¿Cómo se aborda la Formación Profesional en Europa? ¿Hay objetivos y estrategias comunes? ¿Qué dificultades y retos emergen en tiempos de crisis? ¿Logros de estos ciclos académicos? Con Finlandia como referente del sistema educativo en la Unión Europea, otros países combaten el bajo rendimiento, las desigualdades sociales o el paso de la enseñanza obligatoria a FP. España copia del modelo alemán la FP Dual: estudio y trabajo a la vez. Mientras, afronta elevadas tasas de fracaso escolar y, como el resto, la dificultad del tránsito de la enseñanza al mercado laboral.
El Proceso de Copenhague (año 2002) encauzó una estrategia comunitaria destinada “a mejorar el rendimiento, la calidad y el atractivo de la formación profesional”. Antes, las recomendaciones partieron desde el Consejo de Lisboa (2000) hasta el Marco de Referencia Europeo de Garantía de la Calidad (2010) que establecen el Parlamento y Consejo Europeo. Fijan las “líneas de actuación y objetivos” de las Políticas Europeas Comunes.
Aunque la política educativa es competencia de cada país, para responder a esta red europea, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte diseña acciones formativas preparatorias “para la actividad en un campo profesional” o facilitar la “progresión en el sistema educativo”. La Ley Orgánica 8/2013 para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) traza el camino, incluidas las nuevas apuestas: FP Básica y FP Dual. En el Portal Todo FP del Gobierno central reza aún, no obstante, que el “marco nacional de referencia” es la Ley Orgánica 2/2006 de Educación (LOE).
Finlandia: la educación como prioridad social
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha analizado los itinerarios de Formación Profesional de países como Alemania, Finlandia, Dinamarca, Francia, Irlanda, Noruega o República Checa. También España, y otros como Australia, México, Nueva Zelanda, Chile o Turquía. Todos los sistemas evaluados enfrentan retos y posibles mejoras. Y alcanzaron logros, señalan, que pueden servir de ejemplo a otros estados.
Finlandia marca la pauta en el informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes o Informe PISA (por sus siglas en inglés). La tasa de finalización de estudios supera la media de la OCDE. La educación básica se plantea de manera igualitaria y previene el bajo rendimiento. Luego ofrece flexibilidad entre la general y profesional y opciones de formación que conducen a ciclos superiores. El Gobierno esboza las prioridades cada cuatro años, en un acuerdo social y político que estabiliza esta estructura y sus características clave. La enseñanza, en el contexto finés, adquiere una consideración alta.
España, según el estudio del director y asesor especial de Política Educativa de la secretaría general de la OCDE, Andreas Schleicher, “tiene altas tasas de abandono educativo” que el Ministerio encabezado por José Ignacio Wert quiere reducir con una nueva reforma que permite “mayor flexibilidad” en la trayectoria académica del alumnado. Es decir, el nuevo ciclo de FP Básica que a partir de los 15 años oferta cursos “con una mayor orientación profesional”.
FP Dual: las dos caras del sistema alemán
Del modelo alemán, la ley Wert exporta la FP Dual, que permite prácticas y formación en empresas. Uno o dos días en el aula y el resto como estudiante trabajador, diseña Alemania. La otra cara del éxito de este sistema: uno de cada diez alumnos realiza tareas sin relación con lo que cursan, y el 40% hace horas extras y tiene algún empleo adicional. El principal desafío es el paso de la enseñanza obligatoria a FP, un déficit que intentan paliar con programas de apoyo preventivo. El objetivo es facilitar la creación de empleo y evitar el abandono escolar temprano.
Ahí está el reto en Dinamarca, “en que los estudiantes finalicen”. Con altos índices de matrícula, sólo el 52% de los alumnos de FP termina sus estudios. Las reformas danesas, dice Schleicher, tienden a mejorar la “flexibilidad y atractivo” de los ciclos, que los jóvenes podrán adaptar “según sus necesidades”. En 2015, un nuevo cambio educativo busca mejorar la calidad y aumentar las actividades de desarrollo profesional.
Francia también ha tocado su sistema formativo. Afrontar “las desigualdades sociales” dotará a la FP francesa de “un mayor equilibrio”: fomenta el “aprendizaje individualizado”, asegura el “éxito académico” y la elección, más formada, de una “carrera después de la escuela”. Preparan así el salto a la educación superior. A mejorar, como España, Alemania y Dinamarca, aparece la dificultad del tránsito al mercado laboral.