Las instalaciones crematorias de Andalucía están asumiendo desde la pasada semana cadáveres de la Comunidad de Madrid por la imposibilidad de responder a las necesidades generadas por el elevado número de fallecidos por coronavirus. Desde la Asociación Nacional de Servicios Funerarios (Panasef) confirman que se ha dado esta colaboración con todos los permisos necesarios, tanto de la autoridad de la comunidad autónoma de salida, como de las familias.
En concreto, se han trasladado a instalaciones crematorias de Córdoba y Huelva. Se da la circunstancia de que la portavoz del Ayuntamiento de Madrid, Inmaculada Sanz, revelaba este miércoles que los fallecidos en la ciudad con Covid-19 podrían ser incinerados en Burgos o Ponferrada, tras el acuerdo con los respectivos consistorios.
Hay que tener en cuenta que la Comunidad de Madrid no solo registra la mayor cifra absoluta de decesos por coronavirus, sino que dispone de tres veces menos hornos que Andalucía, que es el territorio con más, como puede verse en la gráfica de abajo elaborada por Panasef con datos propios y del Instituto Nacional de Estadística (INE). De este modo, pese a que en Andalucía, según los informes diarios de la Universidad Carlos III, se ha elevado la tasa de mortalidad de estas fechas por encima del 15%, en la Comunidad de Madrid se ha duplicado y más, lo que ha provocado días de espera para las incineraciones.
La empresa Tanatorios de Córdoba es una de las que colabora con las funerarias de la Comunidad de Madrid para aliviar el colapso que sufren. Este miércoles recibían un segundo camión -después de los primeros ataúdes llegados la pasada semana- destinado a las instalaciones en el polígono Las Quemadas de Córdoba. La gerente de la empresa, María Dolores Jiménez, ha confirmado a Europa Press que seguirán haciéndolo si es necesario, después de un primer camión que llegó el pasado 3 de abril. En Huelva, a su vez, han incinerado 25 cadáveres procedentes de la Comunidad de Madrid.
El vocal de Panasef en Andalucía, Francisco Enríquez, insiste en que “se hace con todas las garantías y el máximo respeto a la voluntad de las familias”. Pide igualmente “comprensión” dada la extraordinaria situación a la que tienen que hacer frente las empresas de servicios funerarios. En su opinión, es especialmente duro “el conflicto emocional por el que pasan las familias”, dado que no pueden llevarse a cabo ni velatorios ni funerales.
Capacidad para 1.768 incineraciones por jornada laboral
De este modo, pese a que también se puede recurrir a los enterramientos, la mayor demanda de las incineraciones y el hecho de que España esté siendo golpeada con especial virulencia por el coronavirus han generado complicaciones y eso que es el país europeo con mayor número de hornos, con un total de 442, según el último informe de Panasef.
Estos permiten realizar 1.768 incineraciones en una jornada laboral de ocho horas, muy por debajo de la demanda habitual, que son 400 según el mismo estudio, y lejos de la media diaria de fallecimientos en España, situada en 1.171 en 2018, que son los últimos datos definitivos publicados por el INE. Pero a la habitual se le ha sumado la demanda extraordinaria por esta crisis sanitaria, que ha duplicado la tasa de mortalidad en varias comunidades autónomas, como revela el barómetro de la Universidad Carlos III.
La carga, pues, se ha concentrado en determinados territorios, lo que está obligando a, después de que poner a funcionar los hornos las 24 horas no sea suficiente, los primeros traslados de cadáveres entre territorios, antes incluso de que se hayan activado los compromisos de ofrecerse entre unos y otros instalaciones sanitarias para atender enfermos.
Contando tanatorios, velatorios y crematarios, Andalucía, Catalunya y Castilla y León son, por este orden, las comunidades autónomas con mayor número de instalaciones. En concreto, del total de 2.525 de España, Andalucía cuenta con prácticamente una de cada cinco, en concreto con la siguiente distribución: Almería (27), Cádiz (36), Córdoba (66), Granada (96), Huelva (42), Jaén (69), Málaga (73) y Sevilla (66).
Desde Panasef subrayan que “esta sobrecapacidad se explica por el hecho de que los fallecimientos no se producen de forma lineal durante todos los días del año, sino que existe una gran variabilidad”. O sea, habitualmente hay días con muy pocos fallecimientos que hacen media con días de alta mortalidad. Lo que ocurre es que llevamos ocho semanas de alta mortalidad.