El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) cuenta con 24 institutos o centros de investigación -propios o mixtos con otras instituciones- tres centros nacionales adscritos al organismo (IEO, INIA e IGME) y un centro de divulgación, el Museo Casa de la Ciencia de Sevilla. En este espacio divulgativo, las opiniones de los/as autores/as son de exclusiva responsabilidad suya.
La Cueva del Tesoro
Nuestro planeta está colonizado por microorganismos y las cuevas no son una excepción. La gran adaptabilidad de los microorganismos permite que estos se desarrollen en todos los ambientes, incluyendo los subterráneos. Las cuevas y minas suelen ser las puertas de acceso más comunes al mundo subterráneo. Desde milenios una gran variedad de microorganismos colonizan los diferentes nichos de una cueva; un ecosistema importante para la búsqueda de actividad microbiana, ya que albergan interesantes formaciones geológicas y diferentes tipos de minerales.
El estudio de la diversidad microbiana es importante por muchas razones, pero quizás una de ellas es que las cuevas pueden ser fuentes potenciales de nuevos microorganismos productores de compuestos bioactivos de interés médico e incluso de microorganismos patógenos.
En los últimos años, en el marco de un proyecto financiado por la Consejería de Innovación de la Junta de Andalucía, en el 'Observatorio microbiológico de cuevas visitables: evaluación y control de comunidades fúngicas en cuevas sometidas al impacto de actividades turísticas' se están estudiando varias cuevas andaluzas. Entre ellas se encuentra la Cueva del Tesoro, en el Rincón de la Victoria. Esta cueva, al igual que otras muchas con actividad turística, presentan en sus paredes extensas zonas de color verde debidas a las colonizaciones de cianobacterias y algas, microorganismos fototróficos cuyo crecimiento está inducido por la iluminación con luz artificial. El Ayuntamiento del Rincón de la Victoria ha firmado un convenio con el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla (IRNAS), del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, para el estudio de este tipo de contaminación biológica y para evaluar los métodos de limpieza que se puedan aplicar en la cueva.
Tras los estudios efectuados, la cueva se ha revelado como un yacimiento de nuevas especies para la ciencia, ya que alberga una gran biodiversidad apenas explorada.
En 2012, investigadores del IRNAS y del Instituto de Biología del Suelo, de la República de Chequia, describieron dos nuevas especies de hongos, aislados de la Cueva del Tesoro, Aspergillus thesauricus y Aspergillus baeticus. Aspergillus baeticus, también se ha encontrado en la Gruta de las Maravillas, en Aracena. Se continúan los estudios de los hongos presentes en esta cueva y existe la posibilidad de describir otras especies nuevas.
Respecto a las bacterias, tres están siendo estudiadas y se describirán como especies nuevas en un futuro próximo. Las cepas fueron ya depositadas en colecciones de bacterias europeas y tentativamente han sido descritas como Acinetobacter thesauricus, Bacillus thesauricus y Paracoccus speluncae. Probablemente con una mayor dedicación a los estudios taxonómicos podrían aislarse nuevas especies de bacterias en la Cueva del Tesoro.
En el estudio financiado por el Ayuntamiento de Rincón de la Victoria observamos que las comunidades fototróficas, que coloreaban de verde las paredes, presentaban algunas características dignas de estudio. Estas comunidades estaban compuestas principalmente por cianobacterias (Chroococcidiopsis sp., Nostoc sp., Phormidium sp., etc.), algas verdes (Friedmannia sp., Chlorella sp., etc.), algas rojas (Cyanidium sp.) y musgos.
Algunas de estas algas, verdes o rojas, aparecían parasitadas por virus mientras que las cianobacterias aparentemente no lo estaban. Esto planteó un tema interesante de investigación, ya que en la literatura científica se describen los virus de algas como parásitos obligados, muy específicos y a menudo importantes agentes de mortalidad. Se ha publicado que no parece que estos virus sean capaces de infectar a distintas especies de algas, por lo que la mayoría de virus, si no todos, serian específicos para una única especie de alga. En nuestro caso hemos observado que los virus parasitaban tanto a Friedmannia como a Cyanidium, lo que añadía un gran interés a nuestro hallazgo y animaba a continuar con esta investigación. En una reciente publicación sobre los virus de algas se afirmaba que para cubrir las lagunas existentes en el conocimiento de la estacionalidad y persistencia de estos virus, era necesario investigar los reservorios ambientales de algas, por lo que la Cueva del Tesoro se constituye en un reservorio interesante para la investigación de virus desconocidos de algas.
Ya en el año 1996, nuestro grupo publicó que algunos monumentos albergaban especies que debían preservarse para proteger la biodiversidad y se describía la situación de algunas especies de cianobacterias, líquenes y musgos en conjuntos arqueológicos, al aire libre, del sur y noreste de España. Nuestro principal argumento era que tales monumentos constituían nichos donde algunas especies encontraban refugio en hábitats amenazados. Hoy día podemos aplicar estos mismos criterios a las cuevas y a su colonización biológica.
Si se llevara a cabo la total eliminación y limpieza de las comunidades fototróficas de la Cueva del Tesoro, ello podría poner en peligro la conservación de la diversidad, debido a las relaciones existentes entre los distintos tipos de microorganismos, y evitaría que pudieran llevarse a cabo otras investigaciones posteriores. Por ello proponemos declarar la Cueva del Tesoro como un reservorio de diversidad biológica y alentar a los investigadores para que lleven a cabo sus estudios taxonómicos sobre diversos microorganismos en esta cueva tan interesante. Aunque existe arte rupestre en la cueva, se puede conciliar la conservación de la biodiversidad con la de las pinturas, estableciéndose zonas de biodiversidad lejos del arte rupestre y al mismo tiempo manteniendo una estrecha vigilancia sobre las condiciones ambientales de la cueva y controlando la posible dispersión de microorganismos.
Nuestro planeta está colonizado por microorganismos y las cuevas no son una excepción. La gran adaptabilidad de los microorganismos permite que estos se desarrollen en todos los ambientes, incluyendo los subterráneos. Las cuevas y minas suelen ser las puertas de acceso más comunes al mundo subterráneo. Desde milenios una gran variedad de microorganismos colonizan los diferentes nichos de una cueva; un ecosistema importante para la búsqueda de actividad microbiana, ya que albergan interesantes formaciones geológicas y diferentes tipos de minerales.
El estudio de la diversidad microbiana es importante por muchas razones, pero quizás una de ellas es que las cuevas pueden ser fuentes potenciales de nuevos microorganismos productores de compuestos bioactivos de interés médico e incluso de microorganismos patógenos.