Jesús Jurado (Málaga, 1986) es uno de los portavoces de Podemos en la provincia de Sevilla. Licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad de Granada, se ha curtido en las movilizaciones ciudadanas, pero ni siquiera en el momento cumbre del 15M llegó a pensar que Podemos llegaría a despertar tanto interés. Él afronta el reto de trabajar por este proyecto desde dentro, sin que entre sus aspiraciones a corto plazo figure formar parte de una candidatura de cara a las elecciones municipales. Esta entrevista se desarrolla en una cafetería de Sevilla. Habla sin estridencias y donde cualquier atisbo de radicalidad en su discurso se contiene a media garganta.
El 15 de julio empezó el proceso constituyente de Podemos a nivel nacional. ¿Cómo se han organizado entretanto?
Hemos tenido los últimos meses un debate intenso para organizarnos de manera provisional hasta que fuera el proceso constituyente, pero finalmente hemos esperado. De forma provisional hemos funcionado con coordinadoras. Lo que queda de verano y gran parte de otoño será para el proceso constituyente.
Podemos está especialmente implantado en Andalucía. En el caso de Sevilla, ¿cuántos círculos están coordinando en estos momentos?
Estamos en torno a los 40 en otros tantos municipios, y estamos en los más importantes. Ya se está trabajando en iniciativas muy interesantes. Por ejemplo, en Alcalá de Guadaíra, un municipio muy endeudado, van a trabajar en septiembre con auditorías de las cuentas municipales y un OCM (observatorio ciudadano municipal) para que los vecinos puedan conocer los datos de la deuda y si es legítima o no.
Con la nueva Ley de Seguridad Ciudadana, tal vez se compliquen determinadas acciones...
Igual que el derecho a la huelga se gana haciendo huelga, el derecho a reunirse se gana reuniéndose. Y lo vamos a seguir haciendo. Cuando no salíamos a la calle, preguntaban que dónde estaba la juventud. Cuando protestábamos, nos decían “pues montad un partido si queréis defender vuestras ideas”. Lo hacemos, y ahora nos dicen que somos antisistema... Precisamente nosotros estamos animando a cumplir las reglas de juego. No por ejemplo defender aquí la política fiscal y luego tener un fondo Sicav en Luxemburgo. Eso sí que es atentar contra el sistema.
Con la intención de presentar candidaturas en tantos municipios como haya gente dispuesta, ¿cómo se protege la marca, por ejemplo, para evitar que no tengan la solvencia suficiente?
El proceso constituyente va a girar en torno a tres borradores de principios éticos, políticos y organizativos. En los principios éticos se quieren poner barreras contra el intrusismo o el cambio de chaqueta. Es algo que se ha detectado por algunos como una de las amenazas posibles. Tenemos unas generaciones muy preparadas y la mayor parte de los ciudadanos pueden desempeñar las labores públicas mejor de lo que se está haciendo ahora. Si nos presentamos o no en un sitio o en otro, dependerá de la madurez de los círculos y lo que se decida en cada caso.
Siguen empeñados en un proceso muy participativo, pero ¿cómo se conjuga tanta asamblea con la eficacia?
Se trata de tener unos principios organizativos comunes y cada círculo tendrá su autonomía. Pero Podemos no son sólo los círculos, sino también gente que no quiere participar de forma tan activa pero sí con cierta implicación. Por eso se plantean, por ejemplo, consultas para pactos de gobierno. Podemos no se plantea como un partido al uso sino que pretende ser una herramienta para los ciudadanos, por lo que hay que pensar en términos diferentes.
Pero tener que consultarlo todo ¿no puede resultar un lastre?
Por eso estamos trabajando en herramientas online para agilizar los debates. Habrá debates presenciales que no supondrán la necesidad de ninguna toma de decisión, pero sí para enriquecer posiciones, y luego estarán las votaciones, a través de internet, para que seamos de verdad participativos. Las asambleas de los movimientos ciudadanos han tenido hasta ahora entre algunos de sus problemas las dificultades reales de participación de todo el mundo y entendemos que con el uso combinado de herramientas presenciales y virtuales podemos desbloquear esta situación.
Si los pactos de gobierno posibles se someterán a votación, ¿es posible que en algunos casos los haya con la derecha?
En estos momentos lo veo muy poco probable. No va a haber ninguna estridencia en este sentido, como no la hubo en las primarias abiertas para las elecciones europeas.
El fenómeno Podemos y de otros partidos de nueva creación parece haber animado a otros partidos a ser más democráticos. ¿Diría que es así, por ejemplo, en el caso de las primarias abiertas del PSOE?
Claramente ha influido, pero Podemos no lo ha inventado de la nada. Ya se exigía desde el 15M lo de acabar con los mecanismos de perpetuación de la casta política. Desconfío a veces de si detrás hay intenciones cosméticas o un verdadero interés de cambiar las cosas, pero de entrada sólo puedo valorarlo como algo positivo. Salimos ganando todos con eso.
Y, por el contrario, otra reacción, en este caso tendente a proteger el bipartidismo de partidos como el suyo, ha sido reabrir el debate de la elección directa de los alcaldes. ¿Qué le parece?
Sería un paso atrás porque en un momento en que claramente el bipartidismo está en retroceso y vamos hacia un electorado con mucha fragmentación, se entiende que la elección directa va a dar lugar a alcaldes con muy poco respaldo, por ejemplo con un 25% de los votos. No es que nos gusten especialmente los pactos de gobierno, pero partir de la elección directa en cualquier caso es una medida sólo dirigida a intentar frenar el desgaste que está sufriendo el PP.
En esta hipotética reforma electoral, en cambio, no parece que vaya a entrar la cuestión del reparto de los votos, que por ejemplo en Andalucía ha planteado UPyD con una ILP (iniciativa legislativa popular) para que valgan igual...
Es la forma de hacer las cosas que se ha establecido. Pero la elección directa podría salir adelante porque le interesa a los partidos mayoritarios, ya que el retroceso afecta al PP y al PSOE. Es hipócrita porque nos llevan diciendo años que la ley electoral es inmutable y el PP plantea ahora cambiarla en pocos meses y sin contar con el consenso de la mayor parte de las fuerzas políticas.
¿Cómo lleva la campaña de desprestigio que parece haber cobrado fuerza contra Podemos?
En cierta manera nos están haciendo un favor. El hecho de que no se debatan las cosas con argumentos, que nos podrían en ocasiones incluso dificultades a la hora de plantear nuestras ideas... Pero como se han centrado en las descalificaciones e incluso en acusaciones muy graves, pues ya se ve cuál es la única respuesta posible: a veces hasta plantear demandas.
Pero entrar al trapo en esas cuestiones, ¿no les distrae de sus objetivos?
Es verdad también que esto nos resta mucho tiempo para ponernos a plantear otras cuestiones importantes para el ciudadano. En cualquier caso, no somos nosotros los que hemos planteado este enfrentamiento. La mayor parte de la gente sabe que los que nos acusan de terroristas o agentes del exterior se retratan ellos mismos. Y están insultando a más de un millón de españoles que han votado a Podemos y que seguro que ahora son muchos más.
¿No están cayendo en un exceso de Pablo Iglesias?
Es un liderazgo sano que ha sabido articular todo el descontento ciudadano. Pero ahora su trabajo está orientado hacia el Parlamento Europeo. Él no designa a los candidatos ni a los responsables de la organización. Eso dependerá de la votación de los ciudadanos. Cuando haya que elegir nuevos nombres habrá muchas más caras.
¿Es su modelo Venezuela?
No se pueden traer modelos del exterior. Los que predican que vamos a copiar tal cual el sistema de educación de Finlandia también caen en un error. Debemos dotarnos de un modelo endógeno surgido del propio territorio, lo que no quiere decir que no podamos fijarnos en cuestiones como la educación en los países nórdicos, la fórmula de presupuestos participativos de Brasil... No hacemos un favor a nadie cuando demonizamos modelos novedosos como los de América Latina, con nuevas constituciones que han sido reconocidas como algunas de las más avanzadas, por ejemplo en fórmulas de participación.
Usted es politólogo. ¿Qué entiende por populismo?
La etiqueta populista como la usan los medios de comunicación o la calle no quiere decir nada en sí misma. Es una forma de descalificar sin necesidad de argumentar. Con eso se acaba la discusión. Igual que para referirse a determinados países. Se usa mucho para referirse a Venezuela, pero casi nadie lo planteaba para la Italia de Silvio Berlusconi. Nosotros planteamos cuestiones del sentido común. ¿La renta básica es irrealizable? Lo que sí es demagogia es decir que vamos a salir de la crisis con las medidas que se están poniendo en marcha ahora. Si planteamos que la deuda es ilegítima, dicen que es demagogia, pero lo cierto es que no existe un caso histórico de ningún país que en esta situación haya conseguido pagar su deuda. Siempre ha habido condonación o quita.
¿Cree que Podemos está respondiendo mejor que otros a la desafección de la ciudadanía hacia los políticos y las instituciones?
Por mucho que algunos empeñen en acusarnos de querer criminalizar la política, precisamente estamos haciendo lo contrario. Podemos está enseñando a que es una herramienta eficaz y que con proyectos como éste puede recuperar la ciudadanía su voz. Lo que no se puede es clamar contra la desafección y bloquear a la vez cualquier mecanismo para el control de los cargos públicos, negarse a combatir la corrupción...
Pero sus propuestas tienen que ser realizables…
Se trata de hacer políticas efectivas y necesarias para el beneficio de la mayoría y esto hemos sabido expresarlo desde Podemos mejor que la mayor parte de las formaciones de izquierda hasta ahora. La marginalidad política en la que estaban las demandas de movimientos sociales por ejemplo se ha visto que eran mayoritarias y ahora tienen un cauce. Los medios de comunicación han silenciado siempre esta exigencia de la ciudadanía. Era necesario que alguien planteara cuestiones de sentido común. Que dijera que el rey estaba desnudo. Pero faltaba ese espacio mediático y en la opinión pública para que los que pensábamos eso nos diéramos cuenta de que no estábamos solos. Hemos metido en la agenda temas que hasta ahora estaban vetados.
¿Le ve vocación de permanencia a Podemos?
Se ha planteado como una iniciativa para afrontar el bloqueo político que hay, con instituciones sordas a lo que está sucediendo en la calle. El objetivo se ha conseguido sólo parcialmente. Pretendíamos mover ficha para voltear el tablero. El tablero sigue siendo el mismo, pero ahora hay nuevas fichas que están cambiando las formas de jugar. Tenemos que cambiar todas las reglas de juego y caminar hacia ese proceso constituyente que permita redefinirlas. Podemos, por ahora, es la herramienta más adecuada para ello porque así lo entendemos, pero no habría ningún problema el día de mañana si hay que cambiar esta fórmula.