Entre Guadix y Lorca aún hay mayores que recuerdan el traqueteo de un ferrocarril y se lo cuentan a sus vástagos. Entre ambas localidades, la primera de Granada y la segunda de Murcia, lo que hace cuatro décadas era bullicio hoy es silencio. Por donde pasaba un tren, hoy solo queda, en el mejor de los casos, la huella de una vía. Han pasado más de 13.000 días, en total más de 35 años, desde que el último ferrocarril transitó por la línea del Almanzora que no sólo conectaba comarcas de Granada, Almería y Murcia, sino que era la puerta de entrada y salida entre Andalucía y el Levante español. Hoy, tres décadas y medio después, instituciones y asociaciones luchan por recuperar el trazado.
Porque esta línea férrea se asume como una infraestructura estratégica clave para el desarrollo de las comarcas por las que ya pasó durante todo el siglo XX. Su importancia llegó a ser tal que sus trenes fueron conocidos como los de la emigración. La que viajaba desde el sur de España a Francia para buscarse la vida en los peores momentos del siglo pasado. Además, fue un vector importante para el desarrollo económico de todo el sureste peninsular porque permitió el transporte de mercancías de vital importancia como el mármol o la agricultura y ganadería locales.
La línea férrea en la mayoría de sus tramos está desmantelada, en buena parte de ella solo queda la plataforma que ha sido convertida en una vía verde. Según las plataformas que luchan por volver a construirla, muchos de sus tramos aún podrían ser utilizados, aunque eso es algo que se debería determinar en estudios posteriores. Porque el desmantelamiento de la línea ha sido tal que muchas de las estaciones de tren por las que pasaba han dejado de tener servicio, algunas han sido abandonadas y otras, como la de Baza, son hoy un bar.
Además, con la pérdida del trazado, que fue desmantelándose desde que el 31 de diciembre de 1984 circuló el último tren, las comarcas por las que pasaba fueron perdiendo población, según los datos que manejan las plataformas un cuarto de los habitantes se han perdido de media en todos los municipios. Los más de 160 kilómetros de recorrido que cubría comenzaron a integrar lo que hoy se conoce como la España Vaciada. Así lo asume Antonio Francisco Martínez, portavoz de la asociación Amigos del Ferrocarril Comarca de Baza. Su organización se comenzó a gestar casi desde el mismo momento en que se perdió la línea y hoy tienen claro que su regreso es prioritario.
Martínez cree que el esfuerzo que han hecho en los últimos años ha tenido consecuencias positivas. “Hemos conseguido aunar muchas voluntades y sobre todo contar con el impulso de asociaciones de la España Vaciada que entienden nuestro problema”, explica. Para Antonio Francisco, “cerrar esta línea fue el mayor error estratégico de un Gobierno de España, sobre todo ahora que vemos que en épocas de crisis el ferrocarril es de lo que más se fomenta”. Por eso, no cabe otra solución que reabrirla, aunque los plazos no estén ni siquiera encima de la mesa.
Décadas de presiones
Desde que se cerró la línea, las presiones por parte de los municipios y los vecinos por los que pasaba han sido constantes. “Durante muchos años ha sido una travesía en el desierto y solo podíamos movilizarnos cada 31 de diciembre”, recuerda Francisco Antonio que no cree en la excusa que se esgrimió para justificar su cierre desde el Gobierno de España en la década de los 80. “El argumento de que era deficitario no nos vale, ¿cuántas infraestructuras lo son?”. Martínez explica que “en otras partes de España ven cómo está el sureste peninsular y ven este agujero negro de comunicaciones y no entienden cómo no hay tren”.
En todos estos años también se han producido cantos de sirena: “Siempre que se acerca una campaña electoral, el gobernante de turno viene y nos promete el tren, incluso Manuel Pezzi (histórico representante del PSOE por Granada) nos prometió el AVE”. Sin embargo, el mayor avance se ha logrado en los últimos años gracias a dos hitos muy importantes a los que en la actualidad se agarran para creer que la línea regresará.
Desarrollo económico
El primer hito fue la creación de la Red Transeuropea de Transportes a principios de los 2000 que apuesta por crear infraestructuras que faciliten el transporte de mercancías y personas por toda Europa. Aprovechándola y hace diez años, las plataformas que piden que vuelva la línea entre Guadix y Lorca contactaron con los representantes del Corredor Mediterráneo y de Ferrmed para hacerles ver la necesidad de que se reabra el trazado por la importancia que tiene para la economía de las comarcas granadinas, almerienses y murcianas por las que pasa. Una opinión que también comparten ambas entidades. De hecho, Ferrmed ha llegado a trasladar que la zona tiene también potencial como línea de tráfico de mercancías transportando productos agrícolas y ganaderos o el mármol de Macael (Almería).
El segundo hito, y probablemente el más importante, tuvo lugar en 2017. El Gobierno de España, a través de INECO, elaboró un estudio de viabilidad que aseguraba que la línea es viable hacerla y que incluso con el transporte de mercancías sería rentable. Además, según otro informe del Ministerio de Fomento de ese mismo año, el coste aproximado que haría falta para volver a ponerla en funcionamiento sería de alrededor de 870 millones de euros, una cifra sensiblemente inferior a lo que ha costado la línea entre Granada y Antequera, de 130 kilómetros, que ha supuesto el desembolso de más de 1.600 millones de euros y décadas de obras y parones en el proyecto.
También entonces, el Ministerio de Fomento durante el último mandato de Mariano Rajoy incluyó una partida presupuestaria de 500.000 euros para el año 2018 que pretendía servir para hacer un estudio informativo que sirviera para dibujar el nuevo trazado. “Es el paso decisivo para que se construya”, reconocen desde todas las plataformas que quieren su reapertura. Sin embargo, con la moción de censura y la inestabilidad de los últimos años, esa partida aún no se ha utilizado y además se ve algo limitada por el dinero que haría falta. “Calculamos que el estudio debería contar con entre 1,5 y 2 millones de euros para que fuese lo más completo posible, pero hoy nos basta con que se empiece a hacer y luego, si es necesario, que se actualice la partida”, explica Antonio Francisco Martínez de los Amigos del Ferrocarril Comarca de Baza.
Aunar voluntades
Aunque el horizonte más optimista que manejan desde las asociaciones es que hasta dentro de 15 años no se pueda reabrir la línea, ninguna de ellas ceja en el empeño. José Antonio Barrera, portavoz de la Plataforma por el tren en Almería tiene claro que seguirán batallando para que se acabe “el déficit ferroviario que padece nuestra provincia”. Recuerda que gran parte de la línea entre Guadix y Lorca pasa por Almería y que su desaparición “hizo mucho daño a la economía local”. A su juicio, el estudio informativo que está pendiente por parte del Gobierno es esencial, pero también que el Corredor Mediterráneo quiera utilizar esa línea para llegar hasta Granada.
Una opinión que comparte con Juan Antonio Cánovas, de la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Águilas. El representante murciano cree que el Corredor Mediterráneo es la oportunidad perfecta para que la línea del Almanzora se reabra: “Nosotros llevamos décadas luchando para no perder líneas de tren en la Región de Murcia y por eso sabemos que es posible si hay voluntad”. Aunque sabe que “no será fácil y dependerá de lo que suceda con el trazado del Corredor Mediterráneo entre Lorca y Almería, que tiene problemas y va muy lento en su construcción”. Por ese motivo cree que el estudio informativo aún no se ha llevado a cabo.
“Deuda histórica”
Este medio se ha puesto en contacto con el Ministerio de Transportes para saber en qué punto se encuentra dicho estudio. Fuentes ministeriales aseguran que no ha habido novedades al respecto y que por lo tanto aún no se sabe cuándo se ejecutará. Por su parte, desde la Consejería de Fomento de la Junta de Andalucía se muestran críticos con la actitud del Gobierno central: “No entendemos el retraso del estudio, desconocemos si está elaborándose o finalizado y, en su caso, por qué no se han hecho públicos sus resultados. Nos hemos pronunciado en numerosas ocasiones por la importancia del ferrocarril para conectar las poblaciones rurales y de la necesidad de revisar el mapa ferroviario andaluz para adaptarlo a nuevo plan de movilidad e infraestructuras que estamos elaborando”.
Por otro lado, las diputaciones de Almería y Granada también se ponen del lado de los ciudadanos y las asociaciones para presionar por la reapertura. José María Villegas (PSOE), diputado de obras públicas y vivienda y vicepresidente cuarto en la Diputación de Granada fía el futuro a lo que pueda hacerse presupuestariamente: “Entendemos que es una conexión muy importante y confiamos en que en los próximos presupuestos aparezca una partida suficiente para contratar el estudio informativo para poder reabrir la línea”.
Fernando Giménez (PP), diputado de Presidencia de la Diputación de a Almería, mucho más crítico, recuerda que la línea se cerró porque un Gobierno central del PSOE y otro en la Junta de Andalucía lo permitieron. “El tren sería muy importante para la industria y para contener la población y que no se vacíe en algunos municipios”. Y sentencia que hay “una deuda histórica con la provincia de Almería y es momento de exigir al Gobierno central que se vuelque”.