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Gervasio Iglesias: “Vivimos la Edad de Oro del cine español”

Gervasio Iglesias / Alejandro Ávila

Alejandro Ávila

La productora de Gervasio Iglesias en una céntrica calle del centro de Sevilla hierve de actividad. En La Zanfoña ha comenzado la cuenta atrás para la presentación de Omega, un proyecto multimedia con disco, libro y documental sobre la lorquiana obra de Enrique Morente con Lagartija Nick.

Con un ojo puesto en Omega y otro en los datos de taquilla de El hombre de las mil caras (Alberto Rodríguez), uno de los productores más importantes del cine español contemporáneo atiende a eldiario.es Andalucía en una sala diáfana donde lo histórico (es una antigua caballeriza) se mezcla con lo pop. De aspecto informal y discurso culto, Gerva (como se le conoce en el mundillo del cine) desgrana con voz queda y una pasmosa sencillez el presente y futuro del cine andaluz y español. 

¿Cree que Andalucía ha creado una industria respetada en Europa?

El cine andaluz goza de mucho respeto a nivel europeo e internacional, pero creo que ni siquiera se puede hablar de industria en España. Cuando queremos apuntalar los patrones de una industria, no funcionan las cosas, acabamos descarrilando. Cuando, en cambio, hablamos de una artesanía muy cara, las cosas se hacen de manera más coherente. Cuando se ha bajado la producción, la calidad ha subido. Vivimos la Edad de Oro del cine español, estamos viendo los mejores años de nuestro cine a nivel de cuotas de mercado, diversidad de producción y ventas en muchísimos mercados.

¿Se ha roto por fin con esa idea de que el cine español no sabe hacer cine de género?

Totalmente. De hecho, recuperamos nuestra relación con el público porque empezamos a hacer películas de género. Es un lenguaje universal que todo el mundo entiende, porque sabes quién es el bueno, el malo… Son iconos y luego juegas con ellos. Cuando haces género y te lo traes a lo tuyo, lo dotas de un sabor especial y una personalidad propia. Un thriller en Corea, la serie The Wire en Baltimore, Grupo 7 en Sevilla…. En Toronto decían que Grupo 7 era como The Wire pero en una ciudad pequeña del sur de Europa. Esa particularidad la hace más internacional, interesante y llamativa.

¿Cuándo empezó esa remontada?

Con el terror y siguió con el thriller y el cine policiaco. Creo que con El hombre de las mil caras hemos abierto una puerta para contar nuestra historia reciente, que es algo que el cine español no ha hecho aún. Es algo que el cine americano hace muy bien: contar sus miserias como sociedad.

¿Hacia dónde apunta nuestro cine?

Apunta hacia arriba, nos quedan cuatro o cinco años muy buenos. Se agotarán algunas fórmulas, pero si conseguimos sustituirlas, seguirá en alza y si no, se estancará tres o cuatro años. Vamos a seguir contando historias de género y creo que se ha abierto la puerta a contar nuestra historia reciente. Cada vez vamos a hacer un cine más internacional: menos películas, más grandes y con coproducciones y ventas internacionales.

Es miembro de la Academia de Cine Europeo, ¿qué le transmiten sus colegas sobre nuestro cine?

El feedback es muy positivo. En los últimos cinco años, se están haciendo cosas muy potentes y hay muchas posibilidades para coproducir, porque el nivel de los equipos es altísimo. Eso significa que se puede ir a grabar con ellos a cualquier sitio del mundo y que cualquier serie o producción se puede venir aquí ahorrando costes.

¿El rodaje de Juego de tJuego de tronos en Andalucía ha dado un empujón a los profesionales de aquí?ronos

Totalmente. Ha sido gracias a las películas que se habían hecho ya antes. Hace diez años habría sido muy difícil hacer algo así. Ahora pueden traerse a una parte del equipo de su país y contratar aquí a un equipo bilingüe de máximo nivel. Lo bueno es que Andalucía no se utiliza solo como plató, sino como fuente de empleo y conocimiento. Y de ahí salen muchas coproducciones internacionales. 

¿Cuál es el sello del cine andaluz?

Contar historias pasadas por nuestro prisma. Tenemos una cultura muy amplia, porque por aquí han pasado muchas civilizaciones y tenemos una de las mentalidades más abiertas del mundo. Muchas de las cosas que se cuentan desde aquí se hacen sin ningún tipo de juicio moral, tratando espectador de manera inteligente. Tenemos un poso cultural muy importante: Cervantes, Picasso, Lorca… ¿Cómo es posible que haya habido tanta gente en Andalucía que haya contribuido tanto a la cultura de la humanidad? Pues precisamente por ese caldo de cultivo.

¿En qué estado se encuentra la producción cinematográfica española?

Ahora mismo hay dos grandes términos: grandes producciones y producciones no cost. Las grandes producciones son para realizadores ya consagrados y las no cost son una ventana donde mostrar lo que eres capaz de hacer y, en un momento dado, llegar al siguiente terreno. Las grandes producciones son las que se quedan para las salas de cine y las que van a estar en las grandes plataformas (Netflix, Yomvi...) mientras que en YouTube y en ese tipo de plataformas vamos a encontrar obras y películas no cost de nuevos realizadores. 

¿Qué podemos encontrar en YouTube?

La cantera. Yo voy bicheando constantemente y viendo quiénes pueden tener una historia que en un futuro pueda ser para una gran plataforma. Encuentro mucho talento, especialmente en Andalucía, donde hemos tenido productos como Malviviendo o Niña repelente. En YouTube hay diversidad, mucho trabajo, mucha saturación. Los que miramos esos nichos, nos ayudamos de los prescriptores de las redes sociales.

¿Cómo identifica el talento en la producción no cost?no cost

Yo miro dos cosas: que la historia esté bien contada, con intuición, y que los actores estén bien dirigidos.

¿A quién destacaría?

Hay gente consolidada como los de Malviviendo o Niña repelente. Hay un realizador muy interesante, Hilario Abad, que está haciendo cosas muy buenas.

¿Qué opina de plataformas digitales como Netflix o HBO?

Ofrece dos ideas novedosas: producir grandes series y películas en exclusiva para la propia plataforma. Y, por otro lado, cuando hacen una serie, ponen todos los capítulos del tirón. Esa idea ha dado nuevas alas al mercado.

Usted cuenta que hay que tener olfato para saber lo que le va a interesar a la sociedad años antes de que estrene la película, cuando está en producción. ¿Cree que plataformas como Netflix, que analizan los gustos del espectador, son una revolución?

Esa captación directa de lo que le gusta a la gente, lo que consume… me parece una revolución. Saberlo de primera mano me parece fantástico. De hecho, eso le permite a Netflix hacer unas producciones que de otro modo no habrían salido. Muchas de estas series se han hecho porque se han dado cuenta de que hay un nicho.

¿Puede encorsetar eso el producto?

Todo lo contrario. Cuando vas con esa seguridad, no estás disparando a ciegas. Cuando empezamos con El hombre de las mil caras, no sabíamos que íbamos a estar en un país sin gobierno, con un montón de casos de corrupción, con la televisión hablando todo el día de política. Realmente, no sabes en qué momento vas a tener que estrenar la película y a través de estas plataformas se consigue estrenar el producto muy rápido y disminuyes ese riesgo.

¿Cuando se sacó las oposiciones a TVE, se imaginaba llegar aquí?

Ningún colega de los que empezamos en esto, nos lo imaginábamos. El otro día sacando trastos para pintar una habitación, encontré una entrevista que me hicieron con 18 años y en ella decía que mi ilusión era trabajar algún día en una película, aunque fuera tirando cables. De todos los colegas, solo pensábamos que Alberto (Rodríguez) lograría hacer una película en algún momento.

¿Como productor, cuál es su relación con Alberto Rodríguez?

Mi caso es un tanto atípico. Yo era también realizador, pero alguien del grupo de amigos tenía que dar el paso a productor. Creo que eso es bueno, porque la experiencia ayuda, te sabes amoldar bien y ver lo que necesita el director. Con Alberto, llevo desde los 20 años haciendo cosas, así que hay un diálogo continuo. Más que un trabajo entre director y productor, lo que hay es una relación de dos colegas que siguen ilusionados haciendo películas. Me gusta mucho ir a la esencia de lo que se hace.

Es decir, sí hay una influencia en el trabajo creativo.

Más bien aprendo de Alberto, pero hay mucho trabajo de equipo. En el proceso del guión, lo leemos entre todos y todo el mundo aporta. Como nos hemos criado juntos, lo ponemos todo en común juntos y nadie se corta a la hora de exponer una idea o hacer una crítica. Aquí se suelta todo y de ahí salen cosas muy buenas.

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