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'Se vende' la Costa del Sol: movimientos de resistencia a la especulación urbanística en 165 km de costa

Imagen del primer capítulo de 'Se Vende'

Néstor Cenizo

22 de marzo de 2021 21:31 h

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Desde Maro, en el extremo oriental, hasta Manilva, ya pegando a Cádiz, hay 165 kilómetros de costa malagueña con algo en común: desde hace décadas, esta es una de las franjas de terreno más apetitosas de España para inversores y especuladores. También para turistas. Los promotores inmobiliarios descubrieron en los años 60 que había mucha gente dispuesta a pagar por el sol y la playa. Fue entonces cuando la Costa del Sol se puso a la venta.

Una serie documental, Se vende, pretende poner el foco en los impactos de ese proceso de desarrollo inmobiliario acelerado, que aún perdura, y en los movimientos de resistencia que han generado a lo largo de los años. Se acaba de estrenar el primer capítulo online, dedicado al proyecto para levantar un campo de golf sobre los acantilados de Maro. El objetivo es rodar otros cuatro sobre la cementera de La Araña (Málaga), el rascacielos del puerto de Málaga, las cuatro torres sobre los terrenos del pretendido bosque urbano y la ampliación del puerto de Marbella. Peripheria Films y Criocrea han lanzado un crowdfunding en la plataforma Goteo para financiar el proyecto.

“Las temáticas que se tocan atraviesan todo el Mediterráneo y la costa española. Hay un discurso amplio y global que puede generar interés más allá de Málaga”, opina Daniel Natoli, el director del documental.

“Se trata de reflexionar en torno a qué significa el progreso y el desarrollo”

Sobre música de Califato ¾, el tráiler de la serie devuelve al Torremolinos de los años 60, los primeros guiris en unas playas casi vírgenes, para explicar por qué triunfó tan fácilmente la idea de que el ladrillo y el turismo era lo mejor que podía pasar. “Pues mire usted, porque nos ayudan a vivir, que es lo principal, que antes estaba esto muerto y ahora le ha dado vida al pueblo; y lo segundo, que se cogen costumbres diferentes”, contesta una señora en blanco y negro en esa introducción a la serie.

Se vende - Serie documental (Teaser) from Peripheria Films on Vimeo.

“Se trata de reflexionar en torno a qué significa el progreso y el desarrollo, conceptos que la clase política maneja continuamente, pero ya muy manidos”, explica Natoli, que estudió arquitectura y ya había dirigido su cámara a los procesos desarrollistas en el corto A Costa del Sol, una pieza audiovisual sin diálogos, íntima y casi contemplativa con la que ganó el Premio del Público en el Festival de Málaga.

El objetivo ahora es otro: llegar al público más amplio posible mostrando los conflictos que subyacen a un proceso impulsado por el poder político y económico, muchas veces asumido sin más por las mayorías. El hilo conductor, explica Natoli, son los movimientos de resistencia ambientales, paisajísticos o sociales generados alrededor. La plataforma “Otro Maro y Nerja es posible”, que se opone al campo de golf en los terrenos explotados durante décadas por los colonos de la familia Larios; la asociación de vecinos Aire Limpio de El Palo; o la plataforma Defendamos Nuestro Horizonte, que desde hace cinco años trabaja en todos los frentes en oposición al rascacielos proyectado en los terrenos públicos del puerto de Málaga.

Investigación académica sobre la resistencia a macroproyectos turísticos

El proyecto tiene el apoyo de Fundación Rizoma, que ha incorporado el primer documental a una investigación más amplia, financiada por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. “Saturación turística en destinos costeros españoles. Estrategias de decrecimiento turístico. Una aproximación desde la dimensión social”, se titula esa investigación, ahora a mitad de camino, centrada en el estudio de los movimientos sociales de resistencia a los macroproyectos turísticos.

Las historias elegidas para la serie documental forman parte de ese proyecto de investigación, que arrancó con la macrourbanización de Los Merinos y la propuesta de autopista entre San Pedro y Ronda. “Los llamamos proyectos zombies, porque están latentes, pero pueden reactivarse”, explica José María Romero, profesor de la Universidad de Granada y miembro de Fundación Rizoma.

Algo de eso ocurre también en las historias seleccionadas para la serie documental. En el caso del campo de golf de Maro, el ayuntamiento no ha contestado aún a las alegaciones vecinales ni ha llevado el convenio con los Larios a Pleno, pero los opositores al proyecto temen que el interés especulativo pueda reactivar el proceso en cualquier momento. El proyecto del rascacielos del Puerto debe aún superar la modificación del plan especial del puerto ante el Pleno, antes de ser aprobado o rechazado por el Consejo de Ministros. El proyecto de las torres con viviendas y oficinas, en un barrio ya muy densamente poblado, aparece y desaparece desde hace años de los planes inmediatos del ayuntamiento.

Alternativas al discurso dominante

El objetivo de los productores y Rizoma es mostrar que hay alternativas al discurso dominante, aunque este disponga de todos los resortes del poder. En Málaga, un movimiento que pide un bosque urbano logró que el Pleno de la ciudad aprobase la celebración de una consulta sobre qué hacer con los antiguos terrenos de Repsol, donde el equipo de gobierno pretende levantar varias torres. Sin embargo, aunque el Pleno aprobó por unanimidad celebrar la consulta, nunca ejecutó la moción.

Tampoco habrá consulta sobre el rascacielos del Puerto. En enero de 2021, los concejales de PP, Ciudadanos y un tránsfuga tumbaron la propuesta. “No pongamos estas decisiones, que son técnicas y jurídicas, sobre los hombros de los ciudadanos”, dijo Noelia Losada, concejala de Ciudadanos.

“Me conformaría con invitar a la gente a reflexionar y cuestionarse qué significa desarrollo o progreso. Que 60 años después de que nos empezasen a vender eso, nos lo replanteáramos”, señala el director, que concluye con una frase del geógrafo David Harvey: “El tipo de la ciudad en la que quieres vivir está ligado al tipo de persona que quieres ser”

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