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Pepe Espaliú y el arte que transforma y despierta

La memoria de las artes plásticas de este país guarda la imagen de Pepe Espaliú (Córdoba 1955-1993) siendo portado en brazos de una cadena de personas, dispuestas de dos en dos, en un recorrido que iba desde el Congreso de los Diputados hasta la entrada del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Era 1992 –hace ahora 25 años- cuando el artista no silenció que padecía SIDA y quiso utilizar el arte como herramienta para visibilizar una enfermedad que señalaba y marginaba a quien la sufría. Brazos y abrazos por los enfermos en una performance. Ahora, ese abrazo se lo devuelve el mundo de las artes a Pepe Espaliú en la exposición retrospectiva que hasta septiembre puede visitarse en el Centro de Arte Contemporáneo de Andalucía (C3A) en Córdoba, su tierra natal.

Espaliú está considerado como uno de los artistas españoles más significativos de los años 80 y 90 del pasado siglo, por su obra singular de vanguardia y por su alto contenido de compromiso social y político con los tiempos que le tocó vivir. Porque siempre utilizó su creatividad para sacudir algo más que la sensibilidad estética y ahondar en la conciencia social, sobre todo a favor de los derechos de las personas homosexuales y de los marcados por la sociedad por padecer SIDA.

La muestra que se expone en el C3A, bajo el título de ‘Círculo íntimo: el mundo de Pepe Espaliú’, reúne 75 obras del artista cordobés y, además, una docena de piezas más de autores nacionales e internacionales que le influyeron y que se muestran como prólogo de la visita a esta retrospectiva. Desde Julio Romero de Torres a Joan Brossa, Louise Bourgeois o Marcel Duchamp fueron de gran importancia para Espaliú y, en este abrazo a toda su obra están presentes con algunas de sus piezas en un particular círculo, en este abrazo al artista cordobés.

De inspiración, la vida

De Espaliú, la muestra ofrece sus obras más destacadas en ese círculo suyo que era la propia vida, un elemento que utilizaba de manera continua, como el fluir entre la vida y la muerte, inexorablemente unidos siempre. Pinturas y collages dan paso a una serie de máscaras de cuero, sus jaulas ensambladas, esculturas, los carrying y vídeos de sus performances como El Nido, que realizó en una plataforma sobre un árbol en Holanda poco ante de morir.

Se muestran así los logros de su intensa y compleja actividad artística en un recorrido que le llevó desde su primera exposición individual en Sevilla en 1987 a crear y vivir en París, San Sebastián, Madrid, Nueva York o Arheim (Holanda). Un camino zigzagueante, desconcertante en ocasiones, siempre intenso, vital y con el cuerpo masculino y la identidad personal como aspectos centrales de su obra.

Pero todo ello no tendría el valor que alberga sin el compromiso social que Espaliú le daba. Metáforas y símbolos para interrogar a la sociedad, para hacerle ver lo que no quería ver y cuestionar la realidad. El arte como medio para el despertar de la conciencia. Su arte, con múltiples capas, recovecos y detalles, como una sugerencia para que el público, lleno de deseos y quimeras. Como la vida misma.