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“AnTes esto era mi casa”: por qué Málaga se llena de pegatinas contra la turistificación

Néstor Cenizo

Málaga —
13 de marzo de 2024 21:30 h

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Tramo de calle Carretería, en Málaga: apartamentos turísticos, local de gestión de alquiler vacacional, “specialty coffee experience”, cajero ATM y City Lockers; diez metros más allá, Living 4 Málaga (gestión de apartamentos turísticos); a continuación en la acera opuesta, dos edificios de apartamentos turísticos, tres locales de brunch y tartas de queso y otro edificio de apartamentos turísticos, rehabilitado con ayuda municipal. Y junto a la puerta, una pegatina sobre el cartel azul en la que se lee: “A Tomar por culo de aquí”.

Este es uno de los estribillos con los que están siendo retitulados decenas de carteles que colonizan el centro de Málaga, aprovechando las letras iniciales de “apartamentos turísticos”: “AnTes esta era mi casa”, “Alcalde Tusmuerto”, “A Tu puta casa”, “ApesTando a turista” o “AnTes to esto era centro”. Las estampas se repiten en esta calle del centro malagueño, una de las que acumula más viviendas vacacionales y cuya reciente semipeatonalización costó 4,8 millones de euros públicos (uno más de lo inicialmente presupuestado), el 80% de los cuales son a cargo de fondos europeos.

No es la primera muestra de malestar en la ciudad. Las pegatinas solo expresan gráficamente la frustración acumulada desde hace al menos un lustro con la acelerada turistificación e incremento prohibitivo de los precios del alquiler residencial, primero del Centro de Málaga, luego en sus barrios adyacentes y, desde hace tiempo, en toda la ciudad.

El origen de las pegatinas

“Yo no tengo nada en contra del turismo ni los turistas que vienen a pasar unos días. Vivimos del turismo. Pero sí contra que no se regule el precio del alquiler ni las licencias turísticas. Es una locura. Tenemos más licencias que Barcelona y Madrid”, dice Dani Romero, más conocido como Dani Drunko, que desde hace 18 años Drunk'O'Rama en el Centro. Ahora, en calle Ramón Franquelo, tras la última mudanza de un local en calle Comedias donde ahora hay apartamentos turísticos.

De él partió la iniciativa de un concurso de ideas cuando los hijos de su casera le enviaron un burofax anunciándole que no le renovarían el alquiler, porque habían decidido dedicar al alquiler turístico la vivienda de Fuente Olletas (no en pleno centro) en la que él lleva diez años. “Tengo 48 años, nómina y ahorros, y aun así no encuentro”, dice, para explicar que aunque le haya pasado a él, el problema es general.

Por eso, subió su historia al Instagram (@drunk.o.rama) con una frase: “ATentado contra los ciudadanos de la ciudad”. Luego propuso a sus seguidores seguir el juego y anunció que invitaría a cenar al autor o autora de la más ingeniosa. “Y la cosa corrió como la pólvora”, comenta, antes de aclarar que él no es el responsable de las pegatinas. “Todos hemos sido turistas. Y el AIRBNB me parecía un gran invento. El problema es cuando los buitres huelen sangre. La culpa es de quien no regula”. 

Los datos detrás del malestar

Si el asunto se ha convertido en viral es porque hay un malestar, al principio larvado y hoy ya evidente, en capas cada vez más amplias de la población. El precio del alquiler es la principal preocupación en la ciudad, según una encuesta reciente de la Universidad de Málaga. Los expertos hace tiempo que alertan de la hiperinflación del mercado en Málaga: “No es normal”, dicen.

La burbuja del alquiler y la compraventa de pisos en Málaga ciudad (y en el resto de la provincia) sigue inflándose, y cada vez más malagueños tienen que buscar alojamiento fuera. Según los últimos datos cerrados del INE, del 1 de enero de 2021 al 1 de enero de 2022 la ciudad sumó 1.671 nuevos habitantes empadronados (hasta los 579.076), únicamente gracias al tirón entre los extranjeros: la población foránea subió en 2.636, mientras que la española bajaba en 965.

El principal factor es la falta de vivienda a precio asequible, tanto en alquiler como en compra. El precio de la vivienda a la venta se ha duplicado desde que tocó fondo en agosto de 2014, con un crecimiento disparado en los últimos años. En febrero era un 14,4% más que en febrero de 2023, según datos de Idealista. Pero muchos no aspiran a comprar, sino a alquilar, y eso es aún más difícil: aquí la subida la interanual del 15,5%, y llegó a ser del 24,4% en abril de 2023. No baja del 10% desde junio de 2022. El incremento acumulado desde junio de 2021 es del 45%.

El mercado se mantiene en estos niveles en gran parte por la pujanza del comprador extranjero, que acapara el casi un tercio de las operaciones de compraventa (el 34,34%, según el último informe trimestral del Colegio de Registradores). Solo Alicante, Illes Balears y Santa Cruz de Tenerife se mueven en esas cifras. Muchas veces, la finalidad es poner la vivienda en el mercado del alquiler turístico.

Sin soluciones municipales

Entre los factores que impulsan los precios al alza está también la promoción intensa de la ciudad como “paraíso” para nómadas digitales y el goloso mercado del alquiler vacacional, que detrae del mercado decenas de vivienda cada semana. En Málaga ciudad hay 11.364 viviendas turísticas inscritas en el Registro autonómico a 13 de marzo. Eran 9.100 el 8 de mayo. El ritmo es de 7,3 viviendas inscritas por día. Hace tiempo que hay más viviendas turísticas que vecinos en el Centro. Son abundantes las historias de quienes se han marchado de su casa, en cualquier punto de Málaga, porque su casero ha decidido dedicarla al alquiler vacacional.

La cuestión es un clamor que está en la calle, como demuestran las pegatinas. Hace tiempo que es la principal bandera de la oposición, que denuncia la inacción del equipo de gobierno municipal. También lo fue en las elecciones. El alcalde Francisco de la Torre (PP) admitió el problema hace un año, poco antes de las elecciones en las que recuperó la mayoría absoluta, pero postergó cualquier decisión a la aprobación de la nueva normativa autonómica.

Pero con el nuevo Decreto de Viviendas Turísticas ya aprobado, tampoco ha dado pasos tangibles, y el Pleno del ayuntamiento rechazó la semana pasada declarar a la ciudad “zona tensionada de alquiler” con los votos de PP y Vox, lo que hubiese abierto la puerta a limitar los precios de los arrendamientos. El precio está inflado entre el 50 y el 120% en relación al que marca la nueva herramienta del Ministerio de la Vivienda. Pisos de 110 metros cuadrados que en El Perchel sur tendrían un tope de 1.100 euros se ofrecen a 1.800, lo mismo que se pide por un piso en Huelin de 100 metros cuadrados cuyo tope estaría en 700.

Ni siquiera las cuestiones relativamente sencillas y cosméticas se han abordado con éxito. Hace unos meses se generó una polvareda mediática a cuenta del uso de las fachadas de la vía pública para la instalación de cajetines con las llaves de los apartamentos turísticos. El ayuntamiento prometió retirarlos. La semana pasada ofreció el balance, casi un año después: ha retirado nueve.  

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