Salud pública

La lucha de una madre por una atención “digna y humana” a la prevención del suicidio en un hospital público

Javier Ramajo

25 de marzo de 2023 21:40 h

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“Un granito de arena para que los pacientes sean tratados como seres humanos, dignamente”. Es el grito desesperado de la madre de una joven diagnosticada de trastorno límite de la personalidad y trastorno de adicciones (patología dual) que ha registrado varias reclamaciones por la atención que, en su opinión, se dispensa en la Unidad de Gestión Clínica de Salud Mental del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Victoria de Málaga bajo la tesis de “cómo se puede hacer prevención del suicidio con esta atención a la salud mental”. Sus reclamaciones coinciden en el tiempo con un informe del Defensor del Pueblo de España, en su condición de Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes (MNP), en el que solicita que se atiendan cinco recomendaciones y una docena de sugerencias entre las cuales se pide que se protocolice de forma adecuada la actuación médica a la hora de indicar un ingreso en dicha unidad.

La hija de Silvana Beatriz Torre tiene 19 años e inició su historia en salud mental en 2020 derivada del médico de familia, ha sido ingresada hasta en siete ocasiones en el sistema público de salud por crisis, brotes e intentos de suicidio durante los últimos tres años y asegura haber visto “muchas irregularidades y falta de empatía y humanidad hacia los pacientes” en el Hospital Clínico, habiendo estado ingresada durante tres días en junio de 2021 cuando su hija aún era menor de edad. Explica desde Mijas a elDiario.es Andalucía que su hija estuvo entre agosto y diciembre del pasado año ingresada en Hermanas Hospitalarias de Málaga, un centro concertado con una “buena atención” tanto en higiene como trato a los pacientes, según la madre.

“Un constante interés en mejorar la atención”

La joven, según el relato de su madre, ingresó en el Hospital Clínico por primera vez a los 17 años por autolesiones e ideas suicidas. En esos tres días de ingreso de ambas “y en todos los ingresos posteriores” se quedó “indignada al observar el trato de algunos profesionales a los pacientes, la falta de higiene de las instalaciones, la falta de higiene de la paciente y el trato poco humano que recibían, con contenciones, bajo mi punta de vista, muy poco humanas, con falta de atención a llamadas y gritos de pacientes atados que querían orinar o defecar y una larga lista de sucesos con falta de empatía y humanidad de algunos profesionales”. Según su relato, y de su experiencia como monitora en un centro de salud mental para discapacitados, los pacientes duales como su hija se encuentran “entre salud mental y adicciones, como una pelota de ping pong, ya que unos dicen que predomina la adicción y otros el trastorno”.

El propio director de la UGC de Salud Mental del Clínico, Javier Romero, en una carta de respuesta a una queja de esta madre indicaba este mes de septiembre que el hospital tiene un “constante interés en la mejora en la calidad de atención a los pacientes ingresados” y que se está “trabajando mano a mano con el movimiento asociativo para poder tener salidas terapéuticas que minimicen la vivencia de un ingreso involuntario y llegar a eliminar las contenciones mecánicas”, en alusión a una de las cuestiones relatadas por la denunciante, quien en todo caso afirma haberse topado con “muy buenos profesionales con empatía y humanidad que se cruzan en este duro camino para ayudar y aliviar el dolor de los pacientes y sus familias”. En estos días se ha difundido desde la Junta que el Clínico y también el Costa del Sol, en Marbella, han cumplido cinco años “trabajando de forma conjunta en prevención de conductas suicidas”, y que las psicólogas clínicas de la Unidad de Salud Mental atienden cada año a un millar de pacientes que precisan de cobertura emocional y psicológica.

Desde el Hospital Clínico se apunta a este periódico que la paciente, de ahora 19 años, “ha sido atendida en tiempo y forma cada vez que lo requiere”. “En concreto y tan solo en lo que va de año, ya ha sido atendida ocho veces, y se encuentra en seguimiento por parte del equipo de Salud Mental y está recibiendo la atención que precisa”. Las fuentes del centro no han querido manifestarse acerca de las quejas de la madre.

Quejas “fundadas en muchos casos”

“Tenemos muchos de esta naturaleza, casos de falta de sensibilidad y de atención insuficiente en situaciones que son de mucha angustia para el paciente y los familiares”, explica a este periódico Luis Pizarro, adjunto a la Coordinación del Plan Integral de Salud Mental de Andalucía para los Derechos de la ciudadanía, quien añade que “las quejas de falta de humanización y de déficits en las instalaciones psiquiátricas son fundadas en muchos casos”. A sus manos también llegaron las quejas de esta madre, que ha venido considerando insuficiente la asistencia sanitaria para el problema de salud mental de su hija, con intentos de suicidio repetidos y múltiples ingresos en unidades de agudos. La queja también incluía la denuncia de determinadas actitudes, acciones u omisiones del personal sanitario cuando su hija ha permanecido ingresada.

Los informes de la Unidad de Gestión Clínica y la Unidad de Salud Mental Comunitaria de Fuengirola-Mijas relataron que, tras aquel primer ingreso hospitalario de la joven, se han contabilizado varios más “con el fin de contener situaciones de crisis que han tenido relación con gestos suicidas, estados de mucha desregulación emocional y conductas difíciles de sostener en el ámbito comunitario: auto y heteroagresividad en el núcleo familiar, amenazas autolíticas, situaciones de riesgo para sí misma y terceros, consumo abusivo de tóxicos, conductas en la línea de la marginalidad”. Según la Coordinación del Plan de Salud Mental de Andalucía para los Derechos de la Ciudadanía, el plan de actuación hacia la joven “debe configurar un abordaje comunitario de mucha mayor intensidad” y “debe de integrarse en una programación de terapia específica para el trastorno límite de personalidad con evidencia de resultados”.

La joven ahora acude a una psicóloga de pago, explica la madre, que también comenta que a partir de sus primeras quejas acerca de que en el Clínico tenían “mezclados” a pacientes “de todas las edades y patologías graves”, ahora son más frecuentes las derivaciones de los más jóvenes a las Hermanas Hospitalarias, según le han comentado otras familias. Silvana Beatriz Torre recuerda que tras su último ingreso, en agosto de 2022, su hija tuvo un ingreso involuntario derivada desde el Clínico tan solo un día después de haber acudido por un brote de agresividad y desde donde quisieron darla de alta ante su “asombro y desesperación”. Cabe recordar que el Hospital Clínico ingresó en mayo de 2022 a seis pacientes (cinco de ellos adolescentes) fuera de la unidad destinada para ellos, donde ya no había camas suficientes.

De sus repetidos pasos por el Hospital Clínico, la madre resume así los episodios: “Ambulancia en casa, lavajes de estómago, Guardia Civil e ingresos en Salud Mental del Clínico de una duración de 20 días aproximadamente cada uno. En todos los ingresos, el día del alta la retiro en condiciones inhumanas, sucia con el mismo pijama que le pusieron cuando entró”, cuenta la madre. Las ambulancias, según continúa explicando a este periódico, las dejan en Urgencias mientras intenta contenerla de sus brotes y espera a que la valore “al día siguiente” uno de los tres psiquiatras de guardia, lamenta. “Las familias están agotadas. Conozco más familias que optaron por lo privado, quemados por el servicio de ese hospital en salud mental. Nos toman el pelo. Es inhumano”, resume. “Con la poca fuerza que me queda, quiero hacer algo por los demás pacientes, solo eso calmará mi dolor. Lo que sucede ahí dentro es muy triste y da mucha impotencia”, expone.

Registro de contenciones mecánicas y farmacológicas

Por otra parte, el MNP realiza inspecciones en centros de detención, cárceles y, algunas veces, en centros psiquiátricos. El 15 de junio de 2022, dos técnicas de la institución acompañadas por una técnica externa psiquiatra y un técnico externo médico forense, realizaron de oficio una visita a la Unidad de Hospitalización de Salud Mental del Hospital Regional Universitario Virgen de la Victoria en Málaga. Una de las sugerencias en el informe fechado el 15 de noviembre pasado apunta “que se disponga de un protocolo de ingreso en la unidad, firmado por el responsable correspondiente, que contenga guías de actuación que faciliten la toma de decisión de los facultativos sobre si llevar a cabo el ingreso o no, y especialmente para decidir si se trata de un ingreso voluntario o involuntario”.

Fuentes del hospital confirman que “hay que mejorar” ese procedimiento administrativo de ingresos porque “existe cierta variabilidad” y “no es algo que esté consensuado”, por lo que ya han enviado respuesta al Defensor del Pueblo informando de que los integrantes de la Unidad de Hospitalización de Salud Mental van a recibir “sesiones formativas especializadas” para la protocolización de los registros de ingreso de los pacientes. Las mismas fuentes alertan del aumento de incidencia entre menores y jóvenes que hacen uso de la unidad de hospitalización. “Cada vez hay más casos de familias que no saben qué hacer con sus hijos”, comentan las fuentes.

El Defensor, asimismo, publica en su informe cinco recomendaciones tras su visita al centro sanitario malagueño entre las que se encuentran “que se dote a los centros socio-sanitarios de su ámbito de competencia de un protocolo de prevención, detección, protección y atención a posibles víctimas de malos tratos, abuso o acoso en el centro, que regule el acceso de la víctima a la atención sanitaria, psicológica y social, manteniendo en todo caso una actitud proactiva para afrontar estas situaciones”. También recomienda “crear un libro de registro inalterable en el que queden anotadas las quejas relativas a malos tratos o trato incorrecto a las personas ingresadas”.

Además, “que se establezca un libro registro específico de contenciones tanto mecánicas como farmacológicas, en cada hospital y centro de salud mental de la Comunidad Autónoma de Andalucía, en el que se incluya información detallada y exacta de la medida adoptada”. También “que se valore implantar, tras la realización de una contención, un sistema de 'apoyo post-incidencia' y revisiones de los incidentes acaecidos a través de la monitorización, cuyos resultados permitan evaluar el procedimiento en un periodo de tiempo establecido, siguiendo la línea de actuación marcada por el Comité Europeo para la Prevención de la Tortura”.

Protocolos específicos

Entre las sugerencias emitidas, además de “que se protocolice de forma adecuada la actuación médica a la hora de indicar un ingreso”, el MNP solicita “que los documentos utilizados para las comunicaciones al juzgado de los internamientos no voluntarios realizados de forma urgente, se cumplimenten correctamente”, “que la ordenación y archivo de la documentación relativa a la gestión de incidentes relacionados con los intentos autolíticos o de suicidios consumados por parte de las personas ingresadas se formalice en un único sistema digitalizado que permita extraer datos estadísticos precisos para su posterior revisión y control”, así como “que se elabore un Protocolo específico de Prevención de Suicidios para la Unidad de Hospitalización de Salud Mental del Hospital Universitario Virgen de la Victoria de Málaga, que esté adaptado a las personas ingresadas en el mismo”.

También se insta a disponer de protocolos de actuación específico“ en la referida Unidad de Hospitalización de Salud Mental ”para cuando se produzcan lesiones y de un registro de dichas actuaciones, diferente a su mera incorporación en las historias clínicas“, y ”para cuando se produzcan fugas“. Además, el MNP sugiere ”que se revise el protocolo de actuación ante el incumplimiento de las normas, que considera como privilegio el uso de dispositivos electrónicos por parte de los internos (...) con el fin de minimizar las conductas de coerción que vulneran la libertad y autonomía de los pacientes, y eliminar cualquier medida que se pueda entenderse como 'castigo o sanción por mal comportamiento' con especial énfasis en los que implican la privación de objetos personales o disfrute de derechos básicos de los pacientes“.

En una de las quejas de la madre referida se relata precisamente un escape cuando su hija aún era menor de edad, en diciembre de 2021. “Estaba ingresada en observación de Covid-19 bajo salud mental. A las 22h se arrancó la vía y salió del hospital poco después de que la habían atendido dos psiquiatras de guardia con muy poco tacto y empatía para tratar a un familiar que está viviendo esa lamentable situación. Al estar en la entrada del hospital, me llamó de su teléfono para despedirse y yo avisé por teléfono al hospital y a los de seguridad de la puerta, viendo que estaba subida a un tejado. Lograron agarrarla y llevarla al hospital nuevamente. No presenté una denuncia policial porque estaba paralizada por la atención recibida por esos profesionales y por el trato que le dieron a mi hija”, relata la madre.

La última sugerencia es que dicha Unidad de Hospitalización “disponga de una consulta en psicología clínica de manera fija y con presencia física para garantizar el tratamiento integral de la salud mental de las personas ingresadas”.

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