Málaga Ahora ha entrado en crisis. Está cerca de perder uno de sus cuatro concejales, Juanjo Espinosa, y ayer se divulgó un documento suscrito por las otras tres concejalas (Ysabel Torralbo, Rosa Galindo e Isabel Jiménez) en el que se vierten graves acusaciones contra el propio Espinosa y Nicolás Sguiglia, hasta ahora cargo de confianza del partido municipalista en la Diputación Provincial. En el texto se habla de “chantaje”, de vulneración de los “más elementales principios éticos y de confianza” y de retiradas de efectivo sin justificar. El problema de fondo es el engarce de Podemos en Málaga Ahora.
Tanto Sguiglia, secretario provincial de Podemos, como Espinosa son a su vez militantes de la formación morada y califican lo sucedido de “golpe de mano” de una minoría en Málaga Ahora. Espinosa no acudió al Pleno celebrado por la mañana y el jueves por la tarde tenía previsto reunirse con un grupo simpatizantes de Málaga Ahora para tomar una decisión: continuar en la formación o seguir como concejal independiente. En conversación con eldiario.es/Andalucía, explicó así su decisión de no acudir al Pleno: “No voy porque se plantea una situación en la que echan a un compañero sin ninguna garantía, y ante la paralización de los procesos democráticos”.
El enfrentamiento público pone de manifiesto una discusión de fondo sobre el peso de las organizaciones en el partido municipalista, singularmente Podemos, y el mecanismo de la toma de decisiones (consenso o votaciones). Espinosa y Sguiglia se reunieron el pasado agosto con Óliver Roales, número cinco en la candidatura de Málaga Ahora, para plantearle una serie de propuestas para solventar estas tensiones y ahora cada parte interpreta la reunión a su manera: según Espinosa, fue un encuentro “informal” para “democratizar los espacios”, en la que se plantearon los “escenarios posibles” ante una posible ruptura. Particularmente, qué hacer con el dinero. Otro grupo de Málaga Ahora, liderado por las concejalas Torralbo, Galindo y Jiménez, interpretó las propuestas como un chantaje.
El enfrentamiento cristalizó en la reunión de la mesa de coordinación celebrada el miércoles por la noche. Allí se notificó a Sguiglia su cese como técnico de Málaga Ahora en la Diputación Provincial y el relevo de la persona encargada de controlar las cuentas del partido, David Castro. Para apoyar estas decisiones se entregó un texto, que suscriben Torralbo, Jiménez, Galindo y Roales, en el que se acusa a Sguiglia y Espinosa de intentar “pervertir” el funcionamiento de la formación. El documento, adelantado el jueves por la mañana por revistaelobservador.com, contiene pasajes con acusaciones graves pero inconcretas, como la retirada de “miles de euros” en efectivo sin justificar.
Además, se establece que a falta de consenso, y si hay votaciones, “las personas inscritas en otros partidos políticos no podrán votar”. Málaga Ahora funcionaba hasta ahora con una lógica asamblearia, en la que sólo a falta de consenso se recurría a las votaciones. En la limitación del voto hay un intento de evitar que las decisiones se decanten en votaciones activando mecanismos de los partidos: pasando el rodillo.
El peso de Podemos en Málaga Ahora
El enfrentamiento refleja los problemas a los que se enfrenta Málaga Ahora, un partido “instrumental” con la estructura orgánica mínima (la presidenta, Rosa Galindo, y otros dos cargos), e integrado por miembros y militantes de Equo, Podemos, Movimiento por la Democracia e independientes, muchos de ellos vinculados a La Casa Invisible. Su candidata a la alcaldía y portavoz del grupo municipal, Ysabel Torralbo, ha insistido siempre en que se trata de un proyecto municipalista, en el que participan personas a título individual, y que es ajeno a la lógica de partidos y familias.
Sin embargo, la tendencia de los individuos que lo conforman ha sido agruparse en facciones o grupos, el más natural de ellos el partido. La existencia de esas facciones es un hecho desde la constitución de Ganemos. La cuestión ahora es el encaje de Podemos. El documento presentado a la mesa de coordinación incide en que se ha organizado la “incorporación paulatina de personas que desconocen o no comparten” los principios del grupo, procedentes de la órbita de Sguiglia, a quien se acusa de “entrismo”. “Por la vía de los hechos consumados se impone un vínculo orgánico y comunicativo con Podemos, pero no a instancias de esa organización, sino únicamente a iniciativa y criterio de personas individuales”, se lee en el documento.
En conversación con eldiario.es/Andalucía, Sguiglia, reconoce “asimetrías” y corrientes internas, pero las enmarca en la normalidad y niega el desembarco organizado: “Quieren suspender las asambleas porque dicen que yo me llevo a la gente a votar. Como si yo manipulara con superpoderes... Sin Podemos, Málaga Ahora no estaría donde está. Podemos no ha tomado ninguna decisión forzando algo para un lado u otro. Es un problema político, la mayoría de Podemos en Málaga Ahora fue malinterpretada, o interpretada en términos paranoicos”.
Ambas partes se acusan de vulnerar el espíritu de Málaga Ahora. Para Espinosa, se han paralizado los procesos democráticos aprovechando que el partido carece de estructura orgánica y militantes, y se sustenta en mecanismos informales. La concentración del control de la presidencia y las cuentas, en manos de Rosa Galindo, habría facilitado la decisión. En un comunicado remitido por la tarde, Málaga Ahora dijo mantenerse “firme” en sus compromisos de legislatura (“Autonomía con respecto a otras organizaciones y método de consenso en la toma de decisiones”) y tendió la mano a Espinosa para evitar su marcha del grupo.