Macarena Olona, de aspirar a la presidencia de la Junta de Andalucía a decir adiós a la política en un mes
La alicantina deja la política por “motivos de salud”, solo unos días después de jurar su cargo como parlamentaria andaluza de la extrema derecha y situarse lejos de la política nacional a la que llegó en 2019 de la mano de Vox
Macarena Olona (Alicante, 1979) forma ya parte del pasado de la política española. La alicantina, que llegó a ser diputada de Vox en el Congreso por Granada y optó a la presidencia de la Junta de Andalucía por la misma circunscripción, lo deja. Se va alegando “motivos de salud” y cortando por sorpresa con una breve trayectoria política que se inició en 2019 y que en estos tres años le ha servido para ganar una notoriedad de la que se iba a alejar una vez tuviese que ejercer su papel como parlamentaria andaluza. La ya exlíder de Vox en Andalucía, cierra una etapa marcada en los últimos meses por su distanciamiento de la dirección nacional del partido, según admiten fuentes de la formación de extrema derecha.
Abogada del Estado desde 2009, Macarena Olona ha tenido una trayectoria profesional que le ha llevado desde su Alicante natal hasta Madrid, pasando por el País Vasco. Durante aquellos años como abogada del Estado en Euskadi, se significó en algunas causas de corrupción (casos Épsilon-Euskadi, Hiriko, purines de Carranza) y naufragó en otras (las supuestas irregularidades en el puerto de Pasaia). Sin embargo, destacó especialmente en batallas como su insistencia en que la bandera de España estuviese presente en los municipios vascos o por sus iniciativas contra los presos de ETA. En aquellos años, se granjeó la enemistad del PNV –partido cuya gestión cuestionó en los casos de irregularidades económicas– y llegó a estar bien valorada en el entorno de la izquierda abertzale, como prueba que Gara le dedicara un perfil cuando salió de Euskadi después de que el Gobierno de Rajoy la cesase para que trabajara en la capital de España, informa Iker Rioja.
Ya en Madrid, se le encomendó ser la secretaria general de Mercasa, la sociedad pública que gestiona los mercados de mayoristas de España. En esta entidad, se situó en el centro de una trama en la que la Audiencia Nacional estaba investigando un caso que vinculaba al PP con presuntas mordidas millonarias. Llegó a ser citada a declarar, pero fue cesada unos días antes de su cargo. Según ha llegado a decir la propia Olona, su destitución en Mercasa se produjo precisamente para impedir que declarase ante la Audiencia Nacional después de que la investigación llevase más de un año en marcha. No obstante, su salida de esta sociedad pública le sirvió para dar el paso a la política de la mano de la formación de extrema derecha que preside Santiago Abascal.
El político vasco e Iván Espinosa de los Monteros fueron quienes decidieron incorporar a la alicantina a su proyecto. Lo hicieron, según explicó Macarena Olona, tras ver su perfil en la red social de trabajo LinkedIn. La alicantina siempre ha defendido que llegó a tener ofertas de “otros partidos”, pero lo cierto es que acabó enrolándose en Vox en marzo de 2019 para, dos meses después, lograr un escaño en el Congreso de los Diputados por la circunscripción de Granada, a pesar de no haber vivido nunca en la ciudad de la Alhambra, una vinculación ficticia a tierras granadinas que años más tarde le acabaría granjeando problemas. Pero desde que accedió a la Cámara Baja, Olona no dejó de crecer en importancia en Vox.
Un ascenso fulgurante
Nada más hacerse con su puesto de diputada, Macarena Olona se convirtió también en la secretaria general de la extrema derecha en el Congreso. Un puesto que le ha servido para protagonizar discursos y polémicas que han alimentado la imagen populista de la alicantina y que hicieron emerger a Vox en detrimento del Partido Popular durante el anterior mandato de Pablo Casado al frente del partido.
Su relevancia llegó a ser tal que fuentes de la formación de extrema derecha aseguran que molestó a Iván Espinosa de los Monteros, portavoz del grupo parlamentario de Vox en el Congreso. Por eso, aprovechando que Andalucía se preparaba a principios de este año para lo que parecían ser unas elecciones anticipadas que al final han acabado siéndolo, Vox decidió que Macarena Olona cambiase Madrid por tierras andaluzas.
Un periplo, el del sur de España, que Macarena Olona empezó desde la distancia, sin apenas dejarse ver por Granada, la provincia por la que ha sido diputada en el Congreso. Su labor política se ha limitado a hacer apariciones públicas en fechas señaladas como la Toma de Granada que conmemora la entrada de los Reyes Católicos en la ciudad para arrebatársela a los musulmanes. Olona ha utilizado este tipo de actos para defender el ultranacionalismo de Vox que entiende aquel periodo histórico como un motivo para ensalzar las señas de identidad de nuestro país y frente a minorías religiosas y étnicas que hoy viven en España. Más allá de eso, su vinculación con tierras granadinas ha sido puramente testimonial. La estructura local apenas ha tenido contacto con ella.
Fuentes de la militancia admiten que Macarena Olona ha sido el principal nexo de unión entre la provincia y la dirección nacional del partido, fruto del esquema jerárquico vertical que pone en práctica Vox no solo en Granada, sino en toda España. Si bien las decisiones políticas de calado han pasado por la alicantina, la última palabra la ha tenido siempre el entorno del secretario general del partido, Javier Ortega Smith, y el presidente nacional, Santiago Abascal. Este último llegó a colocar al frente de la formación en Granada a Manuel Martín, un amigo íntimo suyo que hace apenas unos meses fue noticia por dejar en evidencia a la exdiputada alicantina. Fue noticia porque confesó ante la Cadena Ser haber empadronado a Macarena Olona en una de sus viviendas de Salobreña (Granada) sin que la líder de Vox viviese en ella. Martín, por cierto, también dejaba su cargo esta misma semana después de que una jueza anulara las primarias de su partido en las que alcanzó la presidencia provincial.
Su fracaso andaluz
Aquella información se desveló en la precampaña electoral para las elecciones andaluzas del pasado 19 de junio y a punto estuvo de costarle la candidatura a la abogada del Estado. Otra de las formaciones que concurrieron a los comicios, Andaluces Levantaos, impugnó su nombramiento como número 1 por la lista de Vox en Granada y aunque no prosperó ninguno de sus intentos administrativos ni judiciales, la imagen de Macarena Olona quedó dañada. Se había demostrado que se había empadronado en el otoño de 2021 en Andalucía para optar a la presidencia de la comunidad autónoma sin tener más vinculación que la ambición política.
Este hecho, unido a una campaña electoral errática por parte de su equipo y ella misma, hicieron que su intento de asaltar el Palacio de San Telmo se quedase en nada. Macarena Olona no convenció ni a sus propios militantes que, según deslizan, se sintieron decepcionados por el hecho de que no propusiera medidas centradas en Andalucía y sus discursos se enfocaran en las líneas políticas que Vox ya utiliza para todo el país. El desencanto fue generalizado y lo que iba a ser el “efecto Olona” se quedó en “efectillo”, tal y como lo bautizaron los propios afiliados y expertos en ciencia política. Su imagen folclórica, paseándose por las diferentes ferias de Andalucía vestida con trajes de flamenca y la impostura de decir ser “Macarena de Graná” sin conocer prácticamente Granada, hicieron el resto.
Alcanzó, tal vez, su mejor momento como candidata a la Presidencia de la Junta de Andalucía cuando en el segundo debate televisado lanzó un órdago a Juan Manuel Moreno Bonilla, proponiéndole ser vicepresidente de su gobierno y avisándole de que si no se alejaba de la izquierda, no contaría con ninguno de sus votos para ser investido presidente de la Junta de Andalucía. Un escenario que no llegó a plantearse ya que, lejos de necesitar los votos de Vox, Moreno Bonilla revalidó su mandato, esta vez con mayoría absoluta. Antes del día de las elecciones, el 19 de junio, ya empezó a deslizarse una circunstancia que hoy flota sobre los motivos reales de su despedida.
Frustrado regreso a Madrid
Orillada por la dirección nacional de Vox, según fuentes de la formación de extrema derecha, Macarena Olona trató de presionar para regresar a Madrid, al pronosticar que los resultados electorales no iban a ser los idóneos (acabó mejorando solo en dos los parlamentarios conseguidos en 2019) y que iba a perder espacio mediático.
De hecho, ella misma llegó a decir que su futuro dependía de la Divinidad. “Soy soldado, pero ante todo soy hija de Dios y no sé los designios que están por venir”, dijo para no descartar su salida de Andalucía. Una salida que tuvo en su mano en todo momento, a pesar de decir que había renunciado a su escaño en el Congreso, cargo que no podía compatibilizar con el de parlamentaria andaluza.
Esta renuncia no fue efectiva al momento y se quedó en el aire hasta que finalmente no tuvo margen para regresar a la capital de España. La cuestión ha desatado las suspicacias de quienes creen en el seno y en la órbita de Vox que su renuncia está relacionada con la pérdida de poder y el desinterés por sus nuevas funciones y menos por los motivos de salud a los que se refiere en su carta de despedida y que, según afirma, ya le afectaron en la campaña andaluza. Una cuestión a la que, de momento, solo puede responder la propia Macarena Olona, una mujer que en tres años ha pasado de ser conocida solo en el ámbito judicial a ser una de las personalidades políticas más destacadas por sus discursos altisonantes y su fracaso electoral en Andalucía.
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