Miguel Ruano, presidente de la Federación Andaluza de Autónomos del Taxi (FAAT), acudirá este martes a la Consejería de Fomento para presentar sus propuestas para la regularización de los VTC en la comunidad autónoma. Su organización representa aproximadamente al 90% del sector en Andalucía y forma parte del Consejo Andaluz del Taxi, órgano consultivo de la propia Consejería. También asistirán representantes de la Confederación de Taxis de la Costa del Sol, Elite Taxi y Solidaridad del Taxi. Estas son sus consideraciones ante el encuentro con la nueva consejera, Marifrán Carazo.
¿Cuáles son los planteamientos que van a llevarle a la nueva consejera?
No vamos a radiar nuestras solicitudes a la consejera y vamos a mostrarle una lealtad institucional. Será la consejera la que conozca nuestras propuestas por nuestra boca o por nuestros escritos y no por los medios de comunicación. Se están produciendo muchos errores de comunicación en algunas ciudades, seguramente porque tenemos muchas carencias en ese sentido. Tampoco van a salir de nuestra parte amenazas de lo que pasaría si no se aceptan nuestras propuestas. Eso no es leal ni de orden.
¿A qué problemas de comunicación se refiere?
Pues, por ejemplo, que no es un problema de tecnología, como se dice en muchos sitios, sino de la competencia que se ha generado al sector del taxi con el aumento del número de esos vehículos. Nosotros no tenemos ningún problema tecnológico ni somos un sector del siglo XIX. Tenemos tecnología, tan buena como puedan tener las multinacionales. Eso sí, la tecnología de vanguardia que tenemos necesitamos que la administración nos permita hacer lo que le permite hacer a estas multinacionales, que es poder dar el precio concertado previamente a la utilización del servicio, que es la medida estrella que a todo el mundo le gusta.
¿Cuáles son las limitaciones que tienen?
Una de nuestras aplicaciones estrella, 'pidetaxi.es', da un precio aproximado del recorrido, pero no puede llegar al siguiente paso que sería contratar por ese precio o elegir el momento del pago. Nosotros deseamos poder hacerlo pero, como servicio regulado, no podemos. No tenemos la regulación tan laxa que tienen las VTC, que pueden fijar un precio libremente, pero no ahora sino de toda la vida. Nuestras tarifas son reguladas y la administración tiene que tener controlado el precio. Esa 'aplicación padre' que debería hacer la Junta de Andalucía, a la que se conectaría cualquier aplicación que quiera cerrar un precio, ofrecería el precio. Se pidió a los ayuntamientos cuáles eran las tarifas urbanas, pero poco más se ha hecho en ese sentido.
¿Qué esperan entonces?
Tendría que saber la gente que nuestras reivindicaciones al anterior consejero, con independencia a los temas sindicales, se centraban en el tema de la innovación, que ya la tenemos. Lo que tiene es que autorizarla, porque somos un sector regulado. Y lo que hace Uber en España, no lo puede hacer por desgracia el taxi. No puede. Vamos a sentarnos y nuestra única intención es hacer propuestas. Si se crea una mesa de trabajo pues estar en esa mesa con todo el tiempo suficiente. Por nuestra parte no va a quedar para llegar a un acuerdo para mejorar nuestra situación y el futuro del sector del taxi.
¿Qué particularidades tiene el sector del taxi en Andalucía?
La diferencia importante en Andalucía es que el sector del taxi es muy precario. Esto no es Madrid ni Barcelona para nuestra desgracia. La recaudación de un taxista en Andalucía la cuantificamos en una tercera parte de lo que pueda hacer un taxi de Madrid. Aquí, a duras penas, haces una recaudación en los días más flojos de la semana, de lunes a jueves, de 80 ó 90 euros, como mucho 100. En Madrid podrían triplicar esa recaudación. Vamos a intentar que la consejera sea sensible con esta situación.
¿Cuál es la situación en cada una de las ocho provincias? ¿Qué implantación tienen Uber o Cabify?
Las VTC se ponen donde creen conveniente porque tienen la libertad de moverse a cuaquier sitio. La subida de sus licencias se debe a la Ley Ómnibus, a la liberalización encubierta del PP, etc. Las 1.870 VTC pueden estar todas en Huelva, en Almería o donde crean conveniente porque son empresas, que pertenecen por cierto a un grupo muy selecto de empresarios españoles que son los propietarios de esas licencias VTC.
Cuando se acusa al sector del taxi de monopolio habría que saber que 67.000 taxis en España pertenecen a 60.000 autónomos. Hay un muy pequeño grupo de licencias que pertenecen a empresas jurídicas. Sin embargo, las 13.000 VTC que hay en España, 10.000 de ellas pertenecen a un grupo de cinco o seis personas. ¿Quién tiene el monopolio, el taxi o las VTC?
Las VTC se mueven en Andalucía con el criterio empresarial que ellos crean conveniente. Tradicionalmente siempre han estado más en Málaga y en la Costa del Sol, pero se fueron implantando y seguirán implantándose por una teoría que yo llamo del rebosamiento: ya no caben más en las ciudades y tienen que expandirse. No tienen mercado para estar concentrados en pocas ciudades, por lo que tienen que abrirse. Y lo harán.
¿Desde cuándo observan problemas en la convivencia con los VTC?
El sector del taxi siempre ha vivido en perfecta armonía con las VTC. Nunca ha habido ningún problema, incluso hemos participado en reuniones en todos los niveles. Las VTC no han nacido ahora ni en 2009. Esto es una información muy sectorial que no se tiene por qué saber pero las VTC datan de los años 70. Son un transporte paralelo al sector del taxi, que tenía unas condiciones muy específicas, que ya hoy en día no se cumplen. Los políticos que liberalizaron el sector del taxi y dictaron las normas no las hacen cumplir porque no les interesa ahora. Si tuviéramos poder para acusarlos por prevaricación, lo haríamos.
¿Cómo ven el futuro del sector?
Con preocupación. Un sector masificado, empobrecido y se libera porque interesa políticamente por las multinacionales, etc. Se ha pasado de unas 2.500 licencias VTC a que haya 13.000, y puedan llegar a 20.000. Pedimos que quienes han provocado esta situación busquen una solución.
¿Es ese el principal problema?
Estamos preocupados, pero no por cuestión tecnológica sino matemática, de números. Por ejemplo, Sevilla es la capital de la península que tenía el mayor número de taxis por habitante (3,3). Había 2.300 licencias de taxi para una población de unos 700.000 habitantes. Eso provocó un gran empobrecimiento del sector, porque con la Expo del 92 se generaron muchas licencias para seis meses. El Ayuntamiento retiró muchas y ahora tiene unas 2.000.
Cuando Sevilla tenía casi solucionada su masificación de licencias, ahora hay 200 licencias VTC. Se había solucionado con dinero público y dinero privado, porque no hay que olvidar que las licencias que se retiran en Sevilla, el 50% la paga el propio taxista. La situación había mejorado pero se ha generado una situación de creación de licencias que además están funcionando 'de facto' como si fueran taxis. Aunque no pueden hacerlo normativamente, los políticos y la administración miran para otro lado.