Keeanga-Yamahtta Taylor es profesora de estudios afro-americanos en la Universidad de Princeton, donde imparte dos asignaturas cuyo título ya muestra cuáles son sus inquietudes: Rats, Riots, and Revolution: Housing in the Metropolitan United States [Ratas, revueltas y revolución: el alojamiento en las áreas metropolitanas de Estados Unidos] y Public Policy in the U.S. Racial State [Políticas públicas en el estado racial de Estados Unidos].
Taylor está presentando su último libro, Un destello de libertad. De #BlackLivesMatter a la liberación negra, editado en 2017 por Traficantes de Sueños, donde traza un recorrido por la cuestión racial en Estados Unidos y los movimientos por los derechos de la población negra, hasta desembocar en Black Lives Matter, surgido después de la absolución de un policía que mató a un adolescente negro, Trevor Martin, en febrero de 2013, y germen a su vez de las masivas movilizaciones de 2014 en protesta por las sucesivas muertes violentas de ciudadanos negros a manos de policías blancos.
La profesora presentó el libro en el patio de La Invisible, el centro social y cultural autogestionado de Málaga sobre el que ahora pesa una orden de desalojo emitida por el ayuntamiento. Allí se reunió también con colectivos para analizar cuestiones de raza, género y clase, sus cruces, conflictos y alianzas, y atendió a eldiario.es Andalucía. Seria, estricta y precisa con las palabras, esto nos contó.
En la introducción de su libro usted hace una afirmación muy contundente: “No es una exageración decir que a los hombres y mujeres de azul, que patrullan las calles de Estados Unidos, les ha sido extendida una licencia para matar, y que muestran una consistente propensión a hacer uso de ella”. ¿Qué le lleva a decir esto?
La policía americana mata a 1.000 personas al año y no hay correlación entre la agresividad policial y el control de la criminalidad. A esos policías que han matado a ciudadanos casi nunca se les hace responsables, casi no hay medidas disciplinarias por matar a gente. En lugar de eso, la policía en Estados Unidos está casi deificada, en una posición inatacable, y el Tribunal Supremo ha dicho que si un policía siente que su vida está en peligro tiene el derecho de matar, de modo que es casi imposible que un agente de policía sea reprendido por matar a alguien. Así que sí, creo que esto es muy parecido a tener una licencia para matar.
¿Qué diferencia Black Lives Matter de otros activismos históricos sobre la cuestión racial?
Black Lives Matter (BLM) es claramente un producto del momento histórico en el que estamos. La diferencia más evidente es que creció en un momento en el que personas de raza negra asumieron el control de importantes puestos políticos: un Presidente negro, un fiscal general negro y el número más alto de funcionarios públicos negros. Esto no tenía precedentes. No ha habido ningún otro movimiento en favor de los derechos de la población negra en medio de esta toma de poder.
¿Hubiese sido posible sin ella?
No diría que no hubiese sido posible. Había muchas provocaciones policiales que lo hacían posible. Pero pienso que las enormes expectativas que había con la Administración Obama se transformaron muy rápidamente en rabia, con su fracaso con dar respuesta adecuada a la crisis social en las minorías negras.
Uno de los aspectos que más se ha destacado del BLM es su interacción con otros movimientos sociales, como el feminismo o el movimiento LGBTQ. ¿Qué importancia tiene desarrollar estas conexiones?
Muchas de las personas que participan en las reuniones de BLM señalan al feminismo negro para decir que no es una cuestión de elegir entre BLM o las políticas queer o el feminismo. Hay muchas mujeres negras queer que están en la organización del BLM, así que hay una predisposición natural a mirar a esas organizaciones como una herramienta para construir un movimiento más extendido.
¿Lo que plantea es que el BLM es parte de un movimiento más amplio?
Creo que la gente tiene un sentimiento muy exagerado de lo que son los movimientos en Estados Unidos. No son organizaciones, son movilizaciones. No hay un movimiento cohesionado en el que las organizaciones estén constantemente en contacto tratando de determinar el siguiente paso y cómo avanzar. Creo que hay asuntos que se solapan y un sentimiento de querer trabajar juntos por el ataque de Trump, que ha hecho necesario mirar más allá de tu asunto particular y construir vínculos entre el movimiento de los derechos de los inmigrantes o la lucha contra la islamofobia. Todo el mundo está concienciado con la solidaridad y eso es lo que están intentando hacer en este momento político.
Una de las características del BLM que suelen destacarse es su descentralización, que da al movimiento una flexibilidad mayor e impide los intentos de control de instancias jerarquizadas, pero que también puede conllevar problemas operativos. ¿Qué opina?
Creo que es un problema. Conceptualmente, es cierto que permite mayor flexibilidad porque la gente no está atada a un conjunto de reglas de organización, que no son necesariamente las suyas ni responden necesariamente a la situación local. Pero también significa que hay poca comunicación de un área a otra, y poca comunicación. Por ejemplo, el BLM no genera documentos, no hay periódicos o medios. La descentralización es tan acusada que es difícil para algunos grupos trabajar conjuntamente, porque no hay ningún medio para comunicar.
Así que tienes muchas redes sociales y comunicación informal que a menudo es, en mi opinión, no democrática y no responsable [accountable, en la respuesta en inglés], porque los medios por los que se decide que hacer no involucran a la mayoría de la gente que participa en las protestas, y esa gente no tiene manera de participar en la configuración de qué es BLM. Hay organizaciones con pocos miembros, como BLM, pero no una coalición masiva o una organización sin miembros. Si vas a una protesta y quieres seguir conectado a BLM no puedes aparecer y participar.
Da la impresión de que habla de un problema de representación.
Creo que es representación y democracia. La influencia de ONGs y fundaciones significa que hay una capa de personas en los movimientos que producen una especie de profesionalización en el activismo, que excluye a una amplia mayoría de gente corriente, que tiene trabajos. No hay espacio para que puedan influir en la dirección del movimiento. Pueden aparecer en una protesta, pero no decidir dónde se hace o qué forma toma. Así que se les ve de manera muy pasiva en comparación con los líderes profesionales de las ONGs que hacen esto a tiempo completo, como un trabajo.
¿Qué solución propone?
Necesitamos coaliciones democráticas masivas alrededor de BLM que creen puntos de entrada al movimiento fácilmente identificables y que permitan a la gente normal participar y tener una voz. También debemos tener líderes identificables y responsables para esa gente. Lo que significa que tenemos que votarlos y que exista un input democrático. Eso lleva tiempo, es difícil, retrasa las cosas, pero si la gente normal no tiene una voz en lo que pasa, ¿de quién es el movimiento?
Una encuesta de 2017 concluyó que el 35% de los blancos miraban favorablemente al BLM, mientras que el porcentaje entre los negros subía el 83%. ¿Por qué?
¡Porque los blancos son racistas! Los blancos creen que los negros exageramos los problemas con la policía, y en gran parte pasa porque Estados Unidos está profundamente segregada. Tienes a blancos que trabajan al lado de negros, pero que no conocen a ningún negro, y obviamente no conocen los problemas con la policía, así que piensan que exageran, porque sus interacciones con la policía son completamente diferentes. Por eso los estudios reflejan diferentes realidades: los negros viven en una sociedad diferente a la de los blancos en Estados Unidos.
Es una diferencia de 50 puntos porcentuales…
Sí, es difícil de explicar, la gente no lo entiende. La segregación es tan intensa en Estados Unidos que los negros hablamos distinto que los blancos. Tenemos otro acento, otro tono de voz. Fuera de los centros de trabajo, cuando la gente se relaciona, hay dos sociedades diferentes. Así que no es sorprendente. Los blancos tienen una relación con la Policía, los negros son maltratados por la Policía.
¿Cuál es la influencia de los medios en esa percepción?
Para los blancos, influye. Porque no informan o reflejan estas cuestiones de la población negra. La segregación pone un velo tal en la sociedad americana que nadie tiene verdadero interés en mirar más allá, incluyendo a los medios. Así que refuerzan la percepción de quién es la Policía, qué hace, que son servidores públicos para la reforma y el bien de la sociedad... Es una realidad diferente que la de los negros, que saben cómo es la Policía, aunque los medios lo ignoren.