Con cuatro décadas largas de vida, los cordobeses Medina Azahara son sin duda una de las bandas en activo más longevas del panorama rockero español. Lejos de mostrar signos de agotamiento, el grupo vive una nueva primavera con Llegó el día, una gira y un disco homónimos en el que han querido rendir homenaje a los padres del rock andaluz, Triana.
Como tantas iniciativas que van cobrando forma en nuestros días, esta empezó durante el confinamiento de 2020, en concreto cuando el cantante Manuel Martínez y el teclista Manuel Ibáñez decidieron grabar precisamente el tema trianero Llegó el día y compartirlo en las redes para aliviar la situación a sus fans. “Lo hicimos sin más pretensión, pero el peligro de meterte con el repertorio de Triana es que buscas una canción, ves otra que te gustaría, una más que siempre has querido hacer… Y acabas montando un repertorio entero”, explica Martínez.
El cantante gaditano Selu Figuereo, más conocido como El Barrio, se enamoró de la idea y les pidió ser productor y director artístico del proyecto. Pusieron en marcha la gira y, ante la buena acogida por parte del público, han acabado grabando un álbum “que también está yendo muy bien de ventas”, añade Martínez, y que tiene como primeros sencillos Sé de un lugar, Una noche de amor y Tu frialdad.
Música por regiones
Esta iniciativa les ha obligado, además, a viajar en la memoria al momento en que descubrieron la música de Triana y ésta les cambió para siempre. “Yo recuerdo perfectamente mi primera vez. Tenía un grupo llamado Retorno, y el teclista, que se había comprado el disco, me invitó a su casa para escucharlo con detenimiento. Me fascinó desde el primer momento; aquella forma tan inteligente y tan sensible de hacer canciones era irresistible para cualquiera”, dice. “Hasta ese momento, lo que hacíamos era que mis compañeros tocaban rock y yo cantaba flamenco, pero aquello no iba a ningún lado. La fórmula se fue haciendo con la creatividad de muchos grupos, pero fue Triana el que tuvo la varita mágica para rematar la faena”.
A ello debe Martínez el hecho de que incluso los nietos de los primeros seguidores de Triana sigan cayendo hoy bajo el hechizo, “porque cuando se deja un legado así, queda en el corazón de la gente. Nos sucede también en los conciertos de Medina Azahara, que vienen familias enteras. Además, las redes hoy son muy chivatas, y pueden enganchar a alguien en cualquier momento”, asegura.
Volviendo al germen del rock andaluz, el cordobés aclara que no les movía ninguna consigna autonomista. “Las cosas se crean sin pensar en gobiernos ni políticos, sino porque crees que la gente quiere escuchar eso. El acento andaluz es muy característico, y nuestros grupos surgieron en un momento en que cada región producía una música propia, Cataluña tenía a Iceberg, en el norte tenían a Bloque… Los grandes conciertos de la época mostraban la raíz de la que bebía cada uno. En nuestro caso, los 800 años que estuvieron los árabes en Córdoba dejaron una riqueza grandísima que nos inspiró. Nos inspiramos en el sentimiento que se respiraba en la ciudad”.
Claro que hay también quien ve con suspicacia este tipo de homenajes, popularmente conocidos como tributos. “Nosotros mismos tenemos siete u ocho grupos que hacen versiones nuestras, y nos parece muy respetable. Todo el mundo tiene derecho a trabajar de la forma que le resulte posible, y no todo el mundo tiene capacidad para componer sus propias canciones, o prefiere hacer las de otros”, subraya el vocalista. “En nuestro caso, desde nuestro concierto de Leganés de 1990, en el que hicimos En el lago, hemos tenido presentes a Triana, como hicimos alguna versión incluso de Scorpions, sin ningún problema. Es una forma de cumplir con gente a la que debemos mucho”.
Ídolos y pleitos
A propósito de Scorpions, se le recuerda a Manuel Martínez el concierto en el que telonearon a la banda alemana en la plaza de toros de su propia ciudad, Córdoba. ¿Fue ese un techo para Medina Azahara? “No, fue una actuación más. Cuando tocas para un grupo grande tratas de dar todo lo que tienes, como cuando juega el Real Madrid con un equipo pequeño, y éste se crece. Mi máxima aspiración de siempre era conocer a Ian Gillian, el cantante de Deep Purple, y tuvimos la suerte de tocar varias veces con ellos, y de hacerme amigo suyo dentro de la distancia que hay siempre con los ingleses. Yo tenía todos sus discos y con Retorno llegamos a montar el repertorio entero del Made in Japan. Desde su primer tema lo cantaba, Hush, hush I thought I heard her calling my name now…”
Medina Azahara no es ajena a la disputa judicial que ha venido enfrentando al único superviviente de los Triana originales, Eduardo Rodríguez Rodway, con la banda capitaneada por Juan Reina que en los últimos años ha seguido dando conciertos y grabando discos con el nombre del grupo. “Hace tiempo hicimos una gira con ellos, y se supone que el nombre se lo había cedido la viuda de Tele, que era la propietaria del mismo. Confieso que estoy un poco perdido con los pleitos que les han enfrentado, y preferimos no entrar en estas cosas. En todo caso, no estamos en esa situación: por supuesto le contamos la idea a Eduardo, nos dijo que si estuviera en condiciones de tocar con nosotros lo haría, y esperamos que venga a algún concierto de la gira”.
Las fechas para este 2022 empiezan el 11 de febrero en Sevilla, el 18 en Cádiz, el 2 de marzo en Barcelona y el 13 en Madrid. “En un repertorio con tantas joyas siempre hay algún tema que se queda fuera, y en mi caso me ha costado renunciar a Necesito”, confiesa Martínez, que a sus 71 años parece dispuesto a seguir en escena mientras el cuerpo aguante. “Sigo como hace 40 o 50 años, la gente me pregunta cómo hago para no haber perdido la voz y la energía, y no sé qué responderles. Quizá porque no he fumado, ni me he drogado ni bebido alcohol, pero fuera de eso tampoco es que me cuide especialmente. Ojalá que la música no tenga fecha de caducidad para mí”.