La historia de Joaquín Garat Ojeda,el empresario que pidió “disculpas a la sociedad” el martes por el dinero que supuestamente pagó al PP de Chiclana (Cádiz) para conseguir favores administrativos del Consistorio, es otro retrato de la crisis. Acaba de cumplir 82 años, pero este gaditano fue un emprendedor nato durante su juventud y un empresario de éxito en su madurez. Construyó piscifactorías, desarrolló proyectos de ingeniería civil y, más tarde, hizo fortuna como promotor inmobiliario y como empresario turístico en Chiclana (Cádiz). Garat paseó en su yate por la costa de Sancti Petri a políticos de todo signo y personalidades de los negocios hasta que la última gran crisis cambió su suerte. Hoy lo ha perdido casi todo y vive de alquiler.
El punto de inflexión de la carrera de Garat se produjo en 2005, cuando decidió construir un campo de golf en el Novo Sancti Petri, uno de los destinos de veraneo más pujantes para los turistas extranjeros de todas las opciones en países mediterráneos. Las Lomas era un campo de golf puro, un negocio desvinculado de promociones inmobiliarias que nada tenía que ver con otros proyectos de este sector. Su negocio era el deporte, no la venta de casas. En su inauguración, en julio de 2006, el promotor presumió de que aquella era una iniciativa “sin ladrillos, sin sandocanes, sin rocas y sin turroneros”, un proyecto que bailaba entre “el de un romántico y un loco”.
Pero desde que las bolas comenzaron a rodar en Las Lomas todo fueron problemas. La estación depuradora de La Barrosa no fue suficiente para dar suministro a las instalaciones pese a las promesas del Ayuntamiento (entonces en manos del PSOE) y el césped se echó a perder, lo que provocó meses de inactividad y una costosa operación para replantar el recorrido que Garat siempre recuerda con amargura. Después, comenzó la decadencia turística del destino. Las listas de espera de una semana para reservar un green fee (salida al campo) dieron paso a la ausencia de clientes. Y las partidas que durante los noventa llegaron a cobrarse a 10.000 pesetas (unos 60 euros), cayeron hasta los 10.
Las Lomas se fue a pique y el negocio se declaró en concurso voluntario de acreedores (suspensión de pagos) en 2010. El propietario vendió casi todo su patrimonio pero, ahogado, fue incapaz de hacer frente a una deuda de cinco millones de euros contraída con la Banca March. Tras ejecutar la hipoteca sobre su vivienda personal, valorada en 500.000 euros, la caja acabó quedándose con el campo de golf en diciembre de 2012.
Hoy las instalaciones de Las Lomas de Sancti Petri están cerradas. Dos operarios se encargan de evitar que las malas hierbas pueblen la parcela. El negocio en el que se invirtieron 10 millones de euros hace seis años está a la venta por dos millones y, aun así, nadie lo quiere.
La quiebra patrimonial ha afectado a Garat, un personaje hiperactivo y muy implicado en la sociedad chiclanera, donde ha desarrollado numerosos proyectos con colectivos de discapacitados. Él, sin embargo, asegura que está en “plena forma” y presume de hacer deporte a diario a sus 82 años y de dormir seis horas. En su vivienda de alquiler tiene varias habitaciones reservadas para montañas de papeles, aunque es una incógnita si dispone de los que puedan demostrar que en 2007 pagó más de 20.000 euros al PP local para conseguir favores administrativos que le permitieran sacar a flote su campo de golf.