“Aguantamos a pulmón”, esa es la única resistencia del sector audiovisual en Andalucía. Aún sin cifras oficiales, los datos que aportan las empresas cinematográficas a título individual son esclarecedoras para comprender cuál es la evolución y las consecuencias de la Covid-19. La pandemia frenó por completo el crecimiento exponencial que venía desarrollando la industria cinematográfica en los últimos años otorgándole al 2019 unas cifras más que esperanzadoras. Sin embargo, el sector critica la falta de ayudas y la ausencia de tejido administrativo público que los ha condenado a resistir en medio de la crisis sanitaria a pulso.
Las esperanzas estaban puestas en la consolidación del celuloide andaluz con un récord histórico de nominaciones en los Goya, la recaudación más alta en los últimos años con más de 88 millones de euros regionales y el destino favorito de grandes producciones internacionales que tuvieron un impacto de 130 millones de euros y más de 23 mil empleos directos e indirectos en el entramado cultural. Pero el crecimiento se truncó y las salas, vacías, los productores, con estrenos cancelados y rodajes postergados, y los intérpretes, sin saber a quién acudir, sobreviven después de 16 meses en una fina cuerda floja.
Un agujero económico en el sector audiovisual
Ahora, los ánimos vaticinan lo peor y las pérdidas dejan a la luz la desprotección pública. Una mirada general muestra el descontento de los distintos representantes tanto de la producción, la exhibición y distribución, como de las actrices y actores. Hay nóminas que pagar, facturas que solventar y créditos a los que seguir haciendo frente, pues los bancos no esperan a un reflote sino a que el dinero quede ingresado.
Rogelio Delgado, director general de CADA Films, estima unas pérdidas acumuladas de 100 millones de euros en estos casi dos años en el área de la exhibición y distribución. En 2020, hubo una caída de la recaudación en salas y cines de un 73%, según las estadísticas proporcionadas por la Federación de Cines de España (FEDE), y a estas alturas de 2021 solo se ha llegado al 56%. “La exhibición es el negocio del cine que más personal y trabajo aporta con más de tres mil personas, a pesar de ello, hemos vivido este proceso sin ningún tipo de ayuda pública, al contrario de lo que ha pasado en otros países europeos”, resalta el empresario. “El ICAA (Instituto de Cinematografía y de las Artes Visuales) tiene el compromiso de dedicar los 17 millones de euros de fondos europeos que le fueron asignados en este 2021, pero a estas alturas no sabemos ni cuándo ni cómo ni dónde. Una parte importante tiene que venir a Andalucía, y con la Junta aún seguimos expectantes”.
En plena crisis, la fe se puso en los grandes títulos para recuperar algo de resuello: Padre no hay más que uno, de Santiago Segura, oTenet y Godzilla vs. King Kong dieron un respiro en el período posconfinamiento. Mientras, la temporada de verano 2021 se sostiene con los carteles ligeros de Operación Camarón o Expediente Warren, pero lejos de la normalidad a nivel de recaudación. De cualquier forma, Rogelio Delgado adelanta que la previsión de recuperación marca que hasta 2024 no se volverá a la facturación precovid: “La explicación viene porque la maquinaria del cine es lenta en cuestión de producir grandes títulos, que es de lo que vive la exhibición en España, y ésta es muy dependiente de los grandes productos multinacionales debido a la poca visibilidad que aún hay de los filmes nacionales”.
José Alba, representante de Ancine (Asociación Andaluza de Productoras de Cine) y productor en Pecado Films, advierte de la sobrecarga experimentada: “Los asociados comentan la complejidad del trabajo, los traslados, las contrataciones añadidas, tener a un sanitario en el rodaje, las mascarillas, los test PCR o de antígenos… Además de complicar los tiempos de rodaje, hablamos de un aumento que se ha asumido íntegramente que varía entre los 100.000 y 150.000. euros en costes adicionales por largometraje de cine”.
A estas pérdidas habría que sumar las productoras que han estrenado “en situación límite” durante el período de pandemia con un tercio del aforo permitido, en donde no se ha llegado al 20% de recaudación en el mejor de los casos. “Durante la pandemia ninguno de los asociados han recuperado los costes publicitarios. Está siendo muy duro y ahora estamos viendo un poco la luz”, subraya José Alba. Pero los números no salen.
Desde AAMMA (Asociación Andaluza de Mujeres de los Medios Audiovisuales), se pronuncian Pilar Cresto, productora de Magnetika Films, y Agus Jiménez, productora de Mundo Ficción y EnciendeTV: “La paralización de la actividad cinematográfica y audiovisual ha llevado al paro irremediablemente a muchas de nuestras compañeras. Unas han ido a ERTES o han accedido a las diferentes ayudas del Gobierno o al paro directamente”, comentan. “Somos conscientes de que, debido a la histórica feminización de la pobreza y la precariedad, en los momentos de crisis las mujeres somos las primeras en vernos afectadas. En esta crisis sin precedentes y en un sector con muchos contratos temporales e intermitentes, la situación ha sido compleja”.
En cuanto a la Unión de Actores y Actrices de Andalucía, aluden a la inestabilidad e intermitencia de su profesión que se ha visto afectada por el cierre de los espacios escénicos y la paralización de las producciones audiovisuales. “Nos sigue faltando la inversión pública en fomentar proyectos cuyo principal atractivo sea 'el talento andaluz'; aunque conseguimos una prestación extraordinaria ha habido muchos requerimientos que no se han podido cumplir ya que antes de la pandemia muchos de los trabajos eran precarios y escasos. Esperamos que se legisle ya el Estatuto del Artista, fundamental para nuestra profesión”.
La Andalucía Film Commission trabaja en la publicación del próximo informe de la actividad audiovisual que aglutina el baremo tanto de 2019, 2020 y el primer trimestre de 2021. Piluca Querol, directora de la organización, prefiere no adelantar los detalles, pero califica la situación actual de “extraordinaria”. La alarma se fue extendiendo desde que China alertó de las posibilidades de suspensión y aplazamiento de los rodajes de largometrajes, cortometrajes, televisiones y publicidad. “Este 2020, viendo lo que ocurría, nos centramos en seguir hablando y difundiendo Andalucía como lugar de rodaje seguro en todos los festivales online que se celebraron, tanto en la Marché du Film del Festival de Cannes o el American Film Market, reforzando la actividad internacional”, comenta la directora.
“Las instituciones públicas se están acostumbrando a que trabajemos en precario”
Entre las dificultades con que han tenido que lidiar, denuncian la escasez de subvenciones públicas y la falta de previsión desde el órgano autonómico. “A nivel de ayudas, ha habido intentos por parte de la Junta para los creadores, pero no a empresas y, además, son ineficientes. Tampoco ha habido una flexibilización para los requisitos, ya que muchas producciones estaban paradas o retrasadas, ni tampoco un fondo extraordinario. En todo caso, lo poco que hay se ha entendido mal y sin medidas retroactivas”, declara José Alba. “Las instituciones públicas se están acostumbrando a que trabajemos en precario, parece ser lo normal, y queremos que se nos brinde el soporte como a cualquier otro sector. Tenemos unos cimientos que están sostenidos por nuestros hombros y, aunque haya voluntad en mejorar, las cosas luego se paran”.
Uno de los vacíos más significativos para los protagonistas del gremio es la Ley del Cine. El Pleno de la Junta aprobó en 2018 la norma con la que se aseguraba por primera vez un marco jurídico estable para la financiación de producciones audiovisuales, sin embargo, las prioridades han sido otras. El último paso en este sentido ha sido a principios de este mes de julio cuando la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico ha activado el decreto de creación del Consejo Andaluz del Cine, máximo órgano consultivo de la norma. “Es cuestión fundamental que los responsables políticos adopten estrategias de desarrollo, entre las que destaca el traspaso de las competencias de cine a Andalucía, si no, estaremos perdiendo recursos puesto que se trata de una cuestión estructural”, destaca Delgado. “Su función era ser motor de la industria”.
Asimismo, AAMMA recuerda que tampoco la Estrategia Andaluza del Cine se ha iniciado: “Necesitamos que se incremente la inversión al audiovisual desde la Junta, que lleva desde hace años congelada, es muy destacable comprobar que Andalucía ocupa el décimosegundo lugar en inversión por habitantes destinada al cine y al audiovisual. Por otro lado, seguimos exigiendo el cumplimento de la obligación en inversión del 6% al cine por parte de nuestra televisión pública andaluza”. Algo con lo que cuenta la Unión de Actores y Actrices para promover el empleo gracias al incentivo que debería realizarse en “las artes escénicas, el audiovisual y la ficción en Canal Sur, además, la pandemia nos ha acercado al mundo online, abriendo así la posibilidad de hacer llegar a nivel mundial, de una forma más directa, el arte andaluz”.
Por si fuera poco, la directora de la Andalucía Film Commission subraya las consecuencias del Brexit. Los permisos laborales han sido el gran obstáculo debido al tiempo de espera que supone conseguirlos, aunque la gestora cultural confía en la puesta a punto de este 2021: “Hay en marcha muchísimos rodajes, se están retomando los de las series de televisión que habían sido suspendidos, y se ha demostrado la adaptación de la industria a la tecnología a nivel de escritura de guiones, reuniones de producción o las medidas exhaustivas para evitar contagios”.
Ayudas de la Junta de Andalucía
Acerca de las subvenciones públicas promovidas por la Junta, desde la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico se notifica un abanico de propuestas. Además de las ayudas a los festivales de la región y las obras de la Filmoteca de Andalucía (institución pública), se habilitaron recursos extraordinarios no competitivos con motivo de la Covid-19 para la creación de guiones (129.000 euros); y para el cierre de salas de exhibición por valor de 420.000 euros, aunque Andalucía es la segunda comunidad autónoma con más número de salas al sobrepasar las 600. No obstante, esta fue convocada en junio de 2020 y, hasta ahora, no ha habido ninguna actualización.
Por su parte, la producción de largometrajes tuvo en mayo de 2021 una dotación de 1,8 millones. La percepción económica consta de dos líneas -una para los nuevos creadores y la otra para filmes de ficción- que pone la cuantía máxima por largometraje en 300.000 € siempre y cuando no se supere el 35% de los costes subvencionables. La financiación no responde a las necesidades de los profesionales, comentan las fuentes, y desatiende las peticiones de subvenciones retroactivas que cubran el período final de 2020. A esta línea habría que añadir los documentales, los cuales recibieron 415.000 euros, y el apoyo a cortos de 85.000 euros. Un montante de 2,3 millones de euros para un gigante económico que tan solo en 2018 generó 1.447 rodajes -por lo que cabe prever que en 2019 aumentó a la vista de las cifras manejadas-. Es decir, unos 1.500 euros si se dividiera a partes iguales.
En territorio andaluz, el gesto de la Junta se aleja de los cuantiosos presupuestos que se necesitan para diseñar, elaborar y estrenar un filme. “Hablamos de que la media de un largometraje es alrededor de 2 millones de euros en territorio nacional”, comenta el productor de Pecado Films. “Lo que hemos hecho ha sido aguantar con el colchón que traíamos, pero si hubiera un embate ahora similar a raíz de otra ola, ya no podremos más”, recalca Delgado.
Volver a las salas
La cuestión es volver a llenar las butacas y la agilidad de las administraciones para dar respuesta a las necesidades de los profesionales. Las campañas publicitarias al estilo de #YoVoyAlCine promueven la confianza dado el bajo o nulo contagio que se registran en estos espacios, pero Piluca Querol se queja de la “falta de inmediatez en la respuesta y la poca agilización de los trámites que corresponden a los permisos de rodaje, donde nos jugamos grandes inversiones de dinero y generación de empleo”. 2021 ha sido tibio: “No será el año de la recuperación, aunque esperamos que sí lo sea 2022 cuando la mayor parte de la población esté vacunada y la comunidad vuelva a las salas”, dicen las representantes de AAMMA. A pesar de las dificultades, el sector ha logrado sostener su empleabilidad y potencia gracias al músculo desarrollado por las empresas promotoras.
El cine, arriesgado y adictivo, crea un núcleo donde el compañerismo se consolida. Por ello, los competidores han decidido tomar cartas y promocionar las creaciones de sello andaluz, un logro que a veces pasa por alto, sobre todo al conocer que la cuota de mercado en el cine producido nacionalmente en el resto de países europeos se estima cerca del 35%; en cambio, en España desciende hasta el 15% y 20%, según los datos de los colectivos. “Hay una gran experiencia que ha permitido que solo se hayan cerrado cuatro o cinco cines de forma definitiva por culpa de la crisis. Somos empresarios y estamos acostumbrados a correr riesgos; aún así, queremos que haya un buen cine producido en Andalucía”, demuestra Rogelio Delgado.
“Afortunadamente, Andalucía venía con una trayectoria muy buena, de calidad y destacando; cuando vuelva todo a un ciclo normal veremos una competencia alta por el material acumulado en estos meses, pero esperamos verlo como un efecto positivo, ya que la gente va a tener mucha variedad, lo cual animará a dar el paso”, añade José Alba. Las buenas cosechas pasadas han dado un hálito constante, pero débil ante la calamidad que le ha permitido a la industria audiovisual resistir a pulso.