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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Málaga, el alcalde de siempre para una política nueva

Francisco de la Torre es, otra vez, el alcalde de Málaga, ciudad que gobierna desde hace 15 años. Si cumple su palabra, será alcalde cuatro años más, “salvo causa de fuerza mayor”, advirtió el viernes. En el documento firmado con Juan Cassá, líder de Ciudadanos, hay una cláusula de compromiso para el “mandato completo”. Será su quinta legislatura y la acabará con 76 años. De la Torre, que juró su cargo, gobernará la ciudad más poblada de cuantas han quedado en manos del Partido Popular. Si los partidos cumplen con lo anunciado hoy, será la legislatura del diálogo, al que prácticamente todos han aludido.

De la tónica general se ha escapado un discurso duro de Málaga Ahora, que ha llegado a acusar a De la Torre y el PP de ser “la miseria”. Ysabel Torralbo, su candidata, identificó a De la Torre con “un personaje de Francis Ford Coppola”. Tanto sorprendió su parlamento que Mario Cortés, portavoz del PP, le afeó que se apropiara de la voz de “la gente”: “Me extraña que la élite de la ciudad sean tantos para habernos dado 13 concejales”.

El alcalde logró los 16 votos necesarios para ser investido en una primera ronda de votaciones, sin necesidad de acudir al mecanismo subsidiario, el de la lista más votada. Optaron por Francisco de la Torre los 13 concejales del PP y los tres de Ciudadanos, como estaba previsto. 13 votos recogió María Gámez, candidata socialista (nueve del PSOE y cuatro de Málaga Ahora). Los dos ediles de Málaga para la Gente votaron a su candidato, Eduardo Zorrilla.

Los discursos ahondaron en una tesis asentada a estas alturas: el nuevo momento obliga a un cambio de paradigma, que todos dicen asumir, en la forma de hacer política. Las lecturas pivotaron en torno al diálogo: más que nadie el alcalde, quien dijo que siempre quiso ser “alcalde de todos” (“nunca fue el sectarismo uno de mis defectos ni lo será jamás. Estamos llamados a facilitar el entendimiento”), y Juan Cassá, su nuevo apoyo de gobierno después de quince años gestionando mayorías absolutas. “De todos es sabido que hay una ola por el cambio, pero no todos los cambios son iguales. Nuestra fórmula es el cambio responsable”, dijo Cassá al comienzo de su discurso para explicar su apoyo a los populares. Poco después, De la Torre recogió el guante: “No sabíamos cómo iban a ser, pero estaba claro que se avecinaban cambios”.

Las palabras de Cassá se esperaban casi con tanta expectación como a De la Torre, pero se salió poco de la idea ya avanzada ayer. El apoyo a De la Torre es un acto de responsabilidad, según Cassá, porque lidera la lista más votada y porque valoran “positivamente la labor” desarrollada en los últimos años. Pronunciando despacio, marcando cada sílaba: “Somos res-pon-sa-bles”.Fuera de eso, la explicación somera del acuerdo con los populares y una genérica llamada a la concordia: “Sabemos que nuestras propuestas y labor de control beneficiarán a todos. Todos ustedes, con quienes compartimos este salón, son nuestros vecinos”.

De la Torrre cree que “asistimos probablemente al comienzo del segundo capítulo de nuestra afortunadamente consolidada democracia”. El resto de su discurso fue un avance de lo que propone hacer con Málaga durante la quinta legislatura en la que será regidor. María Gámez, candidata del PSOE, insistió en que el ofrecimiento de diálogo de las semanas posteriores a las elecciones se mantiene para la legislatura que empieza: “El bastón de mando sigue en las mismas manos, pero la situación política ha cambiado. El diálogo entre partidos es ya imprescindible”.

“Han hecho de Málaga el centro de sus políticas especulativas

Si el estreno de Cassá fue el de la palmada en la espalda al alcalde, el de Ysabel Torralbo, candidata de Málaga Ahora fue el de la censura a sus políticas y a lo que, según ella, representan. Empezó con una enmienda a la totalidad: “Si aún queda algo de democracia, este Ayuntamiento no es el lugar donde reside”. Y siguió: “Ustedes secuestraron la democracia y sus instituciones y nosotros la vamos a recuperar”. La lista de frases extremadamente críticas con De la Torre y su gestión es larga: “Han hecho del Ayuntamiento de Málaga el centro de sus operaciones especulativas, el centro donde tejer sus redes clientelares”; “ustedes son la miseria”; “nosotras les acusamos, les señalamos, les juzgamos. Y el veredicto es uno: culpables”. Una diatriba con este final: la Málaga a la que aspira su grupo “es una ciudad imposible de concebir con ustedes”.

Fue un discurso inusualmente agresivo para un Pleno de investidura, con un recitado y puesta en escena acorde: cortante, seca. Detrás, De la Torre encajaba el golpe con la cabeza ladeada y mirada entre paternalista y escéptica. Al regidor, Torralbo lo acusó de educarse en la “escuela del franquismo”. También hubo espacio para glosar los logros (“ahí estábamos, ocupando las plazas, parando con nuestros cuerpos los desahucios”) y la reivindicación: “Lo queremos todo porque de todos es todo”.

Eduardo Zorrilla, de Málaga para la Gente (dos concejales), centró su discurso en los compromisos de su candidatura: la lucha contra la pobreza, el combate contra los desahucios, la promoción de la democracia participativa, las políticas activas de empleo y los servicios públicos. Fue el primero de los cinco que se oyeron en el Pleno más fragmentado de cuantos se han constituido en democracia.

Día de estreno

Era día de estreno para Ciudadanos y Málaga Ahora, que lidiaron con su inexperiencia de distinta forma. Los de Ciudadanos, con pose seria, sobria, casi hierática. Los de Málaga Ahora, con pose reivindicativa (portaron chapas que pedían la cesión de La Casa Invisible). “Cuando lleguen los nuestros, un aplauso”, decían simpatizantes de este último grupo. Y así lo hicieron. La etiqueta, del traje y corbata de Ciudadanos a la camiseta de Marea Verde que lució uno de los concejales de la candidatura liderada por Ysabel Torralbo. Tanto sus cuatro ediles como los dos de Málaga para la Gente prometieron por imperativo legal. En el caso de Málaga Ahora, “por imperativo legal hasta devolver la soberanía y el poder al pueblo”; en el de Málaga para la Gente, comprometiéndose a “trabajar por la ciudadanía y un Estado laico, republicano y social”. Las dos fórmulas fueron validadas legalmente por el secretario.

Con el discurso del alcalde reelegido se cerró el Pleno y dio comienzo la legislatura. De la Torre avanzó las líneas básicas de lo que pretende hacer, aunque parte ya había sido descubierto ayer, cuando compareció con Cassá para anunciar el acuerdo que le ha llevado a la alcaldía. Ciudadanos permitirá gobernar al PP, con el argumento principal de que fue el partido más votado en las elecciones. Juan Cassá, candidato de Ciudadanos, y Francisco de la Torre (PP) escenificaron un acuerdo que se daba por descontando en una rueda de prensa conjunta, en la que Ciudadanos anunció que votaría “Sí”. Entre los dos presentaron un documento con un programa conjunto para los próximos cuatro años, en diez áreas. Algunos de los compromisos deberán ser cumplidos antes de que termine el año, pero no quedó claro cómo se verificará el cumplimiento, salvo que se hará “paulatinamente”.

La exigencia inicial de Ciudadanos consistente en eliminar el 95% de los cargos de confianza (ahora hay 34) quedó reducida: antes del 31 de diciembre se amortizarán el 50%, incluyendo todas las direcciones de distrito, que pasarán a estar ocupadas por funcionarios de carrera. También cedió Ciudadanos en la discusión sobre salarios: de exigir que nadie cobre más que el alcalde (62.800 euros) ha pasado a conformarse con cifras que deberán estar por debajo de la retribución máxima para los alcaldes según normativa (100.000 euros). El viernes, De la Torre apeló a la “lealtad”; Cassá, a la “responsabilidad”. Casi todos, en el Pleno, al diálogo. Hay cuatro años para cumplir con lo prometido.