La familia de un hombre que vivió en la playa de La Antilla (Lepe, Huelva) hasta 1997, José Luis Danta Gil, vive un curioso calvario cada vez que se acercan unas elecciones. No porque tengan discusiones sobre el sentido del voto, o porque siempre les toque una mesa electoral, o porque el trabajo les obligue a tramitar el voto por correo, sino porque a Danta Gil le siguen convocando a votar cada vez que se acerca una cita con las urnas. Hasta ahí todo normal, porque nació en 1926 y tendría todas las características para poder votar, aunque en el caso de este hombre nacido en Sevilla se da una circunstancia muy concreta: está muerto. Falleció hace 17 años, pero para el censo electoral sigue vivo. Y no parece que haya forma de convencerle de lo contrario.
De esta forma, como pasa cada vez que hay una cita con unas elecciones, la oficina del censo electoral de Huelva le ha convocado para votar en las elecciones europeas del próximo 25, sin que su hijo, José Luis Danta Rubio, se pueda explicar como han podido cometer este fallo, que en la familia. Su hijo mezcla la ironía con la indignación al hablar de este asunto con eldiario.es/andalucia, pero está claro que en la familia están hartos de que su padre “no descanse en paz” para vez que hay que acudir a votar. Su padre falleció el 1 de agosto de 1997, y fue enterrado en el cementerio municipal de Lepe dos días después, “en un nicho que se dio de alta en el Ayuntamiento con un alquiler para los siguientes 40 años”. Es decir, en el Ayuntamiento saben desde el 3 de agosto de ese año que su padre falleció, y a todas las administraciones se les informó debidamente, como siempre que fallece una persona.
“Desde la familia informamos a todas las instituciones habituales de la defunción, sin embargo se le ha convocado a votar mediante el envío de su tarjeta censal a su casa”, explica Danta Rubio, mientras muestra la tarjeta censal que especifica que su padre sigue viviendo en la Avenida de Huelva de la playa onubense. “No es la primera vez que pasa, pero ya empezamos a cansarnos”.Según ha dicho, la familia hay veces que se lo toma ya como una anécdota, un punto en el que asegura que “el día que lo designen para acudir a una mesa electoral, nos vamos a hartar de reír en casa”. Y es que esa posibilidad existe, ya que al estar incluido en el censo electoral sin haber sido modificados sus datos, podría haber sido llamado perfectamente para ocupar cualquier cargo en una mesa electoral. Lo enrevesado sería que, en caso de no presentarse, la familia tendría que iniciar un proceso para demostrar su fallecimiento, con el fin de evitar la consiguiente multa. Para más Inri, los partidos políticos le envían también los sobres a su nombre para que pueda votar en las elecciones con su correspondiente papeleta dentro. Todo muy de Berlanga.
Un minero nacido en Sevilla
José Luis Danta Gil nació en Sevilla, y trabajó como minero en distintos destinos. El primer contacto que tuvo con la playa de La Antilla fue en 1974. Como otras muchas personas de la época, se fijó en la tranquilidad de esta zona del litoral onubense, y compró una vivienda en la urbanización 'Las Flores', a unos 300 metros de la playa. No estuvo allí demasiado tiempo, ya que sus obligaciones profesionales le llevaron a Galdakao (Vizcaya), aunque sus últimos días de vida sí los pasó en la playa lepera.
Su hijo, que es natural de otra zona minera, la localidad onubense de Nerva, “heredó” la pasión de su padre por la playa, y decidió quedarse a vivir en ella durante todo el año. Algo que ahora, cada vez que hay cita electoral, le provoca un disgusto.Danta Rubio ha enfatizado que en su día “pagué y liquidé todos los impuestos de mi padre contraídos con el Ayuntamiento de Lepe, incluido el ultimo, el de su nicho, de modo que ha ironizado con que ”saben ustedes de sobra que su dirección no es la Avenida de Huelva de La Antilla, sino el cementerio de Lepe“.”Ya estoy cansado de hacer de correo de la administración, así que lo tienen que hacer es darle de baja de una vez y dejarlo descansar en paz, y al mismo tiempo a mi familia“, ha terminado.
Precedentes con su madre
A los Danta parece perseguirles una maldición en forma de error adminstrativo con este caso. Y con otro lamentablemente similar. La madre de José Luis murió hace siete años, y también está enterrada en el cementerio de Lepe. Desde que falleció le ha seguido llegando la documentación para votar con total regularidad, “pero en las tres últimas elecciones ya se dieron cuenta del error y decidieron subsanarlo, con lo que no nos explicamos qué puede pasar para que con mi padre, porque nosotros seguimos el mismo trámite que se realiza cuando fallece una persona, así que no entendemos nada”.
De momento, a la familia la han explicado que la oficina del censo electoral se basa en el padrón local a la hora de mandar las tarjetas de información censal. Cuando su padre murió en 1997 nadie le dio de baja como vecino de Lepe, de modo que ahí sigue inscrito. Y cada vez que nuestros políticos nos convocan a meter una papeleta en una urna, solo es cuestión de esperar, y la tarjeta para su padre llega con macabra puntualidad.