¿Quién era Queipo? El militar golpista Gonzalo Queipo de Llano es un personaje controvertido. ¿Criminal de guerra o salvador de Sevilla? ¿Benefactor de la “infancia desvalida” o cruel creador de huérfanos? Nunca fue juzgado por la comisión de supuestos delitos contra la humanidad. Pero sí recibe, todavía, numerosos homenajes públicos en calles, iglesias y hasta en el nombre de un poblado.
“Salvó a Sevilla”, dice su nieto Gonzalo García Queipo de Llano en declaraciones exclusivas a eldiario.es Andalucía. El hijo del exgeneral, Gonzalo Queipo de Llano Martí, sería más explícito en una carta al director publicada por El País en 1976: había preservado a la ciudad “de caer bajo el dominio rojo”. Fue un “criminal de guerra”, a juicio de numerosos historiadores y expertos. El máximo responsable de la “matanza” ejecutada en el territorio bajo su mando, unas 14.000 personas solo en Sevilla.
El general sublevado comandó con mano de hierro (y mucha sangre) la rápida victoria franquista en el suroeste peninsular. A juicio de Francisco Franco, y tras el triunfo fascista en la guerra civil, su actuación resultó merecedora de una importante condecoración: la Laureada de San Fernando. El propio dictador creó el título de marqués de Queipo de Llano el 1 de abril de 1950, marquesado que renovaría el exministro Alberto Ruiz Gallardón en el año 2012 a favor de su nieto, Gonzalo Queipo de Llano Mencos.
No quedan ahí los honores y homenajes vigentes. Enterrado en la basílica sevillana de La Macarena, una imagen religiosa ha vestido durante años su fajín de general (retirado oficialmente para su reparación). Dos cofradías llevan el nombre del militar y su esposa: San Gonzalo y Santa Genoveva. Calles y plazas homónimas salpican pueblos de toda España y el nomenclátor tiene rúbrica en el poblado Queipo de Llano (La Puebla del Río, Sevilla), hoy deshabitado.
Criminal de guerra como “aseveración histórica”
Gonzalo Queipo de Llano y Sierra (Tordesillas, 5 de febrero de 1875 – Sevilla, 9 de marzo de 1951), de formación militar, participó en todas las conspiraciones del siglo XX español. A favor y contra el dictador Miguel Primo de Rivera, e igual en el caso de la monarquía de Alfonso XIII, acompañó a los generales Emilio Mola, José Sanjurjo y Franco en la ejecución de la trama rebelde contra el Gobierno de la Segunda República que propició con su fracaso la guerra civil.
“Queipo fue uno de los mayores criminales de guerra al servicio del golpe”, asevera el historiador Francisco Espinosa Maestre. “Queipo es, sin lugar a dudas, el gran responsable de la matanza que se llevó a cabo en Sevilla y en el territorio bajo su mando. Calificarlo de criminal de guerra es una aseveración histórica del máximo rigor, no un adjetivo”, resume el investigador José María García Márquez.
Las cifras que evidencian la orgía de muerte de los rebeldes marcan 12.854 asesinados como “casos documentados de víctimas”, según García Márquez, autor de Las víctimas de la represión militar en la provincia de Sevilla (1936-1963). A estos datos el investigador suma 268 ejecutados de otras provincias y 862 muertos en prisión, “la mayoría de ellos en las semanas siguientes al golpe militar”, precisa.
El hispanista Paul Preston titula el capítulo 5 de su libro El holocausto español con un explícito 'El terror de Queipo: las purgas de Andalucía'. Golpes de suerte rodearon una sublevación que buscaba la “máxima violencia” como garantía de éxito, relata Preston. Los conspiradores peninsulares contaron pronto con una avanzadilla mortal: las tropas africanistas y mercenarias. Cádiz, Huelva y Sevilla serían arrasadas con la “aniquilación de izquierdistas” como máxima para las fuerzas rebeldes del sur al mando de Gonzalo Queipo de Llano.
Ante un tribunal hubiera sido juzgado por “miles de asesinatos ocurridos en su territorio”, dice Espinosa Maestre, que estudió su figura en obras como La justicia de Queipo. Violencia y terror fascistas en Sevilla, Huelva, Cádiz, Córdoba, Málaga y Badajoz y en La columna de la muerte: el avance del ejército franquista de Sevilla a Badajoz. “Queipo no era general sino exgeneral”, recuerda García Márquez. “El mismo 18 de julio de 1936 fue separado de sus funciones y tres días después expulsado del ejército junto a Franco, Fanjul, Saliquet, Poded y Cabanellas”, explica.
Intervenciones de “terror” en la radio
“Se les perseguirá como a fieras, hasta hacerlos desaparecer a todos”, decía Queipo en arengas radiofónicas en las que animaba al exterminio del rival ideológico. “Nuestros valientes legionarios y regulares han demostrado a los rojos cobardes lo que significa ser hombres de verdad. Y de paso también a sus mujeres”, exaltaba ante los micrófonos de Unión Radio Sevilla (emisora de la Cadena SER).
Continuaba Queipo de Llano, año 1936: “Esto está totalmente justificado porque estas comunistas y anarquistas predican el amor libre. Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres y no milicianos maricones. No se van a librar por mucho que berreen y pataleen”. Llevó así “el terror” a los pueblos “y la esperanza a la extrema derecha”, relata Francisco Espinosa. “Las intervenciones de Queipo en la radio constituyen un claro ejemplo de la sevicia con que siempre trató a sus adversarios”, concluye García Márquez.
“Los bandos de guerra que firmó decían lo mismo” por lo que no representaban “amenazas” sino “órdenes específicas cursadas a los comandantes militares de cada pueblo ocupado”. Hasta dejar el suroeste de España sembrado de fosas comunes. “Si en algo se distinguió fue en su vesania represora”, dice el autor del victimario provincial más completo de la represión franquista.
“Dadle café, mucho café” dijo Queipo sobre el poeta Federico García Lorca según el hispanista Ian Gibson (El asesinato de García Lorca). Café, palabra clave resuelta ante el pelotón de fusilamiento. El historiador británico Antony Beevor (The battle for Spain: the spanish civil war 1936-1939) alude el episodio y la frase como abreviatura de 'Camaradas: Arriba Falange Española'.
El hijo del militar, Gonzalo Queipo de Llano y Martí, negaba la implicación en el asesinato de Lorca. Y otras fuentes, caso del especialista en historia militar del siglo XX, Jorge Fernández-Coppel, revisionista de las memorias autógrafas del exgeneral. El periodista Nicolás Salas describe en Quién fue Gonzalo Queipo de Llano y Sierra a un “republicano” conservador y liberal que hizo una “labor social impresionante”, como la construcción de casas o la siembra de arroz en la marisma.
Una de sus nietas, Ana Quevedo Queipo de Llano, escribía una hagiografía familiar (Queipo de Llano: gloria e infortunio de un general) en la que reivindica “sus valores humanos más allá de las controversias históricas”. Es un benefactor que creó la Fundación ProInfancia homónima como “obsesión” por atender “a la infancia desvalida”, dicen sus descendientes actuales más directos.