José Antonio Griñán (Madrid, 1946) ha regresado este lunes a la vida pública para presentar su libro Cuando ya nada se espera (Galaxia Gutenberg), que sale a la venta esta semana y recopila en más de 500 páginas su trayectoria personal y política, deteniéndose con especial cuidado en el periodo de la Transición de España a la democracia.
El que fue presidente de la Junta de Andalucía entre 2009 y 2013 ha estado muchos años apartado del foco público, tras ser condenado a seis años de cárcel por prevaricación y malversación de fondos en el macrojuicio de los ERE, el mayor caso de corrupción que ha salpicado nunca a un Gobierno socialista de Andalucía. La sentencia está recurrida por los acusados -también fue condenado el ex presidente Manuel Chaves y toda la cúpula de su gabinete- que esperan a que el Tribunal Supremo resuelva el próximo mes de mayo.
Griñán se ha mostrado convencido este lunes de que la justicia le exculpará y que el Alto Tribunal anulará su condena, que le señala como uno de los urdidores de un sistema de concesión de ayudas públicas a parados plagado de irregularidades. El expresidente “no contempla” que el Supremo ratifique su condena, lo dice en el libro y lo ha repetido en una entrevista, esta mañana, en Onda Cero. “No contemplo ese escenario. No es que crea en mi inocencia, es que sé de mi inocencia. Espero que el Supremo haga justicia”, ha dicho.
Luego ha valorado el supuesto de que no sea así, de que los jueces confirmen su condena de seis años de prisión y tenga que ingresar en la cárcel. “Si eso ocurriera, no tendría más remedio que acatar la sentencia y mi vida habría acabado. Voy a cumplir 76 años, con esa edad, imagínese qué es lo que queda… las expectativas son siempre menores. Ordenar las cosas y ya está, dar cariño a los que te lo dan y poco más. Pero ahora el futuro que veo es ganar la sentencia”.
Griñán fue ministro de Trabajo en el Ejecutivo de Felipe González. Estos años, tras hacerse pública su condena por el caso ERE, asegura haber recibido el cariño constante del ex presidente del Gobierno. “Más allá de todo esto, yo me siento socialista y creo en la democracia. Tanto Felipe como Alfonso Guerra han estado apoyándome incondicionalmente y dándome cariño”, asegura, tras descartar su regreso a la militancia del PSOE en caso de que el Supremo le absuelva definitivamente. Griñán dimitió como presidente de la Junta y como senador antes de que se hiciera público el auto del caso ERE.
Siempre ha defendido que hubo irregularidades en el departamento de Empleo del Gobierno andaluz que dio lugar al macrofraude de ayudas y siempre ha defendido que había que asumir responsabilidades políticas, pero no penales. El expresidente andaluz también entregó el carné del partido, donde había militado desde el tardofranquismo, y a estas alturas no contempla recuperarlo. “Para mí la militancia significa un compromiso activo, y a estas alturas de mi vida no estoy para mucha actividad. La militancia es estar en los sitios, seguir directrices. Mi tiempo de eso ha pasado”, ha explicado.
Griñán asegura que el libro “no es un ajuste de cuentas” con nadie, se muestra satisfecho con el apoyo recibido por los dirigentes en activo de su partido, ha revelado que también ha compartido mensajes con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y alguna llamada con el presidente de la Junta, el popular Juan Manuel Moreno. “Ha estado correcto y hasta cariñoso”, advierte.