Proyecto GIRA: porque todo el mundo tiene talentos

A veces el problema no es seguir en el camino, sino saber cuál es el camino que de verdad nos gusta y para el que valemos. Liliana tiene, además de 19 años, imaginación, ganas de aprender y una reciente capacidad comunicativa que va manejando cada día con más destreza. Estaba estudiando un grado medio de Impresión en Artes Gráficas cuando se dio cuenta de que algo fallaba: “Cuando me vi imprimiendo no me gustó y lo dejé al empezar las prácticas. Yo lo que quería hacer era preimpresión, la parte de maquetación, la más artística del proceso”.

Y fue así, buscando su verdadero talento e intentando darle respuesta a sus muchas dudas, cuando conoció y fue seleccionada para el proyecto GIRA de Coca Cola, un programa de apoyo al desarrollo personal y profesional de jóvenes de 16 a 23 años que provienen de entornos desfavorecidos. Durante su participación, la joven artista tuvo la oportunidad de conocerse a sí misma gracias a las orientaciones de los técnicos especializados y a la convivencia con otros compañeros, asegura. “He comprendido que aunque todos valemos para todo, cada uno vale más para una cosa que para otra. Descubrí que lo mío era lo artístico. Así que he decidido terminar las prácticas y estudiar teatro”. Porque todas las personas cuentan con talentos propios.

Primera edición en Andalucía

Liliana ha venido de Madrid hasta Sevilla para contarle a otros futuros participantes su experiencia con GIRA. Un programa que está funcionando desde 2012 en Madrid -donde se han beneficiado hasta la fecha un total de 1.200 jóvenes- y que, nos cuenta Ana Callol, responsable de Responsabilidad Social Corporativa de Coca Cola, “está teniendo resultados muy positivos y pretendemos que sirga a largo plazo, por eso hemos decidido expandirlo a otras comunidades, ya que tenemos la ventaja de que nuestra empresa tiene presencia en toda España”. Así arranca en junio de 2016 con su primera edición en Andalucía, con punto de partida es la capital hispalense, 100 los jóvenes participantes y tres las entidades colaboradoras: Cruz Roja, Fundación Secretariado Gitano y Fundación Proyecto Don Bosco.

Un chico mira con curiosidad la grabadora con la que estamos entrevistando a su educadora, pero le puede su timidez y sólo a ella y a solas le pregunta qué es la máquina esa que llevamos en las manos de un lado para otro. “Ah, vale, ¿cómo la que usan de lejos cuando entrevistan al presidente del Gobierno?”. El chico se llama Rafa y está estudiando un módulo, aunque quiere volver a apuntarse a la E.S.O. “Me arrepiento de haberla abandonado por la peluquería estando a tan solo un año de terminarla”. Pero no hay arrepentimiento cuando uno decide ver más allá y volver a darse otra oportunidad: “Quiero participar en el programa sobre todo para conocerme a mí mismo. No tengo la iniciativa de hablar con otros chavales y de relacionarme con la gente más allá de mi entorno. Quizá si estoy aquí me puedo soltar más y ser como soy. Eso no lo he tenido hasta ahora”.

Todos los promotores y participantes del programa coinciden en lo mismo que Rafa expresa: en que la base de todo está en las competencias personales. Antonio Mengual, Director Territorial del Proyecto en Fundación Don Bosco, lo explica: “Hemos visto que muchos chicos son geniales técnicamente. Por ejemplo, uno puede ser muy bueno como electricista, pero después va a un domicilio y no es capaz de hablar con el cliente, no sabe relacionarse con otros compañeros o respetar las jerarquías de la empresa. La consecuencia es que es bueno en el trabajo pero lo despiden porque no sabe relacionarse. Antes se hacía mucho hincapié en la técnica, ahora trabajamos para combinar ésta con las competencias personales”. De ahí que la formación del proyecto GIRA consista, como explica Callol, en dotarles en primer lugar de herramientas personales y de autoconocimiento, las bases para un buen desarrollo en cualquier aspecto de la vida, entre ellos el profesional.

A lo largo de los seis meses que dura el programa de formación, desde que son seleccionados hasta que finalizan sus prácticas en alguna empresa, los jóvenes participan en múltiples actividades: talleres de autonocimiento, un campus formativo y de convivencia, herramientas de comunicación, técnicas de coach en liderazgo, de trabajo en equipo, de entrenamiento para una entrevista de trabajo, formas de relacionarse con los otros, conocimiento de las dinámicas internas de una empresa, etc. Una programación que va en línea con el trabajo que hacen diariamente las entidades participantes, de ahí que sean un pilar fundamental en este proyecto y que fueran llamados al inicio del mismo para co-crear junto a los técnicos de Coca Cola la metodología, además de plantear con cada edición propuestas de mejora para las siguientes. Darles esta voz tan activa significa que las necesidades reales de los jóvenes son las que se están trabajando, de ahí el éxito del programa a juzgar por sus cifras: hasta el momento, el 73% de los jóvenes que han participado ha vuelto a los estudios y el 27% ha encontrado empleo.

Cuestión de tiempo

Las entidades y educadores también valoran que la empresa haya puesto el punto de mira en Andalucía, una de las comunidades más afectadas por el paro con una tasa entre los jóvenes andaluces menores de 25 años rozando el 60%, según los últimos datos del EPA (Encuesta de Población Activa). “Los perfiles de los chicos son iguales en Madrid, en Barcelona y en Sevilla. Comparten las mismas problemáticas personales y familiares. Han pasado por situaciones bastante fuertes en sus vidas que, por un lado les han hecho madurar más rápido, y por otro, les han supuesto una falta de competencias en muchas ámbitos”, cuenta Carmen Palomo, Educadora de la Fundación Don Bosco, que en Sevilla actúa en el Polígono Sur. “Nosotros vemos cómo este tipo de iniciativas como GIRA y los  programas de acompañamiento que hacemos nosotros sirven. A veces el cambio no se ve en el momento, pero sí después. Muchos vienen con el tiempo a contarnos que tienen trabajo y a darnos las gracias. Nosotros les decimos que es gracias a ellos, que son los protagonistas de su propio camino, los que han querido aprovechar las oportunidades”.

Como anécdota, Eva Astiárraga, de la Oficina Técnica del Proyecto Gira, nos cuenta que una de las fases que más disfrutan los jóvenes y los técnicos es el Campus de cuatro días. Aunque también es una de las más difíciles para algunos porque nunca han dormido fuera de casa, pero sobre todo lo es porque “no pueden usar los móviles durante estos días. Al principio no les gusta la idea, después están encantados. Tuvimos claro que el campus no funcionaría de no ser con esta condición”. Idea que la joven Lili refuta: “Al principio no quería. Después me di cuenta de que me daba igual y que disfrutaba hablando y mirando a las personas que tenía al lado. Ahora ya casi no le echo cuenta al teléfono”. Así fue como aprendió también a trabajar en grupo, a escuchar las opiniones de otros. “Nos tocó hacer una obra de teatro juntos y discutimos porque lo veíamos de forma diferente. ¡Se lió una! Entonces recordé lo que habíamos aprendido, que había que tener paciencia y hablar. Acabamos solucionando las diferencias, uniendo las opiniones de todos ¡y salió una obra de teatro muy guay!”.

El programa GIRA se encuadra en el porcentaje de beneficios que Coca Cola destina a fines de Responsabilidad Social Corporativa, nos explica Ana Callol. Acciones en pro de devolver a la sociedad parte de lo que le llega a la empresa. “Porcentaje que, aunque es recomendable para las entidades, no es de obligado cumplimiento pero para nosotros, nuestra filosofía e imagen es fundamental. Para el año 2015, el presupuesto manejado para este proyecto ha sido de 815.000 euros. Una apuesta alta porque confiamos en él y pretendemos que tenga largo recorrido tanto en Andalucía como en toda España porque estos jóvenes tienen mucho talento y se merecen contar con oportunidades”. Para 2016, serán 800 los jóvenes que se beneficiarán, incluidos los 100 de Sevilla.