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La finca experimental La Hoya: un valle africano en el corazón de Almería

Fue en el año 1971 cuando el reconocido biólogo José Antonio Valverde, con la colaboración del naturalista y periodista almeriense Antonio Cano, y el entonces Director del Instituto de Aclimatación del CSIC en Almería, Manuel Mendizábal, tuvieron la iniciativa de trasladar del Sáhara Occidental a las instalaciones propiedad del CSIC presentes en el barranco de La Hoya, en la vertiente norte de la Alcazaba de Almería, unos pocos ejemplares de dos especies de gacelas que se mantenían en cautividad en los acuartelamientos militares de Daora: siete gacelas o antílopes mohor (Nanger dama mhorr) y 17 gacelas dorcas saharianas (Gazella dorcas neglecta). Había nacido el Parque de Rescate de la Fauna Sahariana, el cual incorporaría cuatro años después ejemplares de las otras dos especies que contiene en la actualidad: cuatro gacelas de Cuvier (Gazella cuvieri) y tres arruis saharianos (Ammotragus lervia sahariensis), acompañados de otras 46 gacelas dorcas más. Por aquel entonces el Instituto de Aclimatación pasaría a denominarse Estación Experimental de Zonas Áridas (EEZA-CSIC), centrando parte de sus esfuerzos en asegurar el éxito de este Parque de Rescate, único en el mundo y que ha llegado a ser referente en la conservación de la fauna norteafricana.

A comienzos del presente siglo este paraje pasó a denominarse Finca Experimental “La Hoya” (FEH), al ampliar su oferta de estudios e investigaciones y contar con la incorporación de aviarios, insectarios o invernaderos, así como un Centro de Visitantes con información sobre el origen de la FEH y sus poblaciones animales. No obstante, su misión primordial sigue siendo la cría de las cuatro especies de ungulados norteafricanos que acoge, de cara a alcanzar cuatro objetivos primordiales:

1) Establecer y mantener los libros de registro o pedigrí de poblaciones reproductoras de las cuatro especies de ungulados custodiados por el CSIC, manteniendo un tamaño poblacional y una variabilidad genética que asegure su viabilidad futura.

2) Promover estudios biológicos y conductuales de las poblaciones presentes en la FEH, con especial atención a su bienestar animal y estado sanitario.

3) Proporcionar grupos reproductores de estas especies a otros parques zoológicos, de cara a la creación de nuevos núcleos poblacionales y al mantenimiento de su diversidad genética.

4) Contribuir a la reintroducción de estas especies en sus zonas de origen del norte de África, aportando poblaciones fundadoras viables.

En la actualidad, la reproducción de estas especies se realiza de acuerdo a los Programas Europeos de Conservación de Especies Amenazadas (EEPs), avalados por la Asociación Europea de Zoos y Acuarios (EAZA), de la que la FEH forma parte.

En cuanto a su estatus de conservación, las cuatro especies se encuentran clasificadas con algún grado de amenaza según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Así, el antílope mohor es el que presenta una situación más delicada, pues está extinguido en libertad y solo quedan poblaciones en cautividad, siendo la de “La Hoya” una de las más relevantes. Las otras tres especies, gacela de Cuvier, gacela dorcas y arrui, están catalogadas en la actualidad como vulnerables, es decir, corren el riesgo de extinguirse a medio plazo si no se toman medidas de protección adecuadas. Los esfuerzos de los investigadores de la EEZA-CSIC han conseguido mantener unas poblaciones estables de las cuatro especies, conformadas por alrededor de 100 individuos por especie en la actualidad. En cuanto a los proyectos de reintroducción, se han llevado grupos reproductorres a parques o territorios acotados de diversos países: antílope mohor en Senegal, Marruecos y Túnez, gacela de Cuvier en Túnez y gacela dorcas en Senegal.

En suma, nos encontramos ante un inesperado vergel de vida africana junto al casco histórico de la ciudad de Almería, aderezado con acacias y otras plantas propias del paisaje del desierto. Pongamos en valor el legado de aquellos visionarios que consiguieron sentar las bases de la conservación de estos bellos animales, que nos miran, quizás, con la esperanza de regresar, algún día, a la tierra de sus ancestros.

Fue en el año 1971 cuando el reconocido biólogo José Antonio Valverde, con la colaboración del naturalista y periodista almeriense Antonio Cano, y el entonces Director del Instituto de Aclimatación del CSIC en Almería, Manuel Mendizábal, tuvieron la iniciativa de trasladar del Sáhara Occidental a las instalaciones propiedad del CSIC presentes en el barranco de La Hoya, en la vertiente norte de la Alcazaba de Almería, unos pocos ejemplares de dos especies de gacelas que se mantenían en cautividad en los acuartelamientos militares de Daora: siete gacelas o antílopes mohor (Nanger dama mhorr) y 17 gacelas dorcas saharianas (Gazella dorcas neglecta). Había nacido el Parque de Rescate de la Fauna Sahariana, el cual incorporaría cuatro años después ejemplares de las otras dos especies que contiene en la actualidad: cuatro gacelas de Cuvier (Gazella cuvieri) y tres arruis saharianos (Ammotragus lervia sahariensis), acompañados de otras 46 gacelas dorcas más. Por aquel entonces el Instituto de Aclimatación pasaría a denominarse Estación Experimental de Zonas Áridas (EEZA-CSIC), centrando parte de sus esfuerzos en asegurar el éxito de este Parque de Rescate, único en el mundo y que ha llegado a ser referente en la conservación de la fauna norteafricana.

A comienzos del presente siglo este paraje pasó a denominarse Finca Experimental “La Hoya” (FEH), al ampliar su oferta de estudios e investigaciones y contar con la incorporación de aviarios, insectarios o invernaderos, así como un Centro de Visitantes con información sobre el origen de la FEH y sus poblaciones animales. No obstante, su misión primordial sigue siendo la cría de las cuatro especies de ungulados norteafricanos que acoge, de cara a alcanzar cuatro objetivos primordiales: