Los flamencos siempre han presumido de tener un doctorado en crisis, pero esta vez se avecina una de consecuencias difíciles de prever. Las fatigas o duquelas que se cantan en los palos más solemnes son una amenaza real para un sector que ya fue zarandeado duramente por el crack de 2008, que obligó a bajadas drásticas de cachés y redujo las contrataciones, pero ahora, con la pandemia del coronavirus, amenaza con la ruina de muchas empresas. Y antes de que llegue el tsunami, han decidido ponerse manos a la obra.
Una de las iniciativas que más ha llamado la atención ha sido la creación de Unión Flamenca, que podría ser el primer intento asociativo exitoso de los profesionales del flamenco, después de varias tentativas fracasadas. Milagros de la COVID-19. “Esta crisis nos ha permitido pararnos, respirar, ver qué necesitábamos, organizarnos y ponernos a trabajar”, explica su presidenta –“provisional”, subraya–, la bailaora granadina Eva Yerbabuena. “Sin embargo, y quiero ser tajante en este mensaje, no estamos aquí para poner la manita y dar pena. Pero debemos alzar la voz como colectivo y abandonar la invisibilidad institucional que siempre nos ha caracterizado”.
Unión Flamenca ha arrancado su andadura con una lista de socios fundadores que, cuanto menos, inspira seriedad: María Pagés, Milagros Mengíbar, La Lupi, José Valencia, Mayte Martín, Juan Carlos Romero, José Mercé, Manuel Liñán, Tomatito, Paco Jarana, Vicente Amigo, José el de la Tomasa, Dani de Morón, Rafael Estévez, Miguel Poveda, Carmen Linares, Jose Quevedo 'Bolita', Rosario La Tremendita, Salvador Gutiérrez, Valeriano Paños y Juan Antonio Suárez Canito, además de una Junta directiva encabezada por la propia Yerbabuena y formada por Arcángel, Marina Heredia, Dorantes, Rocío Molina, Rocío Márquez y Andrés Marín, están animando a sus compañeros a sumarse a lo que pretende ser “una voz que nos representara y defendiera nuestros derechos y nuestros intereses”.
Un marco para el sector
No obstante, lo que distingue a Unión Flamenca de los anteriores intentos frustrados es que por detrás de los artistas de relumbrón hay un equipo jurídico, económico y de comunicación que es el que, en el fondo, está llamado a cambiar las cosas. En palabras del abogado y portavoz de la asociación, José Cepero, “Estamos en un momento crítico, pero no somos el producto de una moda, partimos de una reivindicación histórica. Por primera vez existe un proyecto de definición del sector, un marco jurídico que toca muchos aspectos del PIB español, desde la cultura hasta el turismo. Se trata de regular las especificidades del flamenco, defenderlo y hacer cumplir las normas para que sea una profesión digna”.
La respuesta al llamamiento de Unión Flamenca ha sido al parecer masiva, y en apenas los dos primeros días se rebasó el millar de solicitudes. Eso sí, la dignidad del oficio flamenco pasará por reunirse con responsables de todos los ámbitos de poder –Cultura, Trabajo, Hacienda– para reclamarles modificaciones de las condiciones actuales. “Unión Flamenca será el órgano a través del cual gravite la contratación flamenca, pública y privada”, advierte Cepero. “Quien no esté integrado en ella no tiene por qué sentirse desprotegido, como hay trabajadores que no están en sindicatos y no les pasa nada. Pero la unión hace la fuerza y nos defenderemos mejor así que si nos enfrentamos solos al poder”. Sobre las tradicionales reticencias y recelos del sector, el abogado afirma que hasta ahora no se ha alzado ninguna voz en contra de la iniciativa.
La batalla digital
Mientras el asociacionismo vuelve a intentar cohesionar el mundo del flamenco, en el ámbito digital se libra otra batalla. La previsión de que el calendario de conciertos se vaya al traste a consecuencia de la pandemia, incluyendo festivales de verano y tal vez incluso la Bienal de Sevilla, supondrá un terremoto para esa masa de artistas que dependen de la temporada alta para cuadrar sus cuentas anuales. Ante esas terribles perspectivas, son varios los proyectos que apuestan por llevar el flamenco a todo el mundo sin necesidad de que el público sea desconfinado, a través de internet.
La primera en lanzarse a la aventura digital es Flamenco Culture, que presume de haber sido “la primera empresa en hacer la transmisión online de un espectáculo flamenco, con Inmigración de Ángeles Gabaldón en 2003, en el Teatro Central, a través de FlamencoWorld. Al año siguiente, retransmitimos la gala del Concurso Nacional de Córdoba a través de Turismo Andaluz, un año antes del nacimiento de Youtube. La primera radio flamenca online, Flamenco Radio, la hicimos nosotros, y ahora hay cientos de miles”, explica su responsable, Fernando González-Caballos. “Quiero decir con ello que llevamos 17 años persiguiendo esta herramienta y esta tecnología, y no hay un momento más propicio que el que vivimos ahora”.
“Aspiramos a convertirnos en la primera multiplataforma de flamenco. Como Netflix, Movistar o HBO, queremos crear un espacio en el que esté todo el flamenco, desde festivales de todo el mundo a oferta formativa, pasando por recoger los servicios de todas las administraciones. Integrar tanto lo privado como lo público, y ser el canal de referencia para que un aficionado pueda aprender a tocar la guitarra, ver un documental flamenco o asistir a una conferencia o un espectáculo desde cualquier lugar del mundo”, añade este periodista y empresario.
Viviendo al día
“Vamos a salir al aire lo antes posible, ya estamos en conversaciones con instituciones autonómicas y festivales para darles una solución y ofrecerles una ventana al mundo. Porque la normalidad va a tardar muchísimo en llegar. Los flamencos viven al día, es una cultura que va más allá de lo económico, es una filosofía vital. Los tablaos están cerrados, las academias, los teatros... El mundo del turismo, la cultura y el ocio, que tal vez sea la primera industria del país, ha sido lo primero en irse a la cuneta, y va a ser lo último en recuperarse. Si no hubieran existido las multiplataformas durante el confinamiento, más de uno habría hecho el ícaro desde el balcón, porque el alma hay que alimentarla”, apostilla.
En términos similares se expresa Carlos Navia, responsable de All Flamenco, canal de televisión en 4k que distribuye Orange y plataforma de videostreaming que presume de tener 40.000 usuarios mensuales y espera reclutar a muchos más. “Estamos proponiendo a responsables de los principales eventos flamencos (Bienal, Cante de las Minas, Noche Blanca) una solución integral, robusta e inmediata para que estos eventos puedan mantenerse vivos”, comenta.
Tanto Navia como González-Caballos coinciden en señalar que la respuesta que el flamenco dé a esta delicada situación será imitada por muchos otros colectivos musicales, ya sea el pop y el rock, el jazz, la música electrónica o cualquier otro estilo. Lo jondo se pone, pues, a la vanguardia: todo sea por no pasar más fatigas que las inevitables.