A la Academia de Cine española se le acumulan los frentes. Tras haber despedido a tres trabajadoras, provocando la indignación de un importante sector de cineastas españoles, la institución encargada de entregar los premios Goya regresa de las vacaciones con un nuevo conflicto, esta vez desde el sur.
Casi una decena de asociaciones andaluzas le han transmitido a la Academia de Cine su “profundo malestar” con la decisión de celebrar su próxima asamblea general, fechada para el 12 de septiembre, de manera presencial tan solo en Barcelona, Madrid y Valencia.
Los y las profesionales del cine andaluces le reclaman a la Academia que la asamblea se celebre de manera telemática o que acepte las sedes propuestas en Málaga y Sevilla, como ya le ofreció la Asociación Andaluza de Productoras (ANCINE) en una carta remitida a finales de julio a la institución cinematográfica, que no ha recibido respuesta hasta la fecha.
Se trata de una importante asamblea general en la que se va a renovar a la mitad de la junta directiva actual. Según el orden del día, aparte de celebrar elecciones para las comisiones de especialidad y renovar la mitad de la junta, se aprobarán las cuentas (o no), se leerá un informe de la Presidencia, se anunciará el resultado de las elecciones y se atenderán “asuntos varios”.
La misiva de protesta está firmada por las asociaciones sectoriales AAMMA (Asociación Andaluza de Mujeres de los Medios Audiovisuales), AEPAA-APRIA (Asociación de Empresas de Producción Audiovisual y Productores Independientes de Andalucía), ANCINE (Asociación Andaluza de Productoras de Cine de Ficción, Documental, Animación y Seriado), ANDALUCÍA FILM COMMISSION, ASECAN (Asociación de Escritores Cinematográficos de Andalucía), CAVC (Plataforma de Cine y Audiovisual Cordobés), CINECADIZ (Asociación Comunidad Audiovisual de Cádiz), Asociación de Técnicos y Empresas del Sector Audiovisual de Almería y TESEA (Asociación Profesional de Técnicos Audiovisuales y Cinematográficos de Sevilla)
Mayor participación andaluza
Hasta ahí el casus belli. Los profesionales del cine andaluz reclaman que la Academia de Cine española preste más atención a una comunidad autónoma que lleva dos años celebrando la gala de los Premios Goya y ganando premios con sus producciones.
Es decir, más allá de la alfombra roja de los Premios (que se ha celebrado con éxito en Sevilla (2019) y Málaga (2020)) o de la celebración de esta asamblea, los académicos que residen en Andalucía reclaman la aprobación de dos sedes andaluzas donde participar en “eventos y actos culturales, sociales y de otra índole en nuestra comunidad”, como ocurre en la Comunidad de Madrid, Cataluña o la Comunidad Valenciana.
Los cineastas reclaman que no tengan que desplazarse a otras comunidades autónomas para poder participar en la toma de decisiones, votar o disfrutar de proyecciones cinematográficas y encuentros culturales, como ocurre en otras comunidades. Los profesionales andaluces recalcan que, tras la millonaria inversión pública en las galas celebradas en Sevilla (2019) y Málaga (2020) “la relación de la Academia de Cine español con Andalucía no puede limitarse a una gala al año y, por esa razón, reivindicamos que diversifique sus actos en nuestra comunidad autónoma”.
Carta sin respuesta
En ese sentido, los cineastas recuerdan que no se ha dado respuesta a unas reclamaciones que llevan realizando desde hace años. Y ponen de ejemplo la carta remitida por Ancine “al presidente de la Academia de Cine español, D. Mariano Barroso, ofreciéndole un espacio en Málaga y Sevilla para celebrar la asamblea en Andalucía” y que más de un mes después la carta “no haya recibido respuesta”.
Para los cineastas andaluces resulta intolerable “que la Academia de Cine español obligue a desplazarse a Barcelona, Madrid o Valencia a los/as académicos/as que residen en Andalucía, poniendo en riesgo su salud y obligándoles a realizar un gasto inútil e innecesario, en plena crisis sanitaria y económica. Anuncian que, en caso de que no se atiendan sus reclamaciones, ejercerán ”su derecho a impugnación“.
Los académicos andaluces han aprovechado para recordarle a la Academia que “Andalucía es una tierra de industria y talento cinematográfico, que, a través de sus profesionales e instituciones, ha demostrado un firme compromiso con el cine español y con la Academia de Cine español, celebrando las dos galas de los premios Goya más exitosas de los últimos años”.
El cine andaluz ha vivido un momento de enorme desarrollo en la última década, gracias a la combinación de apoyo institucional, talento y especialización profesional de sus técnicos, que le ha valido, por ejemplo, que el 25% de las nominaciones a los Goya de 2020 fueran de producciones andaluzas como La trinchera infinita (Goenaga, Arregi, Garaño), Intemperie (Benito Zambrano) o Adiós (Paco Cabezas), entre otras.
Tres despidos polémicos tras el ERTE
La polémica en la Academia de Cine estalló con el despido de tres trabajadoras que realizan trabajos fundamentales en la revista de cine, la organización de eventos culturales y las bases de los premios. El despido se ejecutó el pasado 31 de julio, “cuatro días después de levantarnos un ERTE previsto hasta noviembre de este año, cuando nos encontrábamos al inicio de nuestras vacaciones”, según denuncian las tres trabajadoras despedidas, Ana Ros, Nieves Martínez y Marta Tarín, en una carta abierta publicada este lunes 31 de agosto.
La primera persona en denunciar la situación fue precisamente el productor andaluz Olmo Figueredo, académico y ganador de dos Goya por La trinchera infinita. El también presidente de la Asociación Andaluza de Productoras (ANCINE) denunciaba que la Academia había “despedido a tres grandes trabajadoras aduciendo motivos reorganizativos y de ajuste presupuestario”.
Figueredo emplazaba a la directiva “a dar marcha atrás”. De momento no lo ha hecho y tampoco ha incluido los despidos en el orden del día de la asamblea del próximo 12 de septiembre, tal y como ha solicitado un grupo de académicos encabezado por Figueredo.
Aunque la Academia ha aducido “una rotunda caída de ingresos”, las trabajadoras denuncian en su carta abierta que dicha afirmación “es contradictoria con la realidad de la Academia” y enumeran las indemnizaciones de los despidos (200.000 euros), el programa Residencias (150.000 euros más que el año anterior), ayuda a la investigación (50.000 euros), gestor integral informático (50.000 euros) y unas obras de remodelación de la sede “para convertirla en una cafetería” de la que se desconoce su presupuesto.