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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Las víctimas del franquismo plantan cara a PP, Ciudadanos y Vox y la idea de derogar la ley de Memoria Histórica

Incertidumbre, rabia, desolación… tristeza, dolor. Los sentimientos están a flor de piel entre las víctimas del franquismo. “Estamos congelados”  tras el jarro de agua fría que supone el anuncio del futuro Gobierno de PP y Ciudadanos apoyado en la investidura en la extrema derecha de Vox: derogar la ley de Memoria Histórica de Andalucía.

Pero los tiempos han cambiado “y ya no tenemos miedo”, dicen. Y los familiares de los represaliados tras el golpe de Estado y durante la dictadura de Francisco Franco están dispuestos a plantar cara al acuerdo de las derechas que gobernarán en breve la Junta de Andalucía.

En el aire queda la continuidad de las exhumaciones de fosas y cunetas. Andalucía fue la región más castigada por los golpistas, con 50.000 asesinados, entre ellos nombres tan internacionales como el poeta Federico García Lorca o tan emblemáticos como el Padre de la Patria Andaluza, Blas Infante. Los dos siguen desaparecidos. Y sus cuerpos tirados en una fosa común.

Este último está en el cementerio de San Fernando en Sevilla. El cuerpo inerte de Blas Infante fue arrojado al agujero donde reposa junto a otro millar de civiles asesinados por el fascismo español, la fosa de Pico Reja. Un par de centenares de descendientes de estas víctimas se ha manifestado ante el Ayuntamiento sevillano para reclamar el inicio de las tareas arqueológicas para rescatar los restos óseos de sus familiares y darles un entierro digno.

“No me lo creo, ¿hay dos PP?”

Es el caso de María Luisa Hernández Portales. Ella busca a su abuelo, Francisco Portales Casamar, que era funcionario del Ayuntamiento de Sevilla. En sus ojos hay una mezcla de perplejidad y dolor que se repite entre los familiares concentrados. Pero no tienen “miedo” a nadie, dicen. “Ya no”.

“Y si intentan parar las exhumaciones nos vamos a tener que poner firmes y encadenar a la fosa, lo que sea, hacer miles de cosas que estamos dispuestas a hacer, porque tenemos el derecho internacional a nuestro favor”, suelta de un tirón María Luisa. Lo tiene claro. No les van a parar.

Al inicio de la concentración, María Luisa grita, megáfono en mano: “Somos familiares y asociaciones que buscamos a las personas desaparecidas desde 1936”. La céntrica Plaza Nueva está transitada a esas horas por centenares de personas que miran de reojo. Algunas se paran a mirar los retratos depositados en el suelo.

“Queremos verdad, justicia, reparación y garantía de no repetición”, repite María Luisa. Derechos humanos, al cabo, que PP, Ciudadanos y Vox pueden acabar fusilando si cumplen la promesa de acabar con la ley de Memoria Histórica de Andalucía trasladada al acuerdo entre PP y Vox de la siguiente manera: “Promover una Ley de Concordia que sustituya la ley de memoria histórica”. El “triunfo”, avisa a navegantes, “es solo de Vox”.

“No me lo creo, porque entonces, ¿hay dos PP?”, plantea María Luisa. Uno, “el que en Andalucía va a derogar” el marco legal que ampara a las víctimas de Franco. Dos, “el de Castilla y León que va a hacer una ley que permitirá abrir fosas en cementerios como el de El Carmen de Valladolid, donde está mi bisabuelo”.

“Soplan unos vientos muy raros”, define. Y recomienda al país de la desmemoria: “Hay que derogar la Ley de Amnistía de 1977 y abrir todas las fosas comunes, porque eso es lo que hace un país democrático. Si España no lo hace está incumpliendo las resoluciones de Naciones Unidas”.

“A mi abuelo lo mataron aquí al lado”

A las puertas del Ayuntamiento de Sevilla continúa la concentración memorialista. En el suelo hay cuatro grandes carteles. Cada uno con una huella dactilar dibujada con líneas tricolores: rojo, amarillo y morado. Y en cada pancarta una leyenda. Memoria. Verdad. Justicia. Reparación.

Las familias han colocado en el piso decenas de fotografías en blanco y negro. Son víctimas del franquismo, hombres y mujeres, civiles ejecutados por el fascismo español en Andalucía tras el golpe de Estado de 1936. Debajo de los nombres reza ‘desaparecida’ o ‘asesinado’. Una pancarta pide: ‘Es hora de localizar y honrar a todas las víctimas del franquismo’.

Un par de personas mira la escena con la cabeza gacha. Leen los nombres de las imágenes. Asienten. “A ver qué hacen estos que van a entrar”, musita uno. Muy cerca está Beatriz Alonso López. Ella busca a su abuelo Ignacio Alonso Alonso. Era teniente de la Guardia de Asalto y una de las primeras víctimas de los golpistas en la ciudad. “Lo mataron aquí al lado, en el edificio de la Telefónica, el mismo día del golpe de Estado, por oponerse a los golpistas. No transigió con unirse a ellos, les hizo frente, y ahí lo mataron el mismo 18 de julio. Está en la fosa de Pico Reja”, cuenta Beatriz a eldiario.es Andalucía. Su abuelo Ignacio, en otro país, quizás sería considerado oficialmente como un héroe por su resistencia al fascismo golpista.

“Queremos que se abran las fosas para recuperar sus restos, enterrarlos dignamente”. Nada más, subraya. “No entiendo que dicen de abrir heridas; no están cerradas, ni es cuestión de revancha”, explica. “¿De carcas es querer que tus familiares estén enterrados dignamente?”, critica, aludiendo a las declaraciones del presidente del PP, Pablo Casado.

“Dejar olvidadas a 100.000 personas no es concordia”

La intención de las derechas de derogar la ley de Memoria “nos ha caído como un jarro de agua fría”. En Málaga, recuerda Beatriz, la mayor fosa común abierta en España tuvo colaboración expresa del Ayuntamiento gobernado por el PP. “No sé si es propaganda, demagogia… no me cabe en la cabeza que lo quieran volver todo atrás, pero realmente no sabemos las intenciones ni hasta dónde quieren llegar”.

“Vamos a ponernos de frente a esta derecha fascista que entra o le han dado entrada porque no vamos a consentir que la memoria se pierda”, asegura María Luisa Pérez García. Ella busca a su abuelo, Joaquín García Alba. “Era presidente de la Liga de Inquilinos de Ciudad Jardín”, apunta.

“No va a haber fuerza humana que pare esto ya”, dice Antonio Deza, hijo y sobrino de víctimas, y portavoz de la asociación de familiares de represaliados Dejadnos Llorar durante el arranque de la fosa del Cementerio de la Salud en Córdoba, informa Carmen Reina. “Es obligación del Estado”, advierte ante el anuncio del próximo gobierno de la Junta de cambiar la actual Ley de Memoria por una nueva Ley de Concordia. “Porque haya un grupo en el Parlamento con 12 escaños no es motivo para poner patas arriba un estado ni las leyes internacionales. Si esos partidos quieren una ley de Concordia, ¿qué es la concordia? Dejar olvidadas a 100.000 personas no es concordia”, zanja.  

La noticia de la futura derogación del marco legal que ampara a las víctimas del franquismo… “eso cae como una bomba”, dice María Luisa. “Con mucha rabia”, continúa, “porque vamos a seguir luchando y eso no se pierde. No tenemos miedo. Eso ya hace mucho tiempo que pasó. Y ahora parece que volvemos a las catacumbas con algo que parecía que estaba ya superado y ahora vamos a tener que empezar a reivindicar desde el principio, pero seguiremos”.

Por eso están en la Plaza Nueva de Sevilla, pidiendo que el Ayuntamiento abra “de una vez” la fosa de Pico Reja y avisando a PP, Ciudadanos y Vox “que no vamos a dejar de estar”. Por reconocimiento, por justicia. “Y por la memoria de los nuestros”.

“Por mucho que quiera la derecha, la extrema derecha y los fascistas, nosotros vamos a seguir reivindicando y pidiendo por ley y por justicia de lo que nosotros somos responsables, que es de no dejar que la memoria se pierda”, sostiene.