El Ministerio de Sanidad y la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía han tanteado esta semana, cada uno por separado, un escenario nuevo en la gestión de la epidemia del coronavirus, que está teniendo desigual incidencia en las distintas comunidades autónomas. El plan consistiría en trasladar a los enfermos más graves de una región a otra, es decir, de una autonomía donde el sistema sanitario está desbordado a otra donde aún disfrutan de un mayor margen de maniobra. Es lo que hizo Italia en la tercera semana se crisis, cuando el sistema sanitario de Lombardía colapsó, o lo que ha empezado a hacer Francia usando trenes de alta velocidad.
Madrid y Andalucía representan ahora el espejo cóncavo y convexo del impacto del coronavirus en España. En la primera hay 36.249 contagios detectados [a 4 de abril], 1.498 se encuentran en estado grave y permanecen ingresados en las unidades de cuidados intensivos (UCI), 4.723 han muerto y 15.362 se han curado. En Andalucía, hay cinco veces menos infectados (7.869 positivos), cinco veces menos pacientes en las UCI (364); doce veces menos víctimas mortales (426) y, a fecha de este 4 de abril, más curados que fallecidos (463). Actualmente, 2.022 pacientes de COVID-19 permanecen hospitalizados, un 20% de la dotación de camas disponibles.
La epidemia ha avanzado a más velocidad y con mayor agresividad en Madrid que en Andalucía, dos regiones con un volumen poblacional similar (6,5 millones de habitantes y 8,5 millones respectivamente), pero más concentrado en la primera, y más disperso territorialmente en el caso andaluz. En Madrid, el virus va muy por delante del sistema sanitario, por eso los hospitales rozan el colapso, se han habilitado los grandes pabellones de Ifema para dar cabida a más contagiados, y en las redes circulan imágenes de pacientes tumbados en los pasillos.
Según los datos de ocupación de las UCI en Madrid, desde el 24 de marzo más de 6.500 pacientes han estado en algún momento ingresadas en cuidados intensivos y 1.460 personas han necesitado una de estas camas. Antes de la epidemia, en situación de normalidad, los hospitales madrileños contaban con 641 camas para enfermos críticos. Desde que se desató la crisis, Madrid ha duplicado esta dotación y continúa habilitando espacio y más camas.
En cambio, la Junta de Andalucía ha informado esta semana de que aún dispone de 5.388 camas sin ocupar en sus hospitales públicos y otras 2.163 en clínicas privadas. En total, más de 7.500 camas libres. En las UCI, todavía hay 516 camas no ocupadas en hospitales públicos, y otras 560 en los privados. En total, alrededor de mil camas para pacientes críticos están vacías en Andalucía (sólo se ha ocupado un tercio del total). “Tenemos un colchón importante de camas en las UCI, podemos permitirnos el lujo, entre comillas, de pacientes con criterio de ingresos pero que estén en recuperación, mantenerlos en camas en vez de tenerlos en zonas intermedias o en sus domicilios”, ha dicho esta semana el consejero de Salud, Jesús Aguirre.
El contraste es brutal y, aunque las variables son muchas, el Ejecutivo de Juan Manuel Moreno ha celebrado el caso andaluz como una suerte de “buena gestión y anticipación”. La Junta de Andalucía acaba de pagar una campaña de publireportajes en medios de comunicación para vender que ellos se anticiparon al Gobierno de Pedro Sánchez y al resto de comunidades en la gestión de la crisis, que lo hicieron “mejor” y, en consecuencia, tienen menos contagios y menos muertos que los demás. “En lo que a la administración se refiere, nuestra comunidad se adelanta a las demás, así como a las propias medidas del Gobierno central, con el pedido de cinco millones de mascarillas, entre otras acciones contundentes, con el objetivo de reforzar nuestro sistema sanitario”, dice uno de los publireportajes, que fuentes del Ejecutivo central han puesto como ejemplo de “bajeza política y deslealtad institucional”.
A principios de semana, Moreno activó el plan de contingencia para atender a 9.000 contagiados por COVID-19, cuando la cifra oficial de registro aún estaba en los 4.600. La previsión era que el número de infectados se disparara en los siguientes cinco días y querían estar preparados. También hay un plan de contingencia posterior, en caso de que se alcancen los 15.000 infectados, que habilitaría 26.000 camas en hospitales (sin contar con hoteles medicalizados y pabellones deportivos que ya se están organizando).
En Andalucía, el porcentaje de hospitalización respecto a España en general es de 2,9% (con un volumen de población de 8,5 millones de personas). La tasa de hospitalización por cada 100.000 habitantes es del 27,26%. El ritmo de contagios durante las ultimas tres semanas ha sido ascendente, pero lento. El pico más alto fue de un 24% más de casos positivos de un día para otro, y el pico más bajo no llegó al 6%. En Andalucía, el 49,5% de los contagiados por coronavirus ingresa en el hospital, sin embargo, sólo el 7,6% llega a la UCI.
Este contraste tan descarnado entre dos regiones de un mismo país es lo que ha motivado a muchos periodistas a preguntar al ministro de Sanidad, Salvador Illa, y a las autoridades andaluzas si se han planteado el movimiento de pacientes graves de una comunidad a otra. Madrid y Andalucía, además, están gobernadas por una coalición del mismo signo político: PP y Ciudadanos, sustentados desde fuera por Vox. En teoría esto debería facilitar la colaboración mutua, como ha ocurrido, por ejemplo, con el envío de respiradores de la Junta a Madrid (el 67% de los respiradores que ha recibido de fuera la capital provienen de Andalucía).
Trenes hospitales
La opción del traslado de pacientes entre comunidades está sobre la mesa, pero “el Ministerio de Sanidad aún no la ha activado y ni Madrid ni ninguna otra comunidad ha pedido esta ayuda”, informan fuentes del Gobierno. Antes se barajan otras opciones, como el movimiento de profesionales sanitarios para reforzar las regiones más desbordadas, aunque las mismas fuentes reconocen la “complejidad burocrática” de mezclar las plantillas de dos sistemas de salud autonómicos “no homologables” (diferentes salarios, categorías, jornadas...).
En la región de Lombardía, al norte de Italia, se optó por el traslado de pacientes en trenes hasta hospitales más al sur del país, cuando llegó un momento en que el sistema sanitario había colapsado. Aunque Madrid atraviesa una situación crítica, el tamaño de Lombardía (10,4 millones de habitantes) hace imposible la comparación, porque su población es casi equiparable a la de Madrid y Cataluña juntas.
El virus araña más en unas zonas que en otras, pero hay señales que indican que no es el momento de mover a enfermos de una región a otra. En la Comunidad Valenciana, por ejemplo, los hospitales de la sanidad privada -intervenida por el Estado, como en todo el país- han advertido esta semana de que siguen sin actividad a la espera de los pacientes derivados de la Consellería de Sanidad. Hace dos semanas que vaciaron las consultas y cancelaron citas para liberar espacio, en caso de que la Administración lo requiriera.
Con todo, el Ministerio de Fomento y Renfe han empezado a medicalizar trenes de alta velocidad por si finalmente Sanidad autoriza esta fórmula para descongesionar las UCI de la capital. Fuentes de Renfe explican que se están desmontando asientos y maleteros y adaptando los vagones de tres trenes híbridos, modelo Talgo 730, con rodadura desplazable para circular por todo tipo de vía sin ninguna limitación. El suelo de los vagones está a ras del andén, lo cual facilitaría la entrada y salida de camillas. La capacidad es de 18 pacientes por tren. Podrían circular los tres de forma simultánea y trasladar 54 pacientes entre Madrid y Sevilla en tres horas cada viaje.
El plan de Sanidad, si finalmente se elige esta opción, pasa por llevar a enfermos críticos de la capital de España a los hospitales de Huelva -la provincia andaluza con menos contagios registrados- y Cádiz, confirman desde la Delegación del Gobierno en Andalucía, que insiste en que “aún no estamos en ese escenario”. El vicepresidente de la Junta, Juan Marín, ha mostrado su “disposición y solidaridad” a acoger a enfermos de otras comunidades, pero ha pedido al Gobierno central “que lo comunique con tiempo suficiente para poner en marcha el operativo y reorganizar nuestros propios recursos”.