La “gran alianza” de partidos políticos y agentes sociales para la reconstrucción de Andalucía tras la devastación del coronavirus ha nacido hecha añicos. Los socios del Gobierno andaluz, PP y Ciudadanos, han propuesto a su aliado externo, Vox, que presida la comisión para la recuperación económica y social constituida este lunes en el Parlamento autonómico.
El grupo de extrema derecha votó en contra de la creación de este órgano, impulsado por el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno (“una gran alianza andaluza”), y defendido por la líder de la oposición, la socialista Susana Díaz. “Esta comisión es un ardid”, dijeron entonces. “No se pueden buscar alianzas imposibles con socialcomunistas”. Ahora, sin embargo, Vox acepta la presidencia “de buena fe”, subrayando de partida su “desconfianza” en este órgano. “Vox está porque quiere y porque puede. Si no participamos, nos hubieran criticado por ir contra la recuperación de Andalucía”, ha advertido su portavoz, Alejandro Hernández.
El elegido para presidir la comisión es el diputado Manuel Gavira, que ha obtenido los votos de PP, Cs y Vox. Inmediatamente después de la votación, el PSOE y Adelante Andalucía han anunciado que abandonan el órgano parlamentario recién constituido. La “gran alianza” de Moreno no ha superado la fractura de las derechas contra las izquierdas -al contrario de lo que ha ocurrido en Castilla y León-, y se ha quedado en una reafirmación del pacto PP-Cs-Vox que garantiza la estabilidad del Ejecutivo andaluz.
El diputado socialista Manuel Jiménez Barrios ha denunciado que la comisión “nace muerta” y ha afeado a PP y Cs haber negociado previamente dejar el control de este órgano a Vox, “porque su estabilidad política depende de ellos”. “No han querido sentarse con el líder de la oposición, no han aceptado la mano tendida del PSOE, no han telefoneado a Susana Díaz”, dicen, visiblemente agitados.
La elección del presidente de la comisión se hace por voto ponderado, esto es, cada portavoz que alza la mano representa a todos los diputados de su grupo. Inicialmente Vox se había excluido de este órgano parlamentario, de modo que sin sus 12 votos, PP y Cs estaban en minoría (47 votos) frente a PSOE y Adelante (50 votos). Esto explicaría, en parte, por qué los socios de Gobierno entregaron la presidencia a Vox, garantizándose así sus votos y la mayoría conservadora frente a la oposición. “Si la comisión hubiera estado liderada por un diputado del PSOE, la habrían convertido en otro órgano de control al Gobierno”, explican fuentes populares.
Sin embargo, Ciudadanos ha renunciado a presentar a un candidato propio y se ha sumado a la propuesta del PP para apoyar al diputado de Vox. Incluso cuando los socialistas han sugerido el nombre de Julio Díaz, parlamentario naranja que ya ha presidido una comisión en el pasado, su grupo no se ha dado por aludido y ha desechado el papel de mediador moderado en el debate sobre la crisis del coronavirus.
El diputado de la coalición Adelante Andalucía, José Ignacio García, anticipó que su grupo abandonaría la comisión si la presidencia recaía finalmente en Vox. García reprochó a los socios del Gobierno que no aislasen políticamente a la “extrema derecha, como hacen en Alemania o Francia”, e insinuó que este grupo está fuera del “marco democrático”. “En este Parlamento todos los partidos son democráticos”, le corrigió la presidenta de la Cámara, Marta Bosquet.
La “gran alianza”
La comisión para la reconstrucción de Andalucía será un órgano no legislativo donde los grupos van a debatir las prioridades sociales, políticas y económicas para sacar a Andalucía de la crisis que se avecina, tras el golpe de la pandemia de coronavirus. Más de 100.000 expedientes de regulación temporal de empleo, un desplome del sector turístico -motor de la economía regional-, un parón del sistema productivo, el paro y la deuda pública se han disparado, y se dibuja ya una enorme bolsa de pobreza, con decenas de andaluces haciendo cola para pedir alimentos. El panorama socioeconómico no ha inspirado la unidad de la clase política andaluza.
La gestión que ha hecho la Junta de esta crisis ha tensionado la relación interna de PP, Ciudadanos y Vox: el partido de Santiago Abascal llevaba semanas pidiendo a Moreno que exigiese la dimisión de Pedro Sánchez, algo a lo que el dirigente andaluz se ha negado “por lealtad institucional”. El momento de mayor crispación, sin embargo, llegó cuando la presidenta del partido naranja, Inés Arrimadas, anunció el apoyo de su grupo en el Congreso a la última prórroga del estado de alarma, que pactó previamente con Sánchez. Vox les amenazó con “poner en peligro la estabilidad del Gobierno andaluz”. El acuerdo de PP y Cs para que Vox presida la comisión para la reconstrucción económica busca también recuperar la confianza de su aliado, necesario para la estabilidad del Gobierno de Moreno. Esta decisión resitúa a Vox en el epicentro del tablero político andaluz, donde ejerce un peso significativo en el devenir de la legislatura.
Los dos socios del Ejecutivo andaluz han respondido a las críticas de PSOE y Adelante Andalucía afeándoles el acuerdo del Gobierno de Pedro Sánchez con el partido independentista vasco Bildu para la derogación “íntegra” de la reforma laboral de 2012. “A ustedes les encantaría que no estuviera Vox, incluso estar solos, pero nosotros queremos otorgar a los grupos minoritarios más presencia”, ha defendido el portavoz del PP andaluz, José Antonio Nieto. Nieto ha acusado a los socialistas de haber acaparado en el pasado todo el control de las comisiones no legislativas, dejando muy poco margen a los grupos de la oposición. Jiménez Barrios le ha recordado que la comisión de investigación del caso ERE, el mayor escándalo político que vivió el Ejecutivo del PSOE, estuvo presidida por IU, entonces socio de Gobierno. Tras el portazo de los grupos de izquierda, Nieto ha denunciado que “la pataleta para reventar la comisión es otra claudicación de Susana Díaz ante Sánchez e Iglesias”.
Mientras desde la izquierda más activista se habla de “fascistas” apoyando al Gobierno de Moreno [en referencia a Vox], desde el flanco contrario se acusa a los socialistas de pactar con “proetarras” [en referencia a Bildu]. Los portavoces de PSOE y de Adelante han insistido en que ellos no querían presidir la comisión [los socialistas presentaron como candidata a su diputada Beatriz Rubiño], pero a la vez han acusado a PP y Cs de hacer “dejación de funciones” por no haber propuesto a un candidato de entre sus filas, y de usar la plataforma de la comisión para la reconstrucción andaluza para revitalizar políticamente a sus aliados de Vox. La desescalada sanitaria precede a una escalada de la tensión política en el Parlamento, con todos los puentes rotos entre el Ejecutivo y la oposición.
La comisión para la recuperación tendrá cuatro subcomisiones monográficas que en teoría debían estar controladas por los otros cuatro partidos que no presidan la comisión. El formato es el mismo que se ha adoptado en la comisión del Congreso, presidida por el socialista Patxi López. Pero el plantón de la izquierda ha aguado el proyecto de “gran alianza” que impulsó Moreno, y que también recogió en su discurso Susana Díaz. Ahora se trata de un debate interno entre los tres partidos conservadores que sustentan al Ejecutivo andaluz, con los grupos de la oposición fuera.