Guillermo Pastrana (Granada, 1983) está considerado uno de los mejores solistas de chelo del mundo. Le gustan los clásicos y admira a los contemporáneos, así que su repertorio combina a García Abril o Tomás Marco con Bach y Beethoven. Cree que falta música en la escuela y cuando habla de clásicos también se refiere a Los Doors y Led Zepellin. Este miércoles actúa en el Festival Internacional de Música Ciudad de Úbeda (Jaén).
- Para un músico el bagaje internacional es importante pero ¿En su caso es una opción o también obligan las circunstancias?
- A los 19 año decidí que a toda costa quería ser solista y sabía qué los países para formarme estaban en Centroeuropa. Cuando llevas tantos años fuera se convierten en tu segundo hogar. Y los músicos estamos acostumbrados a ser nómadas. Por un lado las circunstancias y por otro la necesidad de estar en una zona de influencia. Ahora mismo vivo en Suiza que está a caballo entre Alemania y Francia. Allí está toda esta riqueza cultural que es imprescindible para ser solista.
- ¿Hay mucho talento español disperso por el mundo?
- Muchísimo. En los últimos 5 ó 6 años, sobre todo. No solo del mundo de la música, de todos los sectores: medicina, arquitectura, ingeniería… Somos colonizadores del mundo. En la música las mejores orquestas se están nutriendo de músicos españoles y entre los solistas cada vez hay más de origen español. No es ni mucho menos la situación de hace 20 años.
- ¿Qué percepción se tiene de los músicos españoles fuera de España?
- En general, admiración y respeto. Ya no somos un país que solo se mueve en instrumentos de viento. Ha subido mucho el nivel en cuerda. Ha cambiado la percepción. Si esto sigue así, a lo mejor dentro de 20 años hablamos de que esta gente ha vuelto y son los de Centroeuropa los que vienen a España a estudiar.
- ¿Y el público español? ¿Ha evolucionado la forma en la que acoge la música clásica?
- Sí, en España se ve más conciencia, aunque hay mucho que hacer en música clásica contemporánea. La asistencia de público ha ido creciendo conforme ha subido el nivel de los intérpretes, ha sido simultáneo. Pero nos quedan muchos deberes. A veces nos refugiamos en los políticos, en los problemas económicos, pero también tenemos que hacer un esfuerzo nosotros para mostrarle al público qué hacemos.
- ¿Cómo pueden involucrarse más? ¿Quizá con más participación del sistema educativo?
- Si no conoces algo no lo puedes apreciar. Si no conoces la música clásica ¿cómo la vas a valorar? Es necesario construir desde la escuela. Antes que una crisis económica hemos tenido una crisis de valores, por eso pienso que es necesario desde la enseñanza básica inculcar una serie de valores para apreciar las artes, la cultura, la música... Las monedas cambian y el dinero pierde valor, al final lo que más valor tiene es el arte que es nuestro testigo, nuestra huella, lo que vamos a dejar como los hombre primitivos nos dejaron las pinturas rupestres. Eso es lo que perdura.
- ¿Por qué eligió el violonchelo?
- No es una ‘superhistoria’. Tengo dos hermanas mayores que son músicos. Así que estaba casi predestinado. En mi familia, desde pequeño estaba entre el estudio de mi madre, que es escultora, y con mis hermanas ensayando. Fue mi madre la que decidió que tocara el chelo. Empecé con siete años y poco después ya fue algo inseparable de mí.
- ¿Imaginaba, por entonces, que se referirían a usted como uno de los mayores talentos a nivel mundial de este instrumento?
- Eso ni me lo planteo. Me paralizaría. Yo siempre he querido tocar, hacer música y eso es lo que me mueve, la necesidad de estar ahí y compartir con el público. Intento alejarme de ese tipo de pensamientos. Lo suyo es seguir adelante como si siempre fuera el primer día.
- ¿Qué retos tiene por delante?
- El reto es que mi carrera siga en crescendo en calidad, en nivel y en compromiso con lo que hago. A veces parece que la música clásica se puede infestar de este virus para convertirlo en un trabajo de oficinista. Quiero tener siempre ese gusanillo del primer día, decirme: Venga, vamos a compartir algo íntimo con el público. Mi máxima es mantener la ilusión y las ganas de tocar el chelo.
- ¿Recuerda lo que sintió la primera vez que actuó como solista?
- El día que toqué por primera vez con la Orquesta del Conservatorio de Granada, toqué el concierto de Hayden en do y fue un subidón. Yo, iluso, decía ¡hala, ya soy solista! Es impresionante construir, con los músicos que te acompañan y con el director, una obra que se había compuesto tanto tiempo antes. Fue impresionante. Sentí responsabilidad, nervios y emoción. Unos sentimientos que se repiten cada vez que tengo un concierto y eso es buena señal para mí. Si no fuera por esos momentos, no sería chelista. Si buscara fama, ser rico o estabilidad habría elegido otro oficio.
- ¿Alguna vez se ha planteado dejarlo todo y buscar un oficio más cómodo?
- No, eso no. Pero cuestionarme lo que hago, cada cinco minutos. Todos los días me replanteo lo que hago y como lo hago.
- ¿Para qué sirven los reconocimientos nacionales e internacionales que ha ido acumulando?
- Son como una pista, una señal que te dice ¡ostras, lo que haces, llega! Te responden cuestiones que tú mismo no te puedes responder. Y en mi caso para meterme caña. Primero hay que celebrarlo, porque es bueno, pero después viene la parte de la responsabilidad y sabes que tienes que ir hacia arriba.
- ¿Alguna vez ha querido ser algo distinto a músico?
- Cuando era más joven me planteé la Arquitectura. Pero esa cuestión me la respondí a los 18 años, me matriculé en Arquitectura y descubrí que lo que quería era ser chelista. ¡Ojalá tuviera más vidas para ser más cosas! Desgraciadamente no soy Da Vinci. Pero lo que más me tira es esto, lo mío.
- ¿En qué se inspira un solista? ¿en los clásicos?
- La inspiración, como decía Picasso, que me pille trabajando. Hay que trabajar mucho y sobre todo te inspira la vida. Muchas veces la gente tiene una imagen de los músicos clásicos como personas un poco asociales y es todo lo contrario, si alguien está en contacto con la realidad, son los músicos. La vida cotidiana te influye, la inspiración viene del día a día de lo que comes, de lo que lees. Si vas a interpretar una obra del clasicismo, lo normal es que conozcas un poco. Entre las vivencias y el trabajo surge la inspiración; es algo que surge, viene solo, como debe venir.
- ¿Qué es lo más duro en la carrera de un solista?
- Tal vez la soledad, la duda, la incertidumbre de si estas llegando al público. Y a la vez es necesario. Un artista en la comodidad, poco artista va a ser. Un artista nace ante la adversidad y la incertidumbre, aunque como seres humanos no nos guste. Pero esos son nuestros votos.
- ¿Qué echa de menos en la protección a la música por parte de las instituciones en España?
- Apoyo hay, lo que pasa es que muchas veces no se dirige al punto real de apoyo que necesita la música. Instituciones que apoyan, hay muchísimas pero muchas veces no se ven los resultados porque se dispersa la energía, porque no se enfoca en el punto donde se debería enfocar.
- ¿Qué punto es?
- Volvemos a la escuela. Debería hacerse más hincapié a temprana edad. Que los niños, en la escuela y en los conservatorios elementales, conozcan la música clásica antes de ser músicos clásicos formados, que es lo que pasa ahora. Así esa gente será público o intérprete de música. Que la asistencia a conciertos clásicos sea normal desde pequeños, que la música –no el pop y el rock que se escuchan en cualquier sitio- sea familiar desde temprana edad, eso los hará amantes de la música. El secreto son los niños, ahí está la clave.
- ¿Por qué le gusta explicar en sus conciertos lo que va a interpretar?
- Porque llega más al público, le gusta más y lo disfruta más. Es imprescindible que los intérpretes hagamos labor divulgativa. A veces nos olvidamos, pensamos que es salir, tocar las notas bien afinadas y ya está. Y no es cierto. A ese público que te viene a escuchar le debes todo, tienes que conseguir que le llegue al máximo la música, que la entienda y que sepa qué música tocas. Y yo creo que esto se va a poner de moda ¡ya lo verá! No hago un monólogo, les cuento información que puede ayudar a comprenderla mejor. Por eso lo hago.