En la recuperación de la memoria histórica es fundamental la recuperación de los hechos. Y detrás del rigor, están las investigadoras e invesitgadores andaluces a los que queremos dar el protagonismo que merecen en esta ventana repasando sus motivaciones y sus trabajos más destacados.
“El régimen era tan machista que las mujeres no eran tan sospechosas y podían actuar en la clandestinidad”
La catedrática de Historia Contemporánea en la Universidad de Huelva, Encarnación Lemus, ha estudiado, entre otros aspectos relacionados con la mujer en la represión franquista, sobre todo capítulos desconocidos de su presencia en distintos ámbitos, con la conclusión de que, si no en número, su papel fue destacado para mantener determinadas organizaciones mientras sus maridos, novios, padres o hermanos estaban en la cárcel o habían sido ajusticiados.
En ese ambiente, por encima de casos llamativos como los de las 13 Rosas o nombres propios como el de Pasionaria, ha habido mujeres que han mantenido organizaciones sindicales o partidos políticos en la clandestinidad. “Por azar, cayó en mis manos una documentación que contaba la historia de algunas mujeres que habían sido represaliadas e incluso encarcelas por su vinculación al Partido Comunista; un tema que, globalmente, ha sido tratado, pero siempre por los márgenes, no en profundidad”, explica.
Y es que parece que “nos interesa la represión como un hecho concentrado sobre los hombres, porque tienen el primer papel, y no vamos a distorsionar la historia, porque la presencia de la mujer no era la central ni mucho menos. Incluso la izquierda no abre la puerta alegremente a la militancia femenina, pero cuando empieza la guerra, sí, porque hace falta todas las manos posibles, y los hombres están en el frente de batalla”.
“A partir del 39, cuando teóricamente llega una paz muy poco pacífica, ahí sí hay una presencia de la mujer en espacios políticos, porque sus compañeros, maridos, padres, hermanos están muertos, desaparecidos, exiliados y muchísimos en la cárcel. Es un punto en el que siguen existiendo los partidos políticos, sindicatos como UGT o la CNT, instituciones republicanas, pero ilegales y ocultadas”, de modo que las mujeres, por encima de la cantidad representativa en esas organizaciones, ayudaban a que los partidos siguiesen funcionando. En realidad, Encarnación Lemus recuerda que el hecho de que los partidos sigan funcionando, pero de forma oculta, en la clandestinidad, es algo que ha existido en todas las dictaduras.
En el caso de la posguerra española se da, además, la circunstancia de que “el régimen era tan machista que la mujer no era tan sospechosa, y se podía mantener en el sistema de la clandestinidad”, y se convertían en elementos indispensables para “mantener la conexión de la cárcel con el exterior, organizar lugares clandestinos para albergar reuniones, a veces desempeñar papeles como parte de los comités, que se favorecieron por las circunstancias de que esas funciones fuesen desempleadas por mujeres”.
'Cárcel de amor'
A la hora de destacar algunas historias concretas, se refiere a lo que encontró en Francia en forma de ‘Cárcel de amor’, el libro de una pareja comunista detenida que sostienen correspondencia en la cárcel de Sevilla, cada uno en un módulo, donde el director les permitió intercambiar una carta a la semana. Recuerda que, si alguno de los familiares de represaliados guardan cartas de la época, “piensen que la forma más fácil de preservarla para la historia es entregarla a un centro de investigación”.
De vuelta a la charla en relación a la mujer en la posguerra, siempre recordando que su presencia fue minoritaria, “lo llamativo es que pudieran sobrevivir las organizaciones, que tuviera la gente la energía y la entereza y pusieran sus ideales por encima de su vida. Es curioso que dentro de esa presencia minoritaria de la mujer ese fenómeno exista”, recuerda, señalando que se ve una mayor presencia en provincias como Granada, Málaga, Sevilla o Córdoba, ya que “donde hay guerrilla, su papel es más importante, porque auxiliarla es una de sus funciones, ya que no había medicamentos en el mercado normal para la guerrilla y había que acudir al mercado negro”.
La profesora Lemus tiene clara una cosa: “Hubo muchas pasionarias, pero no se debe distorsionar. Cuando se estudian los juicios, la presencia de la mujer significa un 11%, y era más llamativa en los años 40, porque desempleó funciones que fueron vitales para que pudieran seguir vivas aunque latentes las organizaciones y los partidos”.
La catedrática de Historia Contemporánea en la Universidad de Huelva, Encarnación Lemus, ha estudiado, entre otros aspectos relacionados con la mujer en la represión franquista, sobre todo capítulos desconocidos de su presencia en distintos ámbitos, con la conclusión de que, si no en número, su papel fue destacado para mantener determinadas organizaciones mientras sus maridos, novios, padres o hermanos estaban en la cárcel o habían sido ajusticiados.
En ese ambiente, por encima de casos llamativos como los de las 13 Rosas o nombres propios como el de Pasionaria, ha habido mujeres que han mantenido organizaciones sindicales o partidos políticos en la clandestinidad. “Por azar, cayó en mis manos una documentación que contaba la historia de algunas mujeres que habían sido represaliadas e incluso encarcelas por su vinculación al Partido Comunista; un tema que, globalmente, ha sido tratado, pero siempre por los márgenes, no en profundidad”, explica.