Horas después de consumarse la decepción de Vox en las elecciones andaluzas, el ambiente en el seno de la formación de extrema derecha se mantiene en una “calma tensa”. A pesar de que, tras los resultados, la candidata por Granada al Parlamento de Andalucía Macarena Olona dijo que hay un crecimiento evidente del partido y que “elección a elección aumenta la confianza de los españoles”, lo cierto es que, como también reconoció la alicantina, no era el resultado que les hubiera gustado. El partido se presentó a los comicios del 19 de junio como alternativa al Partido Popular de Juan Manuel Moreno y se prometió que entraría en el Palacio de San Telmo, pero nada más lejos de la realidad. Apenas han mejorado en dos los parlamentarios cosechados el 2D de 2018 (ha alcanzado 14 cuando sus aspiraciones no bajaban de los 20) y el Partido Popular ha arrasado con una mayoría absoluta de 58 diputados.
Macarena Olona es la única voz relevante dentro del partido que ha hablado en los últimos días, además de Santiago Abascal que se limitó a decir que los resultados de las elecciones no eran lo que buscaban, pero que sí suponen “una derrota del socialismo y la extrema izquierda que han traicionado a España”. Pero Olona, en su condición de candidata a la presidencia de la Junta, trata de seguir adelante y aparentar que lo cosechado el domingo fue un éxito, aunque internamente no se viva así. Ella insiste en que Vox ha crecido y se presenta como la líder de una oposición en la que su partido será la tercera fuerza del Parlamento... si es que finalmente la alicantina decide quedarse en Andalucía. Olona ha dicho que se queda. No obstante, las dudas sobre su futuro ya habían empezado a generarse antes de que los andaluces pasasen por las urnas tras una campaña que ya se veía errática y que ha confirmado los malos augurios con un crecimiento muy limitado respecto a 2018.
Los politólogos coinciden en que Olona ha convertido su salto a la política andaluza en una suerte de ‘performance’ en la que ha explotado en exceso un aire “folklórico”. Su imagen impostada como andaluza que se viste con trajes de flamenca no ha sido bien acogida tampoco por las bases y la ausencia de un discurso específico para Andalucía han mermado las aspiraciones de Vox. Por eso, tras los resultados, pocos son los que se atreven a asegurar que Macarena Olona seguirá en Andalucía y no volverá a su puesto en el Congreso de los Diputados en Madrid. De hecho, puede hacerlo porque su renuncia no es definitiva, tal y como explican fuentes de la presidencia de la Cámara Baja a este medio.
Tras no colmar las expectativas generadas, ni siquiera la propia Olona es clara sobre su futuro. En la primera rueda de prensa que ha dado en Andalucía desde que se presentó como candidata, y una vez consumados los resultados, la líder de Vox ha dejado en manos de la divinidad lo que pueda suceder con ella en las próximas semanas: “No puedo asegurarle cuáles son los designios de Dios”. Pero lo cierto es que internamente no hay una sola corriente que despeje esta incógnita. Además del hecho de que la propia Olona haya mostrado su descontento en las últimas semanas ante la propia dirección del partido al ver que carecía de una estructura fuerte en Andalucía, son muchas las voces, dentro y fuera del partido, que creen que han podido quemar a una de las figuras más destacables de Vox. Hasta su salto a Andalucía, la alicantina era uno de los nombres más reconocibles de la extrema derecha en el Congreso de los Diputados y su marcha a tierras andaluzas no estaba del todo clara ni para la propia Olona, explican fuentes internas de la formación.
Por otra parte, el que fuera portavoz de Vox en el Parlamento de Andalucía hasta las presentes elecciones, Manuel Gavira, asegura que Olona se instalará en Sevilla y que incluso ya le está buscando un colegio a su hijo. También cree que la formación de extrema derecha no ha tocado suelo en tierras andaluzas, por lo que trata de desligar así a la diputada alicantina del fracaso electoral cosechado por los de Abascal, siempre en función de las expectativas generadas. Si bien hay una tendencia creciente a decir que la líder andaluza de Vox se quedará en el sur, tampoco es menos cierto que las bases más críticas no se lo creerán hasta que no suceda. Además, aún tiene margen hasta el 14 de julio para renunciar definitivamente al acta de diputada en el Congreso cuando se constituya la cámara de representantes de Andalucía.
Esperar hasta las generales
Sin embargo, existe otro escenario posible para la alicantina y pasa porque aguante algunos meses en Andalucía para después vuelva a dar el salto nacional cuando se convoquen las elecciones generales previstas para el año que viene. Fuentes internas dan por hecho que Vox no se puede permitir perder a Macarena Olona en Andalucía sin tener relevancia política ya que en los próximos cuatro años no tendrá voz ni voto en las decisiones que se tomen en la Junta de Andalucía. La mayoría absoluta del PP de Moreno le cierra el paso a tal posibilidad. Por todo ello, la militancia pide que se tomen decisiones y se aparte a quienes hayan tenido que ver con el desarrollo de la campaña electoral que ha protagonizado Vox. “Ha sido un desastre. Ni siquiera han conseguido llevar apoderados a los colegios”.
Por otra parte, las bases más críticas con la dirección nacional del partido, ya que Vox se dirige solo desde Madrid sin apenas penetración local, están poniendo en duda la campaña realizada y si el interés real del partido pasaba por ganar terreno electoral o colocar a personas de la confianza de los líderes de la formación en las estructuras andaluzas. Al no colmar las expectativas generadas, las fuentes consultadas en Vox afirman que se ha instalado el “hermetismo” entre los dirigentes y que nadie se atreve, de momento, a dar un paso al frente. Si ya de por sí Vox es un partido que no tiene una comunicación muy fluida con sus afiliados, la sensación es que desde los comicios del domingo los puentes entre cargos y bases están en silencio.
Reclaman que se les escuche y se tenga en cuenta que el partido no podía crecer en Andalucía si no conocía las peculiaridades de una comunidad que hace bandera del andalucismo. “El programa electoral valía igual para Almería que para La Rioja o Madrid”, recuerdan desde las bases. Una realidad que, creen, ha lastrado las posibilidades de Vox ante un Moreno que sí ha hablado para los andaluces. “Han hecho una campaña desastrosa que ahora no tiene recorrido”, dicen a preguntas de este medio. “En 2018 sin medios económicos, sin que nos conocieran y sin nombres conocidos en las listas, 12 diputados. Esta vez, 14 y gracias. Con medios económicos, medios audiovisuales, medios físicos”.
Por eso, el ambiente de Vox es el de la “calma tensa” que precede a una toma de decisiones que empezará por determinar qué va a pasar con el equipo que ha acompañado a Olona en las últimas semanas y qué hará la propia líder de la extrema derecha. A día de hoy, su presencia en el Parlamento de Andalucía solo puede ser testimonial. “Es un desastre total. Lo vendan como lo vendan”, dicen desde la militancia más crítica. “Suelen ser muy prepotentes y hacia fuera lo venderán como una victoria pírrica. De puertas adentro, si existe alguna cabeza inteligente, tomarán medidas”.