La apnea obstructiva del sueño está más cerca de ser cosa del pasado. Un equipo de investigadores liderados por los científicos de la Universidad de Granada (UGR), Almudena Carneiro y Jonatan Ruiz, y el equipo del neumólogo Germán Sáez, ha sido capaz de “curar”, según sus palabras, por primera vez esta enfermedad que afecta especialmente a las personas que sufren obesidad. En concreto, se trata de una dolencia que consiste en paradas respiratorias reiterativas durante el sueño que dan lugar a otros trastornos fisiopatológicos que acaban afectando a la calidad de vida de la persona más allá del tiempo que dedica a dormir. Esta investigación ha desarrollado una terapia de ocho semanas que mezcla la buena alimentación con el ejercicio físico para poder acabar con la apnea del sueño. Las conclusiones se han publicado en la revista científica JAMA Network Open.
La enfermedad se produce por una falta de oxigenación que da lugar a la inflamación de todo el organismo y a una serie de molestias “muy serias” que provocan micro despertares. Estos empeoran la calidad del sueño haciendo que la persona durante el día se sienta cansada, triste, apática, deprimida o irritable. La apnea del sueño se considera un factor de riesgo muy importante para enfermedades cerebrovasculares y cardiovasculares, así como la resistencia a la insulina con diabetes, la depresión o trastornos cognitivos severos. El paciente acaba sufriendo durante el día por la mala calidad del sueño. La prevalencia de la enfermedad es tan alta que hay un infradiagnóstico del 70% de los casos y en el mundo alrededor del 38% de las personas la sufren.
Se podía hacer algo más para mejorar la apnea
Se calcula que a nivel global el 6% de los hombres y el 4% de las mujeres padecen de apnea obstructiva del sueño con necesidad de tratamiento. Germán Sáez, neumólogo del Hospital Virgen de las Nieves y miembro de la Unidad de Trastornos Respiratorios del Sueño que ha participado en la investigación, destaca la importancia de la terapia que han podido desarrollar en colaboración con la Universidad de Granada: “Es un grave problema de salud. Fue una oportunidad trabajar en este proyecto porque entendíamos que se podía hacer algo más en la apnea del sueño. La consideramos una pandemia derivada de la obesidad”. Por si fuera poco, con el envejecimiento aumentan las posibilidades de sufrir apnea por lo que se calcula que alrededor del 38% de los adultos pueden necesitar de un tratamiento.
Según los datos aportados en esta investigación, alrededor de 2,5 millones de personas necesitan tratarse la apnea del sueño en España. Uno de los tratamientos más habituales es el CPAP (continuous positive airway pressure, presión positiva continua en la vía aérea), el famoso aparato que utilizan las personas que necesitan control de esta enfermedad mientras duermen. “Hasta ahora hemos considerado que esta enfermedad es crónica y no curable. El tratamiento que conocemos es paliativo y corrige la apnea, pero no la cura. Nuestra labor como médicos siempre ha sido diagnosticarlo cuanto antes para evitar todos los trastornos derivados”. Algo que con esta investigación va a empezar a cambiar porque es posible atajar la dolencia desde una perspectiva multidisciplinar.
Para muestra un botón. José Miguel Fernández, uno de los enfermos de apnea del sueño que ha participado en el ensayo clínico y que fue diagnosticado en diciembre de 2019, considera que esta terapia le ha “cambiado la vida”. “En estos dos meses he aprendido a valorar todo”. En este periodo de tiempo tanto él como el resto de participantes han aprendido a que hay que hacer deporte, aunque sea andar, así como tener una buena alimentación. “Se aprende a hacer una dieta y hacer comida sana”. En cuanto al sueño, el alcohol y el tabaco, todo consiste en tener buena higiene al respecto. “Consiste en acostarse pronto y sin luz, llevando un horario”.
En el caso de José Miguel Fernández, apenas llegó a estar dos meses usando el CPAP como tratamiento hasta que empezó el estudio. Antes de la terapia sufría 70 apneas por hora, con paradas incluso de dos minutos de tiempo, y ahora solo sufre 3 cada sesenta minutos. “He pasado de tener que utilizar la máquina a no necesitarla”. En general, los enfermos que han participado en esta investigación coinciden en señalar que la vida les ha cambiado para mejor hasta el punto de dejar de ser “pesos de una máquina”.
Una terapia pionera
Fruto del interés y la “ilusión” por encontrar una terapia curativa, el equipo de neumólogos del doctor Sáez en el Hospital Virgen de las Nieves se puso a trabajar junto con los investigadores de la Universidad de Granada. Así, afirman haber curado por primera vez la apnea obstructiva del sueño a través de un tratamiento por módulos que combina una buena alimentación con ejercicios físicos enfocados a mejorar la respiración durante el sueño. Los ensayos han demostrado que en ocho semanas es posible revertir la apnea y mejorar mucho la vida del paciente, algo que hasta ahora no era posible porque se consideraba una dolencia crónica con terapias orientadas a paliar sus efectos en general.
“Es un ensayo clínico que demuestra por primera vez en la historia que, si se hace lo que se tiene que hacer, la apnea obstructiva del sueño no es una enfermedad crónica”, argumenta Almudena Carneiro, investigadora de la UGR. Como la principal causa son la obesidad, el sedentarismo, una dieta hipercalórica, el tabaco y el alcohol, el tratamiento consiste en atajar todos esos problemas a los que se les puede poner medidas. “Diseñamos una intervención interdisciplinar para la pérdida de peso y la mejora de los hábitos de vida”. A través de este método buscan abandonar o disminuir todos esos problemas que dan pie a la apnea obstructiva del sueño. Una cuestión para la que ha sido clave la utilización de técnicas grupales de motivación para superar las causas que provocan la enfermedad.
“El éxito de este estudio no ha sido solo demostrar que cuando se hace lo que se tiene que hacer mejora (mejorar la nutrición, hacer más actividad física o disminuir el consumo de tabaco y alcohol), sino darle herramientas a los pacientes para que incorporen pequeños cambios en su estilo de vida”, explica Jonatan Ruiz, otro de los investigadores de la Universidad de Granada que han participado en el proyecto. “En ocho semanas el equipo ha sido capaz de enseñarles a modificar su estilo de vida”. Un avance excepcional que ha conseguido acabar con la apnea obstructiva del sueño. “En otros programas hemos visto avances en los que los pacientes acababan abandonando, pero esta vez demostramos que, haciendo una intervención distinta, para mejorar el estilo de vida hemos visto que en solo ocho semanas han sido capaces de integrarlo”.