Agentes de la Policía Local y de la Policía Nacional detuvieron el jueves a dos de los activistas que acampan desde hace varias semanas junto a las obras de la futura ciudad deportiva del Málaga, en el paraje de El Arraijanal. Pablo fue detenido por la mañana cuando estaba dentro del perímetro vallado por la constructora Bilba. Por la tarde, agentes de la Policía Nacional acudieron por la tarde al campamento y se llevaron a Hely para que prestara declaración. Los activistas aseguran que no se le informó de los motivos de la detención. Finalmente ha pasado la noche en los calabozos del juzgado, mientras que Pablo fue puesto en libertad a medianoche.
No hay vídeos del momento en que la pareja de agentes de la Policía Local se dirige a Pablo para que salga del interior de la parcela vallada ni del forcejeo que se produjo. Sara, que estaba en el campamento, sólo pudo grabar una vez que ya había sido retenido y estaba en el exterior. Es el vídeo que acompaña esta información. Sara asegura que Pablo intentó explicarles qué hacía dentro del vallado, y que estaba “sorprendido y asustado”. “Pablo es bastante fuerte y no le podían poner las esposas”. En el forcejeo hubo algún golpe de los policías hacia el muchacho, según Sara. “Yo es la primera vez que hago activismo de acción directa, y me asusté. No me esperaba que hicieran estas cosas. Tengo muchos amigos policías y opositores y me sorprendió”.
El atestado relata que los policías acudieron al lugar después de recibir la llamada del encargado de la obra porque alguien había entrado en la parcela rompiendo el vallado. Cuando estaba ante los policías, el activista se habría negado a identificarse y les empujó, cayendo uno de ellos al suelo, según los agentes. En la versión de los policías, el segundo habría esquivado otra acometida, y al final entre los dos redujeron al activista.
La versión del detenido es otra. Según Oliver Roales, el abogado de los dos activistas, los policías emplearon una fuerza excesiva y en ese forcejeo, uno de los agentes habría caído al suelo. “Mi cliente sostiene que no hacía falta todo esto cuando él había ido voluntariamente”, argumenta Roales. Para el abogado, “la acción policial y la fuerza empleada fue exagerada y forma parte de una maniobra de acoso a los activistas”. “Ante el empleo desproporcionado de la fuerza, cada persona reacciona diferente, pero Pablo acudió voluntariamente a la llamada de la policía y les dijo en todo momento que no se resistía a acompañarlos”, añade.
Una vez en el exterior llegó Manuela Martín, que es la mujer a la que se observa en el vídeo. Ella no vio patadas, puñetazos o cabezazos de Pablo hacia los policías, ni tampoco agresión de estos hacia el detenido, sino un forcejeo en el que él se resistía a que le pusieran las esposas cruzando los brazos en el pecho. Manuela relata que pidió a su compañero que se relajase: “El chico aflojó cuando yo le hablé, e inmediatamente le echaron el brazo atrás y le pusieron las esposas. Los guardias no querían un final feliz. Querían ponerle las esposas y llevárselo”. Fue puesto en libertad en la medianoche del jueves al viernes.
El segundo de los activistas fue llevado a declarar por un incidente previo con uno de los obreros de la constructora, según Roales. Fue puesto en libertad al mediodía del viernes, después de pasar la noche en los calabozos de la Ciudad de la Justicia.
Restos arqueológicos en la ciudad deportiva
Restos arqueológicos en la ciudad deportivaLos activistas creen que las detenciones se han llevado a cabo contra personas especialmente activas en la documentación de los vestigios arqueológicos que la obra está sacando a la luz. El PGOU recoge la existencia de una villa romana y una necrópolis en esos terrenos, y los movimientos de tierra para la cimentación de la futura ciudad deportiva están dejando al descubierto restos cerámicos, insuficientes de momento para paralizar la obra.
“Todos los días tenemos una mesa llena con restos de vasijas. Sabemos que la constructora está muy molesta e inquieta por esta labor. Cuando la arqueóloga se va a hacer un descanso hay gente allí recordando que tienen que parar las máquinas”, explica Leticia González, una de las activistas. La aparición de estos restos ha obligado a la constructora a contar con los servicios de dos arqueólogos, y no de una como hasta hace una semana.
Los activistas protestan por la construcción de una ciudad deportiva de 108.000 metros cuadrados en este paraje natural junto a la última playa virgen de Málaga. Se trata de suelo público, cedido gratuitamente a la Fundación del Málaga CF, de tipo privado, durante 75 años. Los activistas piden que se paralice la obra alegando el valor natural y arqueológico de los terrenos, muy cercano a la desembocadura del Guadalhorce. La Fiscalía ha pedido a las administraciones información sobre el grado de protección del lugar, pero no ha solicitado la paralización cautelar de los trabajos.