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El regreso de Chaves saca al PSOE andaluz de la gran desolación y abre un nuevo rumbo: “¡Recuperad la autoestima!”

El expresidente andaluz Manuel Chaves, seguido de Juan Espadas, líder del PSOE-A, y Manuel Pezzi, presidente del partido, el jueves en la sede regional en Sevilla.

Daniel Cela

Sevilla —

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Unas horas después de que Manuel Chaves reapareciera en la sede del PSOE-A, tras 14 años de ostracismo público, para llamar a las barricadas y promulgar “el principio del fin del ciclo de Gobierno del PP en Andalucía”, se reunió el comité director del partido, máximo órgano de dirección entre congresos, en un estado de éxtasis y euforia desconocido en los últimos 20 años.

No hubo un mensaje más claro en este cónclave que las caras de felicidad de los más de 200 asistentes y la atmósfera que envolvía al PSOE andaluz.

La rehabilitación política del que fuera presidente de la Junta durante 19 años, después de que el Tribunal Constitucional haya anulado total o parcialmente las condenas por prevaricación y malversación de la pieza política del caso ERE, ha sacado a los socialistas de la “gran desolación” que padecen desde hace dos décadas. “El objetivo es recuperar el orgullo de ser socialistas, la autoestima y la confianza”, anunció el secretario general, Juan Espadas, propulsado por el discurso autoreferencial de Chaves.

Las continuas referencias a Chaves y Griñán desataron aplausos, puestos en pie, en el salón del hotel de Sevilla, donde se dieron cita los socialistas. Todos venían de ver y escuchar la intervención del expresidente, dopados de energía, con visibles gestos de euforia. Chaves ha vuelto para pelear por las elecciones andaluzas de 2026, allí donde le coloque el partido, pero su vocación es ser más que un referente histórico.

El fallo del TC y el regreso del expresidente andaluz no sólo devuelve al PSOE andaluz su pasado, 22 años de gobernabilidad tapados, ocultos o silenciados bajo el largo procesamiento judicial de sus dirigentes. También incorpora a la contienda política diaria a uno de sus mayores activos, un exlíder que el jueves ejerció de líder. “Os pido que volváis a llamar presidentes a Chaves y a Griñán”, conminó Espadas a los suyos, acusando al PP de “intentar borrar 37 años de construcción de la autonomía andaluza”.

De la emoción a la pedagogía

La intervención de Espadas se alargó 45 minutos. El líder del PSOE andaluz no supo aprovechar el estado anímico de su público, el éxtasis que les había insuflado la comparecencia de Chaves por la mañana, que para muchos sólo hubiera requerido un breve empujón por la tarde. “Hoy sólo había que rematar”, advierte uno de los dirigentes presentes.

La redención política de Chaves y de Griñán tras las sentencias del Constitucional han armado al actual PSOE andaluz de un relato potente con el que no sólo se van a defender del PP de Juan Manuel Moreno. Van a atacar. Lo están haciendo ya, denunciando a los cuatro vientos una “cacería política”, “bulos”, “difamaciones”, “una confabulación” de políticos, jueces y medios de comunicación, “el lado más oscuro de la política”, ha resumido el expresidente. Es “un punto de inflexión” para el partido, después de 20 años jibarizados por el peso de la culpa y la vergüenza, y seis en la oposición.

Esto, sin embargo, no borra de un plumazo las dudas y el mar de fondo que regurgita en el actual PSOE de Juan Espadas, donde internamente se cuestiona el liderazgo, la estrategia, el tono y las formas. Este mismo jueves, a la entrada del comité director, algunas de las voces críticas aventuraban un mensaje triunfalista del secretario general, parapetado tras el potente discurso de Chaves, e iban preparados para poner matices, para cuestionar el relato. “No es suficiente”, decía un alcalde sevillano.

La sorpresa fue que Espadas no se recrease en la atmósfera de victoria moral que vivió ayer el PSOE andaluz tras escuchar al expresidente, con tanta vehemencia, proclamar el fin de la aparentemente infranqueable fortaleza de Moreno. El secretario general se perdió en tribulaciones generalistas, dedicó más tiempo a la política nacional que a la andaluza, se quejó de la baja participación en las elecciones, y arengando a los suyos a implicarse más para recuperar al votante socialista, llevando “explicación y pedagogía a todas las casas del pueblo” de Andalucía.

Hubo 27 peticiones de palabra en un comité director que no se reunía desde el pasado 26 de enero, con 237 asistentes de los 476 miembros convocados. Todos ensalzaron a Chaves, se felicitaron por el nuevo escenario judicial y se conminaron a “endurecer” el pulso contra Moreno. “No hay que dejar pasar una, ya está bien, hasta aquí hemos llegado”. No hubo zarandeos bruscos contra Espadas, pero sí avisos para cambiar el rumbo y apretar los dientes.

Muchos ‘casos ERE’

Las sentencias del Constitucional no borran el fraude de los ERE, el reparto de ayudas sociolaborales sin control desde la Consejería de Empleo, el uso arbitrario de un fondo presupuestario dotado con 690 millones de euros, de los que una parte acabó en manos indebidas -algunas personas ligadas al PSOE- y de la que algunos ex altos cargos dispusieron libremente para gastar en cocaína, copas y comilonas.

El tribunal de garantías no se ha metido en ese embrollo. El caso ERE son muchos ‘casos ERE’, más de 135 causas abiertas, una por cada empresa beneficiada con ayudas públicas bajo sospecha. Lo que en el último mes se ha desmontado, aceptando los recursos de amparo de diez exdirigentes socialistas -incluidos los expresidentes Chaves y José Antonio Griñán- es la llamada pieza política, la que sentó en el banquillo a la cúpula de los gobiernos del PSOE y terminó condenando a todos.

Es la tesis, fomentada desde el principio por la primera jueza de instrucción del caso, Mercedes Alaya, de que todo formaba parte de una trama diseñada desde “la cúspide de la pirámide”, usando la propia Ley de Presupuestos Autonómicos, que fue avalada por el Parlamento, y que incluía esa partida de la que salieron las ayudas fraudulentas -también las legales, de las que se beneficiaron y se benefician aún más de 6.400 prejubilados-.

El Constitucional ha desecho este relato, aplicando un severo correctivo a la Audiencia Provincial de Sevilla, que dictó una sentencia condenatoria en 2019, y al Tribunal Supremo, que la ratificó en julio de 2022, con tres votos a favor y dos en contra. Los fallos del tribunal de garantía, esta vez con siete a favor y cuatro en contra, tildan de “interpretación extravagante” la tesis de que una ley puede ser ilegal, afirman que “no existe el menor indicio” de que los expresidentes conocieran el fraude que se estaba cometiendo en la Consejería de Empleo, y concluyen que las condenas se basan en “un juicio de inferencia”, sin pruebas.

El TC ha ordenado a la Audiencia y al Supremo rehacer las sentencias contra los expresidentes y los exconsejeros. La condena a Chaves está anulada parcialmente, llegará un momento en el que los jueces vuelvan a dictar sentencia por su implicación en los ERE. Pero, hasta que eso ocurra, el Constitucional ha hecho desaparecer las sentencias que le condenaron. Hoy por hoy no existen. Y ese plazo lo va a usar el expresidente y todo el PSOE andaluz para defender su legado y atacar duramente a su adversario político con la vista puesta en las elecciones de 2026.

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