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Nuestros mares en el sistema climático

Emma Huertas

Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN) —

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No todo el dióxido de carbono (CO2) procedente de actividades humanas permanece en la atmósfera y contribuye al calentamiento global. Los océanos y los ecosistemas terrestres incorporan una elevada proporción de las emisiones de CO2 de origen antropogénico. En particular, el océano absorbe aproximadamente un tercio de estas emisiones mediante la disolución inicial del gas en las aguas superficiales y su posterior transporte al interior oceánico a través de las corrientes y los procesos de mezcla. Allí se almacena y acumula con el tiempo.

Por ello, el comportamiento de los océanos en el sistema climático como amortiguadores de las emisiones de CO2 requiere una investigación exhaustiva con el fin de comprender los mecanismos que gobiernan el intercambio gaseoso con la atmósfera y evaluar la respuesta futura de los ecosistemas marinos ante las perturbaciones que el secuestro de CO2 ocasiona sobre el ciclo natural del carbono oceánico. Estos aspectos forman parte de los proyectos que desarrollo en el Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Así, mis estudios se han centrado en analizar el papel de eco-regiones marinas del sur de la Península Ibérica, fundamentalmente el golfo de Cádiz y el estrecho de Gibraltar como fuente o sumidero de CO2 atmosférico, considerando además zonas costeras singulares situadas en estas latitudes geográficas, como el gran estuario del Guadalquivir y los humedales del Parque Nacional de Doñana.

Nuestras observaciones han permitido cuantificar el inventario regional de carbono antropogénico en la cuenca del golfo y su contribución al balance global del Atlántico Norte, principal secuestrador oceánico de CO2 atmosférico. Asimismo, a través de la monitorización del intercambio de masas de agua en el Estrecho hemos podido describir como las aguas atlánticas procedentes del golfo, introducen una importante cantidad de CO2 de origen humano en el Mar Mediterráneo. Este importe continuo de carbono, junto a otras particularidades oceanográficas de la cuenca Mediterránea, provocan el fenómeno conocido como acidificación oceánica, que causa el descenso del pH del agua del mar. De hecho, ya hemos medido las primeras tendencias de disminución de pH en las aguas Mediterráneas que circulan en profundidad por el Estrecho.

La acidificación oceánica acarrea graves consecuencias para los organismos marinos, desde el plancton hasta corales, bivalvos de interés comercial etc., que ven alterados sus mecanismos celulares de funcionamiento básico y el acceso al carbonato, cemento a partir del cual se construyen sus estructuras calcáreas. Por ello, en la actualidad examinamos el efecto de las condiciones climáticas esperadas para finales del siglo XXI sobre el desarrollo y proliferación de organismos gelatinosos mediterráneos.

Más recientemente, también hemos empezado a cuantificar los flujos atmósfera-océano de otros gases de efecto invernadero tan relevantes como el óxido nitroso (N2O) y el metano (CH4) en los ambientes marinos que nos rodean, con el fin de aportar balances regionales a los inventarios globales de estos gases.

No todo el dióxido de carbono (CO2) procedente de actividades humanas permanece en la atmósfera y contribuye al calentamiento global. Los océanos y los ecosistemas terrestres incorporan una elevada proporción de las emisiones de CO2 de origen antropogénico. En particular, el océano absorbe aproximadamente un tercio de estas emisiones mediante la disolución inicial del gas en las aguas superficiales y su posterior transporte al interior oceánico a través de las corrientes y los procesos de mezcla. Allí se almacena y acumula con el tiempo.

Por ello, el comportamiento de los océanos en el sistema climático como amortiguadores de las emisiones de CO2 requiere una investigación exhaustiva con el fin de comprender los mecanismos que gobiernan el intercambio gaseoso con la atmósfera y evaluar la respuesta futura de los ecosistemas marinos ante las perturbaciones que el secuestro de CO2 ocasiona sobre el ciclo natural del carbono oceánico. Estos aspectos forman parte de los proyectos que desarrollo en el Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Así, mis estudios se han centrado en analizar el papel de eco-regiones marinas del sur de la Península Ibérica, fundamentalmente el golfo de Cádiz y el estrecho de Gibraltar como fuente o sumidero de CO2 atmosférico, considerando además zonas costeras singulares situadas en estas latitudes geográficas, como el gran estuario del Guadalquivir y los humedales del Parque Nacional de Doñana.