El mandato paterno-maternal cuando somos niños de mirar por dónde vamos, andamos o pisamos, limita nuestra infantil perspectiva para levantar la vista no vaya a ser que perdamos pie.

Nos hacemos mayores y en nuestro mirar empiezan a cruzarse esquinas y detalles que adornan la historia de la ciudad y la dotan de leyenda y fantasía. Pequeños relatos que contar a los amigos que nos visitan porque forman parte de la cultura popular y de los chascarrillos que tanto gustan porque se alejan de la rigurosa oficialidad histórica.

Y así, escudriñando historias, girando esquinas, descubriendo tesoros, podemos trazar sorprendentes recorridos por nuestras calles. He aquí algunos detalles de Sevilla.