Si ha habido un ámbito en el que la Junta de Andalucía se haya visto continuamente en el foco de la polémica en los últimos meses, ese es sin duda en el de la sanidad. Hasta la firma del pacto por la mejora de la atención primaria, los sindicatos y la Consejería de Salud han protagonizado desencuentros que han evidenciado que falta mucho camino por recorrer. Precisamente el Sindicato Médico Andaluz (SMA) ha sido una de las plataformas más beligerantes con el Gobierno andaluz (el miércoles se volvió a movilizar) y en estos días ha cambiado de presidente. Ahora, su futuro lo dirige Rafael Ojeda, que deja de ser el representante del SMA en Sevilla a serlo a nivel regional. Un hombre que asume que los problemas pasan por soluciones integrales. Hemos charlado con él.
¿Qué tal se siente con el nombramiento como presidente del SMA?
Estoy ilusionado, evidentemente. Es un honor ser el presidente del Sindicato Médico Andaluz y, sobre todo, con el apoyo que me han dado mis compañeros, tengo un sentido muy fuerte de la responsabilidad. No te voy a negar que estoy un poco abrumado por el reto que supone estar al frente de un sindicato de estas características y de esta importancia. Por tanto, me ilusiona pero por supuesto teniendo claro un sentimiento de responsabilidad por hacerlo bien.
¿Esperaba este nombramiento o ha sido una situación sobrevenida?
Ha sido una cuestión sobrevenida porque la dimisión de nuestro compañero Rafael Carrasco no estaba prevista y nos ha sorprendido con esta decisión. Hemos tenido que actuar rápidamente para sustituirlo, pero contamos con una estructura muy sólida, somos un equipo muy amplio y descentralizado en el que las provincias tienen su propia organización. Por eso, creo que vamos a poder hacer frente a este cambio sin ninguna dificultad. Vamos a mantener nuestra misma estrategia y nuestro mismo sistema de trabajo. Es decir, tenemos un gran equipo humano.
En los últimos meses se ha percibido una cierta desmovilización entre los médicos a la hora de secundar las huelgas del sindicato. ¿Ha perdido fuerza su lucha?
El sindicato médico tiene una fuerza enorme desde mi punto de vista, más grande ahora de la que nunca la había tenido. Tenemos una fuerza enorme y una presencia también muy trascendente ante los medios. Somos capaces de llegar a la opinión pública con mucha facilidad y tenemos seguimiento por parte de nuestros compañeros. Tenemos un respaldo más alto que nunca. Y eso lo vemos con unas cifra de afiliación que son las más altas de la historia. Es verdad que el Servicio Andaluz de Salud (SAS) argumenta que las convocatorias que han llevado a cabo en los últimos han tenido poco seguimiento y usa ese argumento para deslegitimar la reivindicación. A mí eso me parece un error monumental porque no es verdad que el seguimiento de las huelgas sea bajo, aunque haya que reconocer que no es el que a nosotros nos hubiera gustado, porque nos hubiera gustado un seguimiento más masivo. Tenemos que ser buenos lectores y reconocerlo, pero es verdad que no se ha producido un seguimiento tan escaso como pretende hacer ver el SAS.
Hay que tener en cuenta que estamos ante un colectivo muy castigado, muy desmotivado, muy desmovilizado y que se han implantado unos servicios mínimos altísimos. Cuando tú tienes un centro en el que apenas uno o dos facultativos pueden ir a la huelga y saben que sus compañeros son los que van a asumir el trabajo que le quede a ellos pues prácticamente lo que se hace es desactivar en la práctica el derecho a la huelga de los trabajadores.
Nosotros contamos con el apoyo incondicional de nuestros compañeros sin duda alguna y lo notamos eso constantemente cada día a través de nuestros delegados. Van a seguir respaldando nuestras reivindicaciones y nuestra lucha. Y ahora lo vamos a ver entre los compañeros que van a salir a las puertas de los centros a manifestarse por el aumento del FRP -un complemento salarial que compensa la formación, la responsabilidad y la penosidad-. El SAS se equivoca si piensa que no tenemos el respaldo de nuestros compañeros y se equivoca si piensa que nos vamos a desanimar o que no tenemos fuerza.
Ahondando en la situación con el SAS y teniendo en cuenta que es el único sindicato que no ha firmado el acuerdo para la mejora de la atención primaria, ¿están rotas las relaciones?
No, yo no diría rotas porque nosotros no vamos a perder nunca el deseo, la voluntad de dialogar y la disposición a hacerlo, pero es verdad que hasta ahora el SAS ha optado por una estrategia que tiene mucho que ver con lo que decía antes: sostener que la legitimidad de nuestras movilizaciones está debilitada por esa falta de todo lo que ellos entienden que es una falta de apoyo. Han decidido echar un pulso al colectivo médico y sus representantes naturales que somos nosotros. Entonces esto nos ha llevado a la situación que yo entiendo disparatada de hacer un acuerdo para la mejora de la atención primaria que deja fuera a los médicos. Esto no tiene ningún sentido. Y el SAS no ha tenido voluntad de dialogar y de llegar a un acuerdo porque se ha negado a afrontar además la principal reivindicación que nosotros tenemos en este momento y es que el complemento del FRP se equipare al de los médicos de hospital porque son médicos especialistas igual que ellos. En lugar de eso ha retirado esa propuesta del pacto.
Yo no digo que no sean también relevantes e importantes el resto de sindicatos de la mesa sectorial, pero tú no puedes hacer un acuerdo para la mejora de la atención primaria e ignorar al SMA en estas condiciones porque el colectivo médico es el colectivo que plantea ahora mismo más retos y más problemas. El SAS no tiene problemas con ningún otro colectivo de la sanidad pública. No hay problemas con el personal de gestión y servicios o problemas con el personal de enfermería. Sin embargo, el SAS sí está quedando sin médicos. Por primera vez en la historia los médicos están rechazando las ofertas de trabajo del SAS para irse a la privada. Están siendo incapaces de atraer a los que terminan la especialidad y se niega a reconocerlo. No tiene ningún sentido. Es un error estratégico de grandes proporciones desde luego.
¿En qué más se está viendo este retroceso en el colectivo?
Un dato muy sencillo de ver es que las ofertas de trabajo siguen siendo muy malas cuando tenemos una escasez de médicos tan llamativa, sobre todo en atención primaria, pero también en hospitales. Hay que tener en cuenta que hablamos mucho de la atención primaria, pero la situación en los hospitales no es mucho mejor. Las plantillas también escasean en los centros hospitalarios y también tenemos problemas de recursos económicos. Por ejemplo, ahora en hospitales están haciendo recortes en la actividad de tarde en las llamadas continuidades asistenciales que son un recurso que resulta fundamental para mantener el funcionamiento de la economía los hospitales.
Además, las ofertas que se hacen a los residentes están siendo en muchas ocasiones contratos de meses de duración. Esto no nos lo podemos permitir. Tenemos que ofrecer mejores condiciones laborales. Retributivamente el SAS no es competitivo y lo demuestra la sanidad privada. En ella hay problemas retributivos, pero fíjate cómo de poco competitiva es la oferta del SAS cuando en la privada están consiguiendo atraer talento. Pero es que no es ya que no seamos competitivos a ese nivel, sino que tampoco lo somos con otras comunidades autónomas. La conciliación de la vida personal y familiar es muy difícil. Los horarios y los turnos hacen más difícil conseguir distinguir la vida profesional y personal.
No puede ser que un médico no tenga la capacidad para auto organizar su agenda y para ver a sus pacientes con una cierta libertad de manera que aunque los ciudadanos sean vistos se pueda gestionar su vida profesional con una libertad que permita conciliar. Sin embargo en el SAS se encuentran con un horario rígido y unos turnos extenuantes. Estos son algunos de los ejemplos que hacen que la oferta laboral al médico sea muy poco atractiva. Como venimos de una época en la que teníamos que prácticamente aceptar cualquier cosa que se nos ofreciera, ese tic parece que ha quedado impreso en el modelo de gestión del personal que hace el SAS.
El Sindicato Médico tiene más fuerza que nunca
Y más allá de los médicos, ¿Cómo ve el panorama de la sanidad pública en Andalucía?
Andalucía sigue siendo una de las comunidades con el presupuesto sanitario más bajo por habitante en términos absolutos. Es verdad que en cifras relativas por ejemplo en la atención primaria no está mal el porcentaje de inversión, pero como la renta per cápita andaluza es más baja que las de otras comunidades españolas pues en términos absolutos hay menos recursos por habitante. Aquí lo primero que se detecta es una desigualdad muy grave entre comunidades. Es decir, hay comunidades ricas que pueden invertir mucho más dinero en sanidad que en comunidades pobres como es nuestro caso.
La sanidad pública está gestionada con un modelo que nació con la democracia prácticamente y es el ha tenido grandes éxitos. La sanidad pública andaluza ha mejorado de una manera espectacular en estas décadas, pero el modelo está siendo en este momento incapaz de resolver el problema de la escasez de médicos. La sanidad se va a enfrentar en los próximos cinco o diez años a una gravísima falta de estos profesionales y en un mundo como en el que vivimos, en el que la movilidad cada vez es mayor y es más fácil que los trabajadores se desplacen fuera de su país o fuera de su comunidad, muchos prefieren trabajar lejos de Andalucía.
Necesitamos un marco regulatorio que sea capaz de adaptarse a esta realidad. Y nuestro marco regulatorio actual no es capaz. Necesitamos un marco regulatorio propio para el personal médico que necesita sistemas de incentivos. Sistemas de regulación de sus trabajos diferentes del resto del personal y no se está afrontando ese problema ni siquiera a nivel nacional. Y el SAS en particular en lugar de crear un marco regulatorio propio, un estatuto propio para el personal médico, que aborde las peculiaridades y las necesidades específicas del personal médico, quiere solucionar los problemas del personal médico con un marco regulatorio que tiene cuatro décadas y que está obsoleto. Al menos en lo que se refiere a afrontar los problemas de la medicina.
Pedimos a nivel nacional un estatuto propio para el personal médico. Y no por elitismo, sino con objetividad y con realismo para no negar la realidad.
¿Cómo se ha llegado a este punto? ¿En qué momento empezó a deteriorarse la sanidad pública tanto?
El golpe más duro al sistema sanitario público fue el que se produjo con la crisis de 2008 con un recorte presupuestario que yo creo que que no ha habido otro mayor en España. El SAS pasó de estar en un promedio bastante aceptable en cuanto a presupuesto sanitario a colocarse en el último lugar y desde entonces ahí sigue junto con Madrid. Entonces, sufrimos un recorte salarial espectacular y aquello provocó recortes. Los interinos pasaron a ser eventuales que eran entonces un 40% de la plantilla. Pasaron a tener contratos del 75%. Aquello fue durísimo y desmotivó. Se desincentivó muchísimo al personal médico que desde entonces sigue arrastrando desánimo. Después, la pandemia le ha pegado otro golpe brutal a la atención primaria.
Necesitamos un nuevo marco regulatorio para evitar que los médicos se marchen
Juguemos a ser futurólogos. ¿Cómo ve la situación a corto y medio plazo?
Va a depender mucho de las decisiones que se tomen. A corto plazo, la situación es muy difícil, sobre todo en la atención en los ambulatorios. Se van a producir muchas jubilaciones y esto no hay forma de evitarlo. Hay en marcha programas de población activa que parece que no están funcionando, también porque parece que está habiendo problemas administrativos. Problemas burocráticos que desincentivan que los médicos se queden más allá de su edad de jubilación. Pero la única forma que tenemos a corto plazo es atajar esta falta de profesionales. Para eso hay una medida que es fundamental y es que no se les quiten las ganas de elegir la primaria porque es lo que está pasando. Por tanto equiparemos las condiciones laborales a las de los hospitales de manera que no se vacíen los centros de salud.
Y a largo plazo lo que necesitamos es replantear el modelo. Como ya he repetido, necesitamos que el médico tenga un estatuto propio que regule sus condiciones laborales específicas. Los problemas de la sanidad contemporánea a través del acceso al trabajo mediante los funcionarios funciona muy bien en otras categorías, pero creemos que está fracasando en el ámbito médico. En cualquier caso, el futuro va a depender de que el SAS afronte los problemas de fondo que tiene, pero si no se atajan iremos a peor. Eso seguro.