A las puertas de los meses de invierno, velas para alumbrarse
y mantas para abrigarse. Con esta simbología, un centenar de personas han
participado en una concentración en Córdoba, repetida en otras ciudades del
país, para denunciar la situación de “pobreza energética” que actualmente se da
en hogares que no pueden afrontar el pago de los recibos de luz y gas para
mantener unas condiciones adecuadas de temperatura.
Un reciente estudio del Proyecto REPEX sobre Rehabilitación
Energética de Edificios define la pobreza energética como “aquella situación
que sufren los hogares que son incapaces de pagar una cantidad de servicios de
la energía suficiente para la satisfacción de sus necesidades domésticas y/o
cuando se ven obligados a destinar una parte excesiva de sus ingresos a pagar
la factura energética de sus viviendas“.
Y esa teoría, tiene su traslación a la realidad. Así, los
datos facilitados desde EQUO avalados por este estudio señalan que, en
Andalucía, alrededor de un 20% de la población sufre pobreza energética, como
consecuencia de las condiciones de sus viviendas y la imposibilidad de pagar la
energía necesaria para mantener la casa a una temperatura adecuada.
Así, los ingresos familiares, los costes de la energía y la calidad
de la vivienda se dan la mano. Y si la crisis ha traído desempleo o reducción
salarial, subida del recibo de la luz y no poder atender el deterioro del
hogar, el resultado está ahí.
Impago de recibos y bajas temperaturas
Impago de recibos y bajas temperaturas
Uno de los principales índices de donde se extrae el
indicador de la pobreza energética es el porcentaje de personas con retrasos en
el pago de recibos (sin incluir la hipoteca o alquiler) y que, según señala este
informe con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en Andalucía se
cuantifica en un 6%, por encima de la media española entorno al 5%.
Junto a ello, la pobreza energética se suma también con
quienes no pueden permitirse mantener la vivienda a una temperatura adecuada
durante los meses fríos, que en Andalucía se cifra en un 10%, por un 7% de
media en el país. Y a esto se une otro índice: las personas que tienen goteras,
humedades o podredumbre en su vivienda: un 23% en Andalucía por un 18% de media
en España.
Esa combinación de datos permite analizar la realidad agravada
por la crisis que ha hecho que “familias enteras, ancianos y niños incluidos,
tengan este invierno como único recursos disponible estas velas y mantas“,
señala como metáfora en su intervención en la concentración en Córdoba, el profesor
y miembro de la ejecutiva federal de EQUO, José Larios.
“La pobreza energética es otro rostro de los recortes”
“La pobreza energética es otro rostro de los recortes”
“La pobreza energética es una problemática social y
ambiental más cercana de lo que creemos“, señala para denunciar esta realidad y,
así, “visibilizar este otro rostro de los recortes a los que estamos siendo
sometidos“, dice.
Visibilizarla porque sobre la pobreza energética, según
reconoce el propio estudio del Proyecto REPEX, “en muchas ocasiones las
personas no son muy conscientes de ello ni de las consecuencias que tiene sobre
su salud“. Y en ese sentido, el informe señala cómo ”vivir en una casa con
temperaturas inadecuadas está relacionado con una mayor incidencia o con el
agravamiento de determinadas enfermedades y es una de las causas que provocan
que España cuente con una elevada tasa de mortalidad adicional en invierno“.
De ahí que las distintas concentraciones celebradas contra
la pobreza energética tengan como principal objetivo poner sobre la mesa este problema que sufren miles de hogares y “la necesidad de que se adopten las
medidas adecuadas para solventar“ esta situación, más ahora que llega la bajada
de las temperaturas.
Y advertir, asímismo, que la cifra de personas que sufren
pobreza energética viene “in crescendo a
medida que la población desempleada ha ido aumentando, las tasas de paro
se mantienen altas y las familias continúan realizando duros reajustes
presupuestarios“.