“Página 253, los pescados. Cómo cocinar el rodaballo: ingredientes, utensilios…”. Una joven vestida de blanco sentada sobre el asfalto de un aparcamiento lee esta frase de un pesado manual. En la escuela de hostelería La Cónsula, en Málaga, el curso ha empezado este lunes, cuando ya muere octubre, y no entre sartenes y fogones, sino entre coches. Los alumnos de segundo curso de cocina y servicio han optado por dar visibilidad a sus reivindicaciones con esta acción simbólica: si no pueden comenzar sus clases, 40 días después de las fechas habituales de comienzo de curso, repasarán a la puerta de la escuela.
La Cónsula fue fundada en 1991 y es una de las escuelas de hostelería más prestigiosas de España. Señalada por los políticos como un ejemplo y una historia de éxito, el comienzo del curso 2013/2014 sigue, sin embargo, en el aire. Fuentes de la Delegación de Educación en Málaga insisten en que solo falta que se apruebe la oferta formativa, presentada la semana pasada, para que comiencen las clases. Pero la Junta de Andalucía prometió, por boca del consejero de Educación, Luciano Alonso, que el curso comenzaría en octubre, y a falta de dos días para que termine el mes, nada ha ocurrido.
Con esa incertidumbre viven los estudiantes, muchos de los cuales dicen haber renunciado a ofertas de trabajo por completar su formación en el mismo centro por el que pasaron en su día Dani García o José Carlos García. “Aquí se aprende mucho; esto es un aval para trabajar. Así que si no abren, al menos nos den un certificado de que hemos pasado un año”, razona Rafael Morales, que tiene 26 años y estudia segundo de cocina. “Es que así, no siquiera puedo trabajar…”, comenta. Uno de los requisitos para ingresar es estar en paro.
A Paula López (28 años), en segundo de servicio, se le ocurrió la idea de dar las clases en el aparcamiento: “¡Es que algo habrá que hacer! El tiempo pasa, y si esperamos, cuando empecemos nos va a ser imposible completar el curso. Yo pido que nos digan las cosas claras, porque hay gente que está pagando un piso”. Es el caso de Nuria Casado, o de Juan Cuevas, que viene de Palma del Río, en Córdoba, dejó su trabajo de cocina y está pagando el alquiler de un piso en Málaga “para no perderlo”. Otros, como Salvador Sánchez, de 32 años y en segundo de cocina, decidieron aprovechar los dos años de desempleo formándose en la escuela.
Todos pasaron por unas durísimas pruebas de acceso, muchos de ellos lo intentaron cuatro, cinco y hasta seis veces, y ahora temen estancarse en mitad de su formación. Son 20 alumnos de segundo de sala y 22 de cocina, más otros 14 integrados en la escuela de La Fonda (Benalmádena), dependientes del mismo consorcio, integrado por la Junta de Andalucía y los ayuntamientos de Málaga y Benalmádena, y bajo la misma dirección. La situación afecta también a los nuevos alumnos: más de 600 candidatos se presentaron a las pruebas celebradas entre mayo y julio, pero aún no conocen quiénes son los elegidos. Los veteranos creen que muchos habrán renunciado ante la incertidumbre.
La Junta niega que el futuro de la escuela esté en riesgo. “No hay peligro de desaparición, es un modelo y se va a mantener con las mismas características”, explican desde la Delegación en Málaga. Aseguran, además, que el curso será completo, aunque empiece con retraso. Eso sí, se admite la existencia de deudas “normales” con proveedores y un cierto desorden burocrático que ha podido influir en el retraso. Hasta abril dependía financieramente de la Consejería de Empleo. Desde entonces, está integrada, como los otros 13 consorcios de Andalucía, en la Consejería de Educación, Deporte y Cultura.
La de La Cónsula es una historia dulce que solo empezó a agriarse en abril de este año, cuando la falta de liquidez estuvo a punto de dar al traste con la actividad de la escuela. En aquella ocasión, el apoyo decidido de antiguos alumnos como Dani García, José Carlos García o Celia Jiménez (todos ellos con, al menos, una estrella Michelin) puso el foco sobre los problemas de la institución. Pero aquella llamada de atención solo resolvió los problemas que se presentaron durante la primavera.
Desde entonces, La Cónsula ha sufrido otras dos graves crisis: en julio, el restaurante debió cerrar durante algunos días de julio, incapaz de asumir el pago del género; y durante todo el mes de octubre, los alumnos han esperado sin éxito el inicio de las clases. El 15 de octubre, la Consejería de Educación publicó la Orden de subvenciones destinadas a los consorcios-escuelas de formación y Luciano Alonso anunció que la Junta abonaría de inmediatamente el 75% de los pagos pendientes, una vez recibida toda la documentación. Ahora el problema es burocrático, y mientras tanto, los fogones siguen apagados.