Tánger, como decía Pierre Lotti, posa altiva como una vedette en la puerta de África. La ciudad marroquí es, a ratos una urbe real, caótica y decadente, y a ratos parece en sí misma un escenario nacido de la ficción. Casi un siglo después de que Paul Bowles la dibujara con maestría en su obra cumbre 'Déjala que caiga', Tánger no deja de producir literatura, siempre (o casi) desde la mirada del extranjero, del visitante fascinado, del viajero romántico o del periodista interesado.
De todos ellos conserva algo la mirada de Iñaki Martínez (Guatemala, 1954), abogado y escritor quien, después de más de una decena de viajes al norte de África (13 en total entre 1988 y 2012), no ha podido escapar al magnetismo literario de Tánger, que evidencia en 'La ciudad de la mentira' (Destino), libro con el que fue Finalista del último Premio Nadal.
Novela de género centrada en la época de esplendor de Tánger como ciudad internacional, espacio de libertad y salvoconducto en el complicado tablero mundial donde las grandes potencias movían ficha tras la Segunda Guerra Mundial, Iñaki Martínez cree que no hay mejor ciudad para “fabular una novela de espionaje y una historia de amor atrevida”.
Aquí, la sombra del clásico cinematográfico 'Casablanca' es alargada y se extiende a lo largo de toda la narración. Iñaki Martínez no lo disimula. “La película debió llamarse 'Tánger' y no 'Casablanca'”, sostiene Martínez. “Tánger era una zona internacional gobernada por siete países aunque estaba controlada policialmente por la España franquista”, y por eso, asegura el autor, los que han estudiado 'Casablanca' “afirman que la ciudad que quiso retratar el director de la película protagonizada por Ingrid Bergman y Humphrey Bogart era sin duda Tánger. ”Casablanca no tenía ese ambiente tan cosmopolita, ni estaba tan llena de extranjeros en busca de un salvoconducto. Tánger era la antesala de la libertad“, explica el autor.
Espías, alianzas de poder, clima de guerra...
Al igual que en esa cinta, los espías, las alianzas de poder y el clima de guerra forman parte de esta novela, entre cuyos protagonistas aparecen una joven escritora y periodista americana llamada Joan Allison, un guiño a la coguionista de 'Casablanca'; y un joven cura vasco llamado Martín Ugarte, en recuerdo al contrabandista de salvoconductos de igual nombre que aparece en la película.
Paul Bowles dijo a este respecto que Tánger era “una sala de espera entre conexiones, una transición de una manera de ser a otra”. Una afirmación que comparte Iñaki Martínez: “La Tánger de Bowles es la misma que la de mi novela, refugio de alemanes perseguidos, republicanos,… Un espacio de libertad único en el mundo a donde iban incluso los perseguidos por su orientación sexual”, asegura Martínez.
En el último siglo, Tánger ha visto pasar bajo su balcón a ciento de escritores que buscaban en el laberinto algo diferente: hablamos de Barthes, Beckett, Burroughs, Bowles, Capote, Genet, Ginsberg, Juan Goytisolo, Kessel, Morand, Gertrude Stein, Tennessee Williams, Yourcenar… “Es cierto que Tanger ha estado colonizada, en cierta medida, por la mirada extranjera. Y yo tampoco he pretendido hacer otra cosa que no sea eso: un relato de extranjeros en Tánger”.
De tono tan cinematográfico como el clásico en el que se inspira, Iñaki Martínez confía en que 'La ciudad de la mentira' pudiera tener su reflejo en formato audiovisual. De hecho, explica, “la novela termina con los protagonistas muy jóvenes y da pie a una secuela en la que ya estoy trabajando”. Aquí viaja a una ciudad también única en sus coordenadas espacio-tiempo: La Habana de Batista. “La ciudad del glamour de aquel entonces, el Casino de Estados Unidos, da pie a que los servicios de inteligencia pongan sus ojos allí”, apunta.