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28F: antiguas y nuevas reivindicaciones de Andalucía (sobre todo, antiguas)

“Estamos empeñados en conseguir una mayor vertebración de la sociedad, conseguir un reparto equitativo de los fabulosos beneficios obtenidos por la gran banca y los empresarios, la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores, conseguir la dignificación de las pensiones y una mayor protección a los desempleados, conseguir en definitiva frenar el ataque continuo a las conquistas sociales y el giro social necesario para hacer posible las reivindicaciones”.

Estas frases y su notable carga reivindicativa podrían haber sido pronunciadas hace unas semanas o unos meses. Podrían pertenecer incluso al borrador del próximo manifiesto de protesta de alguna asociación o fuerza de la oposición, o a los apuntes en la libreta de un político o sindicalista invadido del espíritu de la igualdad ante recientes recortes sociales. Pero este alegato, este pequeño extracto de una larga disertación, cumple este domingo 27 años. Fue pronunciado el 28F en 1989.

Lo protagoniza Antonio Herrera, el ya difunto exsecretario general de CCOO-Andalucía, el 28 de febrero de 1989, apenas tres meses después de la gran huelga general que vivió España el 14 de diciembre de 1988. Lamentaba entonces Herrera “una Andalucía con un paro que significa el 27,59% de la población y que se sitúa en diez puntos por encima de la media nacional”. La tasa de paro en Andalucía aumentó este último verano de 2015 hasta el 31,73%, también más de diez puntos por encima de la media española. En cuanto a reivindicaciones, no son tantas las diferencias de aquel 28F respecto al de este año.

“Como ves, el discurso tiene una vigencia tremenda. Ha habido una evolución en el tiempo pero no en el fondo”. Quien habla, y quien facilita el preciado documento, es Francisco Alfonsín, presidente de la Fundación Estudios Sindicales–Archivo Histórico de CCOO-A. Antonio Herrera era entonces secretario general de COAN. Era la primera asamblea andaluza de delegados sindicales de UGT y CCOO un 28F, como informaba un joven Paco Lobatón el mismo día en el que Canal Sur Televisión arrancaba sus emisiones.

Los políticos y las pancartas

La carga reivindicativa era muy similar entonces y, aunque superado ya en parte, el proceso autonómico y el debate territorial también estaban presentes y formaban parte del juego sindical y político. Herrera citaba las palabras de De la Borbolla, expresidente del ya entonces gobierno socialista andaluz, cuando advertía al Gobierno de la nación de que “no aceptaremos ningún tipo de atropello, ningún tipo de discriminación y ningún intento de recortar en lo más mínimo nuestro techo estatutario con tanto esfuerzo conseguido”, según recordaba el líder sindical en su discurso, ocho años después de la aprobación del llamado 'Estatuto de Carmona'. “La desesperanza, la falta de confianza en nuestras instituciones y posiblemente la pregunta de ¿autonomía para qué? son elementos peligrosísimos que gravitan sobre nuestra tierra”, decía Herrera.

Cada 28 de febrero, conviene recordarlo, se conmemora el día de la celebración del referéndum sobre la iniciativa del proceso autonómico de Andalucía de 1980, aquel que dio autonomía plena a la comunidad autónoma andaluza. Con anterioridad a aquella fecha, el Día de Andalucía se identificaba más con las grandes manifestaciones del 4 de diciembre de 1977. “En los últimos años no ha habido una gran convocatoria -recuerda Alfonsín-, pero en 2013 se produjo la gran última manifestación. Pedíamos a la Junta una actitud más reivindicativa frente al Gobierno central”. Aquel día los líderes políticos ya no se colocaban detrás de la pancarta, como adelantó este periódico. Sindicatos e IU han protagonizado estas reivindicaciones sociolaborales los 28F.

También se retrotrae a aquellos primeros años la secretaria general de UGT Andalucía, Carmen Castilla. “Las reivindicaciones, hoy en día, siguen siendo las mismas. Andalucía ha cambiado mucho desde que pedimos la autonomía y la igualdad de nuestra tierra con el resto pero seguimos reivindicando poder decidir sobre nuestro futuro, regirnos por nuestro Estatuto, etc. porque las políticas regresivas del gobierno del PP (ley mordaza, recortes en educación y sanidad, etc.) también han hecho mella en Andalucía y han creado ciudadanos de primera y de segunda. Tuvimos muchos derechos en la mano y sin embargo los hemos perdido en cuatro años”.

Castilla dice que “estamos hablando de lo mismo que hace 36 años. Nos preocupan las personas que no tienen trabajo y los que tienen uno en precario. Entonces salimos a la calle para pedir la autonomía y ahora pedimos que nos devuelvan los derechos básicos como el trabajo, la salud, la educación o la vivienda. Hay que frenar la pérdida de derechos sociales, así como que la Junta tenga una posición más firme a la hora de plantarle cara a Madrid”. Esa misma exigencia al Gobierno central pedía Herrera cuando aludía en aquel discurso a “esa servidumbre a Madrid de nuestro gobierno autonómico que viene a dificultar más las posibilidades de avance de nuestro pueblo”, salvando las distancias de que entonces eran gobiernos de igual color socialista.

“Andalucía rompió el guión”

Para José Manuel Mariscal, coordinador ejecutivo de IU Andalucía y secretario general del Partido Comunista de Andalucía, el sentido del 28 de febrero “es muy importante en la actual situación en que se encuentra el Estado español porque ”se está hablando de una segunda transición y aquello fue la única cosa que en aquel entonces rompió el guión que estaba escrito en los despachos“, que era que Galicia, Cataluña y País Vasco tendrían máxima autonomía por derecho histórico.

“Andalucía abrió la puerta. Lo poco que tiene de federal el actual Estado de las autonomías fue gracias al papel que jugó el pueblo andaluz en aquella movilización”, opina Mariscal, que coincide en advertir que las reivindicaciones derivadas de aquello “son las mismas” porque “desde entonces hasta ahora la situación de dependencia y subsidiareidad en el sistema productivo andaluz a España y hoy a la división europea del trabajo sigue siendo brutal”.

“Se están produciendo cambios que tienen que ver con las condiciones de vida de la gente fruto también de las políticas del PP. La cuestión del paro siempre ha sido muy fundamental en las reivindicaciones de la lucha por la autonomía. Y ahora tendremos que empezar a hablar también de un modelo productivo donde la gente tenga empleo pero no tenga ni para pan ni para techo. En el aspecto político, como entonces, si hay una tensión que está poniendo en cuestión el Estado del 78 desde el punto de vista del equilibrio territorial, creemos que es erróneo el planteamiento de la socialdemocracia y de Susana Díaz donde la identidad andaluza se construye a la contra, para garantizar la unidad del país, frente a las reivindicaciones democráticas de cualquier otro pueblo de España. ”No se puede entender el 28F sin movilización frente a la folklorización por parte del PSOE“, dice Mariscal, que apuesta por ”mantener el músculo social reivindicativo“.

Como apunta Alfonsín, “no se trata de hacer una convocatoria solo sindical sino que una social, amplia y política”. Izquierda Unida, hace apenas unos días, anunciaba una “gran movilización” de la izquierda el 28F. Entiende la federación de izquierdas que “podemos abrir un escenario de transformación social y no meramente de cambio estético del régimen del 78”, según su secretario de Organización, Antonio Valero, durante la presentación de la campaña 'La fuerza de la izquierda'. A la manifestación que celebra este domingo en Córdoba con motivo del 28F asistirá el líder de IU-UP, Alberto Garzón, el secretario general del Partido Comunista portugués, Jerónimo Da Sousa, y se movilizarán cerca de un centenar de autobuses de todos los rincones de Andalucía.

Además de la manifestación de IU, los sindicatos SAT, CGT, USTEA y CNT han convocado una manifestación por las calles de Sevilla, que centraliza los actos protocolarios y de entrega de las Medallas de Andalucía por parte del Gobierno autonómico. Con la marcha, denominada 'Andalucía en Lucha' y bajo el lema 'La única medalla del pueblo, es la defensa de sus derechos', los sindicatos quieren dejar patente “el descontento ante la precariedad laboral, la injusticia social” y se quiere pedir “el fin de la represión a las voces descontentas”.