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Lo que la naturaleza puede ofrecer a nuestra salud

Historias de Luz

Que hay que cuidar de la naturaleza es una idea que nos han inculcado desde pequeños. En casa, en la escuela y desde las instituciones. Y no faltan razones. Hay que cuidar de nuestro entorno porque, básicamente, es lo que nos permite vivir. Desde el aire que respiramos hasta nuestra alimentación dependen de ella. También nuestra salud.

La naturaleza es fuente de recursos para la medicina. La ciencia recurre habitualmente a ella para avanzar frente a numerosas enfermedades. Es por ejemplo lo que hace un grupo de investigadores de la Universidad de Cádiz. Han encontrado en una planta una esperanza a largo plazo para el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer y el párkinson. También para el tratamiento del ictus y de las consecuencias de los traumatismos craneoencefálicos. ¿Cómo? Un compuesto de la Euphorbia lactea, que es el nombre de la planta, estimula la regeneración de neuronas en zonas dañadas del cerebro.

La investigación contra el cáncer también tiene una aliada en la naturaleza. La acacia y sus propiedades antiinflamatorias pueden tener la llave frente al cáncer de colon. Así lo han descubierto científicos de la Universidad de Sevilla que han patentado un remedio natural.

Hay quienes consideran que el aloe verá será el alimento del siglo XXI. Si estamos acostumbrados a encontrarla en la cosmética, la planta ha dado el salto a la alimentación pues sus propiedades son más que beneficiosas, por ejemplo, para el sistema inmunológico.

Y cómo no: el aceite de oliva. Que su sabor cura cualquier paladar es más que sabido. Pero sus propiedades también pasan por la prevención de enfermedades cardiovasculares o por el alto contenido en sustancias antioxidantes. ¿Y para el tratamiento de enfermedades oculares? También. ¿Cómo? Aceite y microalgas. Eso ha descubierto un grupo de investigación de la Universidad de Jaén. Añadida al aceite de oliva, la luteína, una sustancia extraída de microalgas marinas, puede ayudar a prevenir la degeneración macular senil, una dolencia que a día de hoy no tiene tratamiento.

Alzhéimer, párkinson, cáncer… Nuestro entorno puede contener el antídoto contra enfermedades con más presencia de la que deberían. ¿Moraleja? Y por esto, niños, hay que cuidar de la naturaleza.

Que hay que cuidar de la naturaleza es una idea que nos han inculcado desde pequeños. En casa, en la escuela y desde las instituciones. Y no faltan razones. Hay que cuidar de nuestro entorno porque, básicamente, es lo que nos permite vivir. Desde el aire que respiramos hasta nuestra alimentación dependen de ella. También nuestra salud.

La naturaleza es fuente de recursos para la medicina. La ciencia recurre habitualmente a ella para avanzar frente a numerosas enfermedades. Es por ejemplo lo que hace un grupo de investigadores de la Universidad de Cádiz. Han encontrado en una planta una esperanza a largo plazo para el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer y el párkinson. También para el tratamiento del ictus y de las consecuencias de los traumatismos craneoencefálicos. ¿Cómo? Un compuesto de la Euphorbia lactea, que es el nombre de la planta, estimula la regeneración de neuronas en zonas dañadas del cerebro.