Operación sin precedentes en España: Cádiz reflotará un galeón hundido del siglo XVII
De este galeón se sabe que es del siglo XVII. Se sospecha por la robustez de su construcción que su misión era cruzar el océano Atlántico entre América y Andalucía. Se cree que transportaba plata de Potosí y llevaba a bordo cañones de origen sueco. Pero no se conoce su nombre ni la ruta exacta que realizaba. Ni por qué se hundió a escasos kilómetros de la costa de Cádiz.
Las respuestas a esos interrogantes pueden encontrarse en los próximos meses gracias a una operación inédita en España: el rescate de un barco hundido para su estudio arqueológico. La Autoridad Portuaria de la bahía gaditana y el Centro de Arqueología Subacuática de Andalucía lideran ya esta investigación que quiere dar luz a lo que la oscuridad de las profundidades marinas ha ocultado durante más de 300 años.
El caso más conocido de recuperación de un barco hundido es el Mary Rose, naufragado cerca de Portsmouth (Inglaterra) y conocido por haber sido el barco favorito de Enrique VIII. Está considerada la única nave de guerra rescatada del mar y convertida en objeto de museo tras un profundo y concienzudo trabajo de investigación, conservación y rehabilitación que duró más de tres décadas. En España nada similar se ha hecho hasta ahora. Por eso lo que va a pasar en Cádiz en los próximos meses cobra tanta relevancia histórica.
Cádiz ya fue pionera por impulsar desde el Centro de Arqueología Subacuática, dependiente del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, una carta arqueológica de toda la costa. Gracias a ese trabajo se trazaron en Andalucía 56 zonas arqueológicas y 42 de servidumbre arqueológica que obligaban a establecer cautelas en todas las obras donde fuera posible encontrar restos sumergidos del pasado. Justo eso fue lo que ocurrió en 2011, cuando mientras se preparaba el terreno para las obras de la nueva terminal de contenedores del puerto de Cádiz, fueron encontrados los restos de un galeón.
Ahí llegó la primera operación pionera. Como el galeón afectaba al desarrollo de estas obras tan necesarias para ampliar el puerto de Cádiz, la Autoridad Portuaria desarrolló en 2012 un complicado dispositivo para mover ese pecio de sitio. Entonces el barco no salió del mar, aunque, gracias a estas prospecciones, se hallaron y se extrajeron muchas piezas que permitieron definir la edad del barco y su posible uso.
Se encontraron 27 cañones de hierro suecos ‘Finbanker’, 22 lingotes de plata de Oruro y Potosí (actual Bolivia), una campana de bronce con el lema ‘Jesús, María y José 1671’ y elementos de navegación. Eso permitió situar este galeón a finales del siglo XVII y a aventurar que su uso fue el comercio entre América y el sur de España.
El barco sigue en esa nueva ubicación desde entonces, pero ahora que se van a iniciar las obras de la segunda fase de la nueva terminal, hace falta moverlo de nuevo. Y es justo este momento cuando se ha optado por seguir investigándolo fuera del agua. “Es una operación sin precedentes en España”, ha explicado en una presentación pública la presidenta de la Autoridad Portuaria, Teófila Martínez, acompañada por el consejero de Cultura, Arturo Bernal.
El puerto gaditano lleva invertidos dos millones de euros en cuidar de este navío, a los que se sumará los más de 600.000 euros que va a recibir la empresa Divership S.L., la misma que lo trasladó en 2012, por izar el barco y sacarlo del agua.
Será una operación sumamente complicada. Con el fin de garantizar su integridad, el barco, del que se conserva una cubierta de 20 metros de eslora y siete de manga, será elevado y trasladado al muelle 5 de Navantia en Cádiz. Allí quedará instalado en una cama de arena de 20 centímetros de espesor, sobre sacos de tierra. Se le colocará un geotextil para que no pierda arena y quede perfectamente fijado. Todos los restos quedarán bajo una carpa de 20 x 25 metros y se contará con un sistema que garantizará la humedad del pecio todo el tiempo que esté fuera del agua.
“Primero se hará una cobertura del casco interno del barco, se levantará esa capa y veremos el esqueleto del navío. Después estudiaremos el exterior y, finalmente, el casco externo madera a madera”, ha descrito la directora del CAS, Milagros Alzaga. Todo se documentará “fotogramétricamente”, lo que supondrá un escaneo completo y se obtendrán muestras de las maderas para determinar su procedencia y cronología. ¿Por qué es tan valiosa esta información? “No tenemos conocimiento aún de cómo se construían los barcos de esta época ya que, entonces, no existían reglamentos”, responde Alzaga. Este galeón puede ofrecer información nunca conocida.
El Mary Rose, después de ser localizado en 1836 por un pescador, fue objeto de excavaciones submarinas y en 1979 se decidió rescatarlo, algo que finalmente se consiguió en 1982. Fue introducido en un dique seco para ser limpiado, restaurado y estudiado. Entonces en Inglaterra se optó por convertirlo en un museo, que abrió 34 años después. El galeón de Cádiz, en principio, no tendrá el mismo destino.
Cuando termine de ser investigado, volverá a ser sumergido. “Convertir el Mary Rose en un museo, además de estos 34 años, costó más de 50 millones de euros. Ahora mismo no existen técnicas que nos permitan asegurar la seguridad de esta barco fuera del agua. Tenemos que pensar en las futuras generaciones”, ha explicado Milagros Alzaga.
Así que el navío, cuando los técnicos del CAS terminen de estudiarlo, volverá al fondo del mar. En este caso más cerca de Cádiz, en las inmediaciones de la Punta de San Felipe, cubierto con un depósito reversible, perfectamente geolocalizado para que cuando en un futuro exista una tecnología más avanzada se pueda volver a extraer del mar y, si hay intención y dinero, convertirlo en un museo como el Mary Rose.
Para entonces, si todo va bien, la investigación habrá determinado, entre otras cosas, adónde iba, de dónde venía y cómo se llamaba este galeón que, después de hundirse hace más de 300 años, está a punto de iniciar un nuevo viaje.
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