Polémica en Málaga; ¿un concurso público a medida de Antonio Banderas?

El ayuntamiento de Málaga quiere un proyecto liderado por Antonio Banderas para la céntrica parcela de los antiguos cines Astoria y Victoria, en la Plaza de la Merced. Esta semana lo ha mostrado con descaro. El miércoles el alcalde adelantó que en el concurso se exigiría el respaldo de “una persona con capacidad de proyección internacional”, “equivalente” a Antonio Banderas. Lo “normal” es que gane el concurso, dijo. Ante el revuelo, durante el Pleno del jueves tomó la palabra Francisco Pomares, el concejal de urbanismo, que acusó a la oposición de tener envidia del alcalde y de “maltratar” al actor, que “viene a regalarnos su idea”.

Pomares, concejal de Urbanismo, se expresó así: “No me extraña que Antonio hiciera… Banderas [sic], una declaración el otro día diciendo que está harto de la opinión de muchos políticos de esta ciudad, y nada más que avalara al alcalde de Málaga, porque está visto que cuando uno de los grandes artistas de Málaga viene a regalarnos su idea, su proyecto, su sueño, cuando va a enamorar a Málaga entera, simplemente por recelos, por la envidia, por el arquitecto que ha elegido… ¡Qué maltrato se le da a veces a la gente simplemente por tener éxito en la vida!”.

El supuesto maltrato son las críticas a la idea de extender una alfombra roja a uno de los potenciales licitadores a un concurso público para la gestión del espacio. El propio alcalde, del Partido Popular, había dicho el miércoles que podría adjudicar el proyecto directamente, pero que es “más limpio” hacerlo por concurso y que lo “normal” es que Banderas y el arquitecto José Seguí lo ganen.

El uso maleable de la figura de los concursos públicos generó un aluvión de protestas en el Pleno: María del Carmen Moreno, portavoz del PSOE, especuló con la hartura de Banderas al ver como el equipo de gobierno lo pone “en la piqueta” (sic), Ysabel Torralbo (Málaga Ahora) habló de evitar los “privilegios” y Eduardo Zorrilla (Málaga para la Gente) acusó al alcalde de hacer “urbanismo de Monopoly” con la ciudad y regalar un suelo de 21 millones de euros con un “simulacro de concurso”.

Un habitual de la obra pública ganador de un concurso internacional con 72 proyectos

El ayuntamiento anunció en 2014 que quería un espacio cultural rentable en esta manzana central de la ciudad, suelo público adquirido por 20,7 millones en 2010 a una promotora. Al concurso internacional de ideas, el primer paso, se presentaron 72 proyectos. Ganó el liderado por el arquitecto José Seguí, que contaba con el apoyo de Antonio Banderas. Después se supo que este proyecto no fue el más votado por los ciudadanos (860 votos, por 1021 del primero).

Aquel día, 8 de abril, las redes se llenaron de acusaciones de “dedazo” y el alcalde Francisco de la Torre dijo que ganar el concurso de ideas no implicaba necesariamente que se les adjudicase el espacio, puesto que era un concurso de ideas y no un concurso para su concesión. También dijo que no estaba previsto modificar la normativa para encajar el edificio, que deja lejos aquella aspiración de que la Alcazaba fuese visible desde la Plaza de la Merced. Sin embargo, ya pocos dudan de que se modificará el PEPRI. El jueves, Ciudadanos y PP rechazaron una moción para excluir expresamente esa posibilidad.

José Seguí, ganador del concurso de ideas, es un arquitecto muy conocido en la ciudad, habitual de la obra pública: la renovación del Teatro Cervantes (ayuntamiento, 1984), la ampliación del estadio La Rosaleda (ayuntamiento, 2006) la ciudad de la Justicia (Junta de Andalucía, 2002) o la ampliación del puerto de La Bajadilla, en Marbella (para la que se busca inversor) llevan su firma. Sus proyectos representativos se concentran en Andalucía y en los últimos meses ha conseguido también el apoyo municipal al proyecto para levantar una gran torre hotelera en el dique de Levante del puerto, muy discutida por su impacto, y para la que no ha hecho falta concurso sino la promesa monetaria de un grupo inversor catarí.

Para el proyecto en la manzana del Astoria Seguí pretende un edificio de hasta seis alturas en su cota más alta, pese a que lo previsto en la norma urbanística es baja más tres. El edificio albergaría la ampliación de la Casa Natal de Picasso, un espacio para las artes escénicas, el cine y la música, y otro para la restauración. Aquí es donde participaría la productora Starlite con el “componente empresarial” (dijo el alcalde) y Antonio Banderas, aportando “ideas, propuestas y agenda cultural”.

El entendimiento entre Banderas y De la Torre

No se cuestiona la proyección que Banderas da a Málaga y el refuerzo que supone para la marca cultural que ha construido. Sin embargo, se comienza a dudar de cómo encajan sus aspiraciones de regresar a la ciudad en la actuación reciente del ayuntamiento. Así, el consistorio lleva dos años defendiendo la legalidad de las obras de su céntrico ático en calle Zegrí frente a las quejas de trato de favor. También se ha cuestionado la concesión gratuita de una parcela valorada en 750.000 euros para la nueva casa hermandad de su cofradía, Fusionadas. Allí tendrá sede la Fundación Lágrimas y Favores, que preside el actor.

Dos semanas antes de conocerse que ganaba el proyecto, Banderas alabó públicamente a De la Torre en la clausura del Festival de Málaga y seis días antes de la apertura de sobres repitió halagos en una larga entrevista en Sur: “Pues sí, lo voy a decir: aquí hay una persona fundamental que es don Francisco de la Torre Prados”. “Lo intuía, esperaba que lo dijera... Este periodista lo ha dicho también en alguno de sus artículos”, responde el entrevistador.

El actor revela que busca lugar para dirigir un teatro en Málaga, financiado con dinero privado porque “el dinero público es muy complicado y te sale una chepa enorme”. En la entrevista, Banderas cierra capítulo así: “Conste que cuando hablo bien del alcalde, que nadie piense que le debo ningún favor, que jamás le he pedido ninguno. Se lo merece”.