el propio partido de ultraderecha ya ha empezado a echarle agua porque quiere entrar en el Ejecutivo andaluz sí o sí: o se sientan en el Consejo de Gobierno, o Moreno ya puede despedirse de que se abstengan en la investidura para hacerlo presidente.

El PSOE no se abstendría

Está por ver si se trata o no de una bravuconada, porque eso supondría alinearse en el no con los partidos de izquierda y abortaría el nombramiento de Moreno, con el riesgo de una repetición electoral. Si de verdad esto es así, y dando por hecho que Ciudadanos será irrelevante, la única salida que le quedaría al PP es conseguir la mayoría absoluta, porque el PSOE insiste en que ni sueñe con su abstención para allanarle el camino. “No voy a apoyarle en la investidura para que al día siguiente pacte con Vox un presupuesto”, apostillaba Espadas en Málaga.

El secretario general socialista incluso se dirigía a Moreno para avisarle de que, “si usted está dispuesto a gobernar con la ultraderecha, yo soy el partido que la va a parar”. El espejo más directo, subrayó, es el gobierno de Alfonso Fernández Mañueco en Castilla y León, donde “hace diez minutos han constituido un gobierno con Vox sin ningún problema”. Así que a su juicio eso de los reparos del PP con la ultraderecha “es un engañabobos, no le hace ascos” y camina en dirección contraria a la de la derecha en Europa. ¿Y por qué? Pues porque “el PP no es derecha europea, es derecha española, que es un poquito más cutre” y además se aplica aquello de que “si a mí me va bien, pues ya está”, por no hablar de que en Andalucía se va a ensayar una coalición con la vista puesta en el Gobierno de España.

Al margen de querer quitarle al presidente andaluz lo que considera que es su careta de moderación, Juan Espadas abogó en su intervención por la transformación digital de Andalucía, se comprometió a que la Junta aportará en materia de vivienda los mismos recursos económicos que ponga el Gobierno de España y suspendió a Moreno en la gestión de los “tres pilares” que son sanidad, educación y políticas sociales. Y con respecto a los sondeos que le dicen que no hay partido que disputar y que vaya preparándose para la oposición, el candidato socialista se agarró a que “las encuestas se equivocan” como lo hicieron en 2012 y en 2018, o en las municipales de 2015 al no darle la más mínima opción de ser alcalde de Sevilla. Espadas, aseguró, “es un tipo de letras que entiende de gente, así que a ver quién se lleva el gato al agua”.

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